¿QUIÉN PODRÁ?
“33Si somos los escogidos de Dios ¿Quién se atreverá a acusarnos? Dios mismo es quién nos ha declarado justos.34¿Quién nos condenará? Cristo fue el que murió y volvió a la vida, el que está en el lugar de honor junto a Dios, intercediendo por nosotros.35¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?¿el sufrimiento, la angustia, la persecución, el hambre, la pobreza, el peligro, las amenazas de muerte? NBD
En la Santa palabra, encontramos que somos llamados los elegidos por Dios, los apartados por Él para que estemos a su servicio. Por medio de la sangre de Cristo que fue el pago que hizo por nuestros pecados, Dios en su infinito amor y misericordia, nos declaró inocentes y hemos sido justificados, es decir, libres de toda culpa del pasado y nos da nueva vida. Meditando en este pasaje y tomando la promesa de Dios como mía, puedo estar seguro que no hay poder humano ni sobrehumano que pueda acusarme de mi pasado. Las preguntas aquí serían ¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿De qué? Me puede acusar Satanás, si yo ya fui absuelto por el Juez supremo a través de su hijo amado.
En el pasado vivíamos conforme a la voluntad propia, es decir en la carne, y hacíamos o aceptábamos todo lo que el mundo nos ofrecía alimentando nuestro ego, vanidad, altivez, soberbia; nos deleitábamos en los placeres mundanos (entiéndase vicios). Todos estos actos nos mantenían alejados de Dios, pero al conocer el evangelio y recibir a Cristo en nuestro corazón fuimos librados del pasado, recibimos el perdón y la bendición de Dios. Se terminó la hostilidad entre Dios y nosotros, ya que la justificación trae la paz con Dios.
Mi amado (a) nadie puede señalarte de todos los errores o pecados que hayas cometido en el pasado, entiéndelo muy bien, absolutamente nadie ya que estos te han sido perdonados, y que el perdón no vino de hombre, sino que te ha sido otorgado por Dios a través de su hijo amado Jesucristo el Rey, ya que el precio que pago por ellos fue muy alto. Las Escrituras dicen que abogado ante Dios Padre tenemos, y tú debes creerlo, ya que en ello estriba la Fe y puedes estar seguro de que nada habrá de pasarte, ya que el justo por la Fe vivirá (Ro 1.17).
Habrá mucha gente que no creerá que eres otra persona que las manchas del pasado en tu ropa (alma) ya ha sido lavada con la sangre de Cristo, te llamarán loco (a), te despreciarán, inclusive tu propia familia se apartará de ti, te llamarán fanático, llorón, mata moscos, cobarde, borrego, etc. ¡¡ALELUYA, GLORIA A DIOS!! Por eso, bendito sea el Señor porque ese será tu termómetro que te indicará que tú ya no perteneces a este mundo, que ya eres una criatura CELESTIAL, que todo lo que haces va encaminado a agradar el corazón de Dios, que lo que pretendes es que en los labios de Jesús se esboce una sonrisa de satisfacción y que Él exprese las mismas palabras que el Padre Eterno manifestó en el libro de Juan cuando nuestro amado fue bautizado “Este es mi hijo amado, en el cual me regocijo” Precioso verdad que tu Dios tenga ese concepto de ti. Esa es la Gracia de Jesús derramada sobre ti, ese es el amor que Él tiene por ti; Él no ve lo que hiciste, ni te recrimina, no te pide explicaciones, para Él no cuenta tu pasado, solo tu presente; la mirada de Él no es de acusación, no, es de bondad, es de amor.
Ahora bien, levanta tu mirada y mira la cruz, mira detenidamente el travesaño porque simboliza los brazos del Señor que están extendidos para recibirte cálidamente, porque quiere estrecharte con amor, quiere que te refugies en ellos y te olvides de todo y de todos, que únicamente te abandones y disfrutes de la paz que solamente Él te puede dar, esa paz que alegra el corazón, que hace que derramemos nuestras lágrimas de gratitud por el sacrificio en el calvario, que te da confianza, que te anima a no dar marcha atrás, que indica que nada te puede apartar de ese amor puro, santo e incondicional que solo Jesús nos puede dar.
En este día y siempre repite lo que dice el verso 31 “¿Qué más se puede decir? Si Dios está de parte nuestra, ¿Quién podrá estar contra nosotros?. Nadie, y sabes ¿Por qué? Porque tú y Dios son mayoría, porque el que pelea tus batallas es Dios y Él no está solo, tiene legiones de ángeles bajo su mando. Así que ahora ya lo sabes, levántate y da la mejor de tus batallas ya que tú eres hijo de vencedor, por lo tanto, eres Más que vencedor. Por último, recuerda que no vas por victoria, sino que caminas en Victoria, amén.
Que el Espíritu de Dios te guíe y te acompañe siempre, ese es mi deseo. Bendiciones.
Autor: Victor Culebro
Escrito para www.destellodesugloria.org