Temas y Devocionales Cristianos

Discipulos: ¿Independientes o Dependientes?

DISCIPULOS: ¿INDEPENDIENTES O DEPENDIENTES?

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mi, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer”.

Juan 15:5

Este mandamiento de unidad con nuestro Salvador a simple vista parece sencillo, pero no es así; desde que nacemos y comenzamos a crecer, la sociedad, nuestros padres y la cultura nos adiestran a ser independientes, a valernos por nosotros mismos, a que nuestra opinión cuenta, a que tenemos derechos que tenemos que hacer respetar; nos dicen que somos capaces, que podemos lograr, con persistencia todo lo que nos propongamos, nos esforzamos por nuestros sueños, por conseguir lo que queramos (muchas veces sin importar los medios) aunque el fin justifique los medios. (Una máxima de Maquiavelo). Esto es lo aprendemos del mundo y de pronto nos encontramos frente a una verdad que contradice todo lo que habíamos aprendido hasta ahora y como si volviéramos a nacer (como efectivamente sucede) tenemos que aprender un nuevo orden de sistemas y leyes, que pertenece ya no al mundo sino a lo espiritual y lo espiritual es siempre superior a lo mundano, carnal y material.

Esto significa que las leyes, mandamientos y estatutos de Dios están por encima y son superiores a las leyes y mandamientos humanos y del mundo, aunque esto no significa que no debemos respetar las leyes y autoridades humanas, pues éstas por Dios han sido establecidas y al menos en un principio, estaban sujetas a la Ley de Dios y a Su autoridad, cuando las constituciones del mundo no se habían independizado del gobierno de Dios y no dependían del pueblo.

Por eso, para un hijo(a) de Dios, es un deber dejar de ser independientes de Dios, autosuficientes y orgullosos y sujetarnos a Dios, es decir volvernos hijos absolutamente dependientes; este es un principio fundamental en la vida de un creyente, si queremos crecer y conocer a Dios, tener una relación directa con El, permitirle que trate con nosotros y nosotros tratar también con él y de esta manera tener un conocimiento directo de Dios; un testimonio de nuestra vida y del poder de Dios; porque una cosa es tener conocimiento de Dios a través de La Biblia y otra cosa es conocer a Dios en persona, tener una relación con El, estar conectados en Espíritu y en verdad, hablar con él a diario, conocer su amistad, su amor, su protección, recibir de él, todo lo que tenemos, por el trato diario que tenemos a con él; realmente porque solamente quien conoce a Dios, puede hablar de Él, trabajar en su obra, testificar y dar fruto; porque solo los hijos dependientes de Dios, conocen y hacen Su voluntad, están sujetos y no separados, como lo expresó Jesús.(Juan 15:5)

Tenemos que depender de Cristo para todos los asuntos en nuestra vida: para comprar, para vender, para bendecir, para trabajar, para estudiar, para viajar, para vivir, para dormir, para despertar, para orar, para pedir, para dar gracias, para todo, hasta para respirar. Si El nos faltara, nos faltaría la vida.

Y para ello, es necesario que veamos algunas características de un hijo(a) obediente:

1º. ESCUCHA. Un hijo(a) obediente, sabe escuchar la voz de su padre; pero como reconocer la voz del padre, si no lo conoce? Si no trata con El a diario? Si no tiene una relación de tu-a-tu con Él? Dios ha hablado y habla de muchas maneras y quiere que cuando El hable, nosotros escuchemos, que prestemos atención, que entendamos lo que dice, que no endurezcamos nuestro corazón, que dediquemos un tiempo diario especial para hablar con El. Yo puedo darte testimonio de que Dios me ha hablado muchísimas veces: a través de la Biblia, del Pastor, de La Biblia, de mi conciencia y del Espíritu Santo; pero no siempre fui obediente, yo diría que hasta ahora estoy aprendiendo a no escucharme a mí misma, sino a reconocer la voz de Dios, cuando me habla.

2º. CONOCE A DIOS. Hay dos maneras interdependientes de conocer a Dios: Una a través de la Biblia y otra a través del trato y la conexión diaria y personal con El; a través de la oración, la meditación y el trato que tenemos con Dios y Dios con nosotros (corrección, pecado, contristamiento del espíritu, demora en contestar nuestras oraciones y concedernos lo que le pedimos, reprimendas y castigos, perdón y arrepentimiento). En realidad la relación con Dios es personal e individual, cada uno sabe, si pone atención, cuando Dios está tratando con él.

3º. OBEDECE. De que nos serviría decir Sí Señor, si no lo cumplimos? La más alta de las recompensas que podemos recibir es la recompensa a nuestra obediencia, obedecer lo que dice la Palabra, obedecer lo que Dios te dice que hagas o que no hagas, obediencia a tus padres y autoridades. Obediencia es seguir los pasos de Jesús, es obedecer a la Voluntad de Dios, como Él, la obedeció. ¿Y como conoceremos la voluntad de Dios y la obedeceremos si no lo conocemos y no tenemos una relación con El?

Ser cristiano significa ser parte del cuerpo de Cristo, estar en El y El en nosotros, seguir sus pasos, imitarlo, amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo; dar un buen testimonio de vida, no simplemente conocer lo que dice La Biblia, pues el diablo también la conoce; ser cristiano significa ser humilde de corazón, valorar nuestras riquezas espirituales por encima de las riquezas materiales; ser cristiano significa estar agradecidos cada uno de los días de nuestra vida, porque Dios tuvo misericordia de nosotros y envió a Cristo a salvarnos y a redimirnos. Ser cristiano, significa ser, actuar y parecer Hijos de Dios. Muchas veces no basta con ser buenos, sino que también hay que parecer serlo.

Los apóstoles y primeros cristianos, conocieron en carne y hueso a Jesús y fueron testigos de Su victoria sobre la muerte y Su resurrección y por tal razón, para ellos, a pesar de las difíciles circunstancias de persecución a que estaban sometidos, era fácil hablar de Jesús, proclamar las buenas nuevas y anunciar el evangelio y el advenimiento del reino de los cielos; nosotros al igual que ellos, si conocemos a Jesús y Su presencia en nosotros, a través de Su Espíritu, si tenemos un trato y una relación autentica con Cristo, también vamos a poder hablar con denuedo la palabra y entonces ya tendremos un motivo para sentirnos orgullosos y gloriarnos:

EN CRISTO, QUE VIVE EN MI, EN TI Y EN TODO AQUEL QUE ES NACIDO DE NUEVO DEL AGUA Y DEL ESPIRITU.

“Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía”.

Hechos 11:26

Autora: Hefzi-ba Palomino

Escrito para www.devocionaldiario.com