Corazones duros y mentes cauterizadas
Es increíble lo fácil que se nos hace caer en los errores de los que ya fuimos más de una vez prevenidos, o cometer errores en las áreas en las que ya fuimos instruidos. Pero somos así, vulnerables, fáciles para cometer errores, duros de corazón muchas veces, con cierta altivez que nos hace pensar que lo sabemos todo y que no hay nada que no este bajo nuestro control.
Pero, ¿Qué pasa cuando cometes uno de esos errores de los que no hay vuelva atrás?, de esos errores en los que se te dijo una y otra vez que no fuéramos a cometer y sin embargo fuiste y caíste.
Lastimosamente tenemos que reconocer que muchas veces nuestro corazón se convierte en un corazón de piedra y sumado a que nuestra mente muchas veces se cauteriza frente al pecado, podemos llegar a la conclusión que estamos más cerca fracasar que de obtener victoria alguna.
¿Cuándo nuestro corazón se convierte en piedra?, cuando deja de latir para agradar a Dios y comienza a pensar solo en beneficios propios y en satisfacción propia.
¿Cuándo nuestra mente se cauteriza?, cuando el pecado que cometemos ya no causa en nosotros el mínimo sentimiento de culpa sino que lo vemos como algo normal, cuando en realidad no lo es. («El Espíritu Santo ha dicho claramente que, en los últimos tiempos, algunas personas dejarán de confiar en Dios. Serán engañadas por espíritus mentirosos y obedecerán enseñanzas de demonios. Le harán caso a gente hipócrita y mentirosa, incapaz de sentir vergüenza de nada.» 1 Timoteo 4:1-2 (Traducción en lenguaje actual))
La reflexión de este día es: ¿Cómo esta nuestro corazón?, ¿Cómo esta nuestra mente?, ¿Realmente nuestro corazón late para Dios?, ¿Realmente nuestra mente piensa solo en agradar a Dios?
¡Ay de aquellos! Que dejaron que su corazón dejara de latir para Dios, ¡Ay de aquellos! Que permitieron que su mente dejara de sentir vergüenza por pecar, ¡Ay de aquellos! Que aun reconociendo que su corazón se ha convertido en piedra y su mente se ha cauterizado no quieren hacer nada para volver a las sendas antiguas.
La única forma de revertir un corazón de piedra es a través de la humildad, esa humildad que me lleva a reconocer que no estoy bien y que me debo a Dios. La única forma de revertir una mente cauterizada es a través de la sinceridad, esa sinceridad que me lleva a reconocer que nunca debo acomodarme a una vida de pecado constante.
Hoy es un buen día para tomar como propia la Palabra que Dios declara en el siguiente pasaje bíblico:
“Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.”
Ezequiel 11:19-20 (Reina-Valera 1960)
¡Es tiempo de ser humildes y sinceros para volvernos a Dios!
“Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente.”
Salmos 51:17 (Traducción en lenguaje actual)
Autor: Enrique Monterroza
Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org
Autorizado para publicarse simultáneamente en: www.devocionaldiario.com – www.enriquemonterroza.com y https://reflexionesydevocionales.blogspot.com