QUIERO MISERICORDIA
Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.
Dios habla de muchas maneras: te puede hablar en un sermón el domingo, te puede hablar en la radio o en la televisión, te puede hablar cuando estás a solas con Él. El problema es que, a veces, no estamos dispuestos a escuchar porque solo queremos hablar. Cuando disponemos nuestro corazón para escuchar quizá escuchemos algo que no nos gusta pero que nos hará mejores y nos guiará a un futuro lleno de bienestar.
A muchos de nosotros nos gusta cuando nos dan promesas y las recibimos con gusto y amor; pero cuando nos hablan de una ordenanza o de la necesidad de cambiar algo pensamos “Es cierto tal persona debería cambiar” sin darnos cuenta que es Dios quien nos dice a nosotros mismos que debemos hacerlo.
Realmente ¿cuántos de nosotros hemos querido comprar con nuestros actos la gracia de Dios? Quiero decirle que no puede comparar la gracia de Dios, tan solo la puede aceptar. Nunca será lo suficientemente bueno como para ganarse lo que Jesús ganó por usted; simplemente abra sus manos y reciba lo que Dios tiene para usted, lleno de gratitud; y guarde con todas sus fuerzas lo que recibirá.
No tenemos control de nada, ni siquiera de nuestra propia vida. Cuando decidimos rendirnos ante Dios y reconocer nuestra fragilidad; ese día cosas grandes pasarán en nuestras vidas.
El orgullo no consiste en hablar con un tono elevado de voz o tener una actitud amenazante. A veces somos orgullosos porque no escuchamos a Dios, porque creemos tener la razón y el control de nosotros mismos sin saber que no es cierto.
Es muy probable que no tengamos estatuas en nuestra casa ni nos arrodillemos ante ellas, pero si nos arrodillamos ante nuestros deseos y nuestro ego ¿Qué estamos haciendo de diferente?
Dios no quiere más sacrificios sino misericordia. Hoy no matamos a un cordero, pero llenamos a Dios con cosas que no trascienden para sentirnos justos e intocables. Déjeme explicarle más claramente: Puede que ore tres veces al día, puede que ayune 40 días, puede que dé todo lo que tiene para los pobres, puede servir en la iglesia, puede hacer muchas cosas pero si no tiene amor eso no le sirve para nada.
Examínese a sí mismo, ¿Cómo son sus oraciones? ¿Constantemente se encuentra orando por usted mismo y por su beneficio? ¿Se ha preocupado por orar por el bienestar de otra persona? ¿Da usted ofrendas por culpabilidad y por el deseo orgulloso de satisfacer su propia justicia? ¿Mira por encima del hombro a otras personas pensando ser mejor que ellas? ¿Juzga con severidad la actitud de los que lo rodean y no ve nada malo en sí mismo? ¿Ignora la voz de Dios? ¿No quiere entregarle a Dios el control de su vida porque tiene miedo de perderla o porque está tan acostumbrado a tener todo bajo su propio control que le cuesta trabajo entregarle el control a Dios? ¿No es capaz de confiar en Dios? ¿Tiene dificultades para creer en Él y en que es capaz de obrar en usted y a través de usted?
Yo y muchos de nosotros hemos fallado en esto. Somos orgullosos porque no ponemos atención a lo que Dios dice. Déjeme darle Palabra de Dios y espero que entre en su corazón como ha entrado en el mío:
“Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.” Oseas 6:6
No seamos más testarudos dando a Dios las sobras de nuestra vida y de nuestro esfuerzo. Seguro que él merece más que esto.
Le hemos dado sacrificios y holocaustos que no tienen valor para él, nos hemos preocupado por los detalles de la Ley y no por lo que importa: LA MISERICORDIA Y EL CONOCIMIENTO DE DIOS.
Deja ya de darle a Dios tan poco, Dios se merece lo mejor y vamos a darle lo mejor.
¿Qué pide Dios de ti?:
- 1. MISERICORDIA: Ora por otras personas, preocúpate por sus necesidades como si fueran las tuyas, si vas a dar ofrendas dalas con amor, si vas a dar dinero, alimento o vestido para alguien hazlo por amor a Dios y a la persona a la que se lo vas a dar; no para que te vean ni para satisfacer tu ego. Hazte a ti mismo a un lado, pierde tu vida, deja todo lo que te hace sentir orgulloso y lo que te ata a una vida pasada (sea cual sea) y vive la vida que Dios tiene para ti; a la cual solo podrás acceder si te niegas a ti mismo y amas a Dios con todo y a tu prójimo como a ti mismo.
- 2. CONOCIMIENTO DE DIOS: Dios ya no quiere religiosidad, Él está hastiado de recibir ofrendas mediocres y manchadas de idolatría. Él quiere que lo conozcamos, que dediquemos tiempo a buscarlo, que cuando oremos sea para buscarlo a Él y no para que nos vean orando o para sentir que somos muy justos. Él quiere que busquemos su gloria y no la nuestra, que lo amemos de todo corazón, que busquemos su rostro, que estudiemos con fervor su Palabra, que lo demos a conocer a otros. Conocer a Dios es la vida eterna y él quiere que esta vida sea derramada por todo el mundo, porque conocer a Dios es abrir las puertas para la vida nueva, para la vida en abundancia, para la vida eterna.
Autor: Juan Felipe Caro Valencia
Escrito para www.destellodesugloria.org