Un Destellito En Las Manos de Dios
Se trata de un equilibrista que quiso unir ambas torres, aproximadamente a treinta metros una de la otra, caminando sobre una cuerda ubicada en lo más alto. Antes de subir preguntó a la multitud expectante si lo creían capaz de hacer la hazaña, apoyado por una barra de equilibrio, a coro respondieron que sí creían. Efectivamente el equilibrista caminó sobre la cuerda de un edificio a otro. Al bajar, nuevamente preguntó a las personas reunidas si lo creían capaz de cruzar, pero esta vez sin la barra de equilibrio, y casi al unísono contestaron que creían que sí lo podía hacer. Como la vez anterior, cruzó de torre a torre sin mayores dificultades. Luego, pregunta a los que estaban disfrutando de su acto, si creían que podría cruzar pero esta vez empujando una carretilla, la multitud calló, el silencio los dominó a todos. El equilibrista dijo: ¿no hay nadie que crea en mí, que sí yo puedo cruzar de torre a torre empujando una carretilla?, la voz de un hombre se hizo oír diciendo: Yo creo, creo que lo puedes, tengo confianza en ti y ¡lo puedes hacer! Bueno, dijo el equilibrista, si en verdad crees, entonces te invito a subirte en la carretilla. Sonriendo, Destellito acudió a la Escritura para leer:
El Equilibrista
Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.
Pero Jesús, volviéndola y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. Mateo 9: 2,22.
Mientras el acto del equilibrista en las alturas era posible de hacer, la multitud afirmó creer, basados en una cuestión de cálculos o de probabilidades, pero el tercer acto no contó con la credulidad de los reunidos allí, no se atrevieron a afirmar que el equilibrista lo podía hacer, salvo uno, que fue desafiado a demostrar su fe subiéndose a la carretilla. La fe necesita acción para funcionar. Dos grandes milagros realizados por Jesús, fueron resultado de una fe activa; los hombres amigos del paralítico lo llevaron ante el Señor, porque activaron su fe, y la mujer fue sanada porque puso su fe en acción. Los primeros, transportando al enfermo con cama y todo, y la mujer logrando tocar el borde del manto de Jesús, superando ambos actores las dificultades para llegar a Él. La fe en acción hace actuar temerariamente a los que creen, obteniendo excelentes resultados, haga, el amigo lector, activar su fe.-
Autor: Oscar Olivares Dondero
Escrito para: www.destellodesugloria.org