Tema: «Ayudando al que lo necesite»
Texto: Hechos 2: 44-47
“Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común
Muchos se olvidan que la vida cristiana no solo es teoría. Personalmente no creo en un evangelio en donde nos llenemos la cabeza de mucho conocimiento, pero que no pongamos en práctica nada de lo que hemos aprendido.
El verdadero evangelio no es solo dar una palabra de bendición a una persona en momento determinado, sino que es también ir y accionar, en pocas palabras, poner en práctica el amor a nuestro prójimo del que tanto presumimos.
¿Alguna vez te has dado cuenta de cuantas personas tienen grandes necesidades en tu congregación?, si, no nos vayamos tan lejos, quizá algunos cuando piensan en ayudar a las personas solo piensan en el África o en la India, pero ¿No te has dado cuenta que también puedes ayudar a la persona que tienes a tu lado?
Personalmente siempre he soñado con una Iglesia como la Iglesia primitiva, en donde dice la Palabra “Tenían en común todas las cosas” y en donde también “Tenían favor con todo el pueblo” y no solo eso, sino que también “perseveraban unánimes cada día”. ¡Ah! Que Iglesia esa, ese es el verdadero evangelio, ese es el verdadero cristianismo.
Lastimosamente hoy en día, mientras muchos disfrutan de todas las comodidades existentes en sus hogares, no se percatan que el hermanito o la hermanita de al lado esta pasando situaciones difíciles y nos limitamos a decirle nada mas: “Estaré orando por ti”.
Sinceramente te digo, que cuando yo escucho a una ovejita contarle los problemas a un pastor y este solo le dice: “voy a orar por usted”, me da un sentimiento que no te puedo explicar, no se si es de enojo o de celo por el verdadero evangelio.
Las personas no solo necesitan que le digas: “voy a orar por usted”, las personas también necesitan además de tus oraciones una ayuda y no se necesita ser millonario para hacerlo, con los recursos limitados que tienes lo puedes hacer, lo único que realmente se necesita ES UN CORAZÓN DADIVOSO y que VELE POR LAS NECESIDADES DE SU MISMO CUERPO.
Ó ¿Acaso no somos un mismo cuerpo?, claro que lo somos, pero mientras las manos están bien alimentadas, nuestros pies se mueren de hambre o son objeto del oprobio del mundo, mientras nosotros nos quedamos viendo sin hacer absolutamente nada como nuestro mismo cuerpo esta sufriendo y cada vez mas se va alejando de la FE.
Amados hermanos, es hora que entendamos que Cristo nos llamo a unidad, y esa unidad no solo tiene que ver con estar bajo cuatro paredes, se trata de que AYUDARNOS MUTUAMENTE, pero mientras el enemigo nos sigue destruyendo poniendo barreras, enemistades y toda clase de sentimiento que aleja al cuerpo de Cristo, nosotros nos quedamos sentados en nuestras casas gozando de las bendiciones que Dios nos ha dado “solo para nosotros”. ¡Ay! Cuanta sensibilidad se necesita para entender que si Dios nos bendice es porque quiere que bendigamos a otros.
A veces le digo al Señor que quisiera tener muchos bienes y toda clase de recursos para ayudar a las personas que lo necesitan. Es que realmente mi corazón no soporta ver el sufrimiento de otros, Dios sabe muy bien que me duele saber que alguien este pasando por situaciones difíciles, cuando muchos de nosotros estamos desperdiciando las bendiciones que Dios nos da o nos las guardamos para nosotros mismos nada más y nos olvidamos de nuestro prójimo.
¿Cuánto mas seguirás haciéndote el disimulado?, ¿Cuánto tiempo mas creerás que mientras tu estés bien, los demás están en segundo plano?, ¿Qué evangelio es el que profesas?
Amados hermanos, es hora de LEVANTARNOS como una Iglesia VIVA, que este a la atenta a las necesidades de su pueblo y que no solo las supla “orando”, sino que también ACCIONANDO. Si a tu alcance esta ayudar a alguien material o económicamente HAZLO, no te pongas a pensar de cuanto perderás, solo imagínate LO FELIZ QUE ESTARÁ DIOS DE VER TU CORAZÓN DADIVOSO y por ende te premiara te lo aseguro.
El Salmista David en Salmos 37: 25 decía: “Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan”, ¿Quieres ser tu uno de esos justos?, Entonces comienza a ACCIONAR, ¿Qué estas esperando?, recuerda que lo que siembras, cosecharas, es la regla DIVINA.
AYUDEMOSNOS UNOS A OTROS EN TODO LO QUE PODAMOS, EXTIENDE TU MANO Y NO MIRES A QUIEN, SOLO HAZ EL BIEN, PORQUE LA MISERICORDIA Y EL FAVOR DE DIOS CAERAN SOBRE TI.
Autor: Enrique Monterroza
Escrito para www.devocionaldiario.com