Zona de confort
Tengo contacto constante con jóvenes y adolescentes, a quienes se les “acusa” de ser excesivamente soñadores, que no miden el peligro y que creen que pueden cambiar el mundo. Precisamente eso que al resto le carga ¡es lo que a mí más me gusta! Creo que pese a haber abandonado la adolescencia hace varios años atrás, comparto mucho de los ideales que profesan y me alegra que sea así. Mientras tengamos sueños e ideales seguiremos estando vivos.
La “zona de confort” es precisamente lo opuesto a esta idea, es no tener ideales, no tener ganas de seguir avanzando, es sentarse a disfrutar lo que tenemos o hemos alcanzado sin ninguna emoción, sin pasión ni expectativa. Esa es una manera prematura de morir.
Desde mi perspectiva, esta “zona de confort” se asemeja más a un término clínico conocido como “anhedonia”. La anhedonia es la incapacidad de una persona para experimentar placer, perdiendo de esta manera interés por todo y siendo incapaz de ser feliz o de sentir satisfacción al realizar cualquier tipo de actividad. Constituye uno de los síntomas o indicadores más claros de depresión, entre otros cuadros psicopatológicos. Si nos descuidamos, todos podríamos, potencialmente, estar allí, acomodándonos y justificándonos permanentemente.
Si hay algo que me parece más peligroso que este estado de falso bienestar, es la serie de excusas y justificaciones que podemos desplegar para no aventurarnos a nuevos desafíos o por no atrevernos a hacer ciertas cosas. La comodidad en algún momento nos debe incomodar y de esa forma alentarnos a avanzar hacia nuevos rumbos y producir cambios internos, verdaderas revoluciones internas.
Es cierto que lo que esta posición de comodidad ofrece es certero y sobretodo seguro, pero también es cierto que la vida no es sólo eso, también es desafíos, incertidumbre, necesidad de cambios, flexibilidad y una lista aún más extensa de características o habilidades que orientan nuestras prácticas y sazonan la rutina.
Tal parece ser que los adolescentes y jóvenes no están tan equivocados y la vida es más que pura seguridad, necesitamos retos nuevos que precisamente requieran del desarrollo de competencias distintas y que generen un cambio en nosotros, un “movimiento interno” que definitivamente no nos deja iguales.
La próxima vez que te estés acomodando, que pienses que ya lo lograste todo…examina si éstas no son justificaciones para no hacer, para no crecer, para no arriesgarse y para no vivir. De ser así, tienes la oportunidad de reemplazarlas por un:
Quiero HACER
Quiero CRECER
Quiero ARRIESGARME
Y quiero VIVIR
Autora: Poly Toro
Escrito para www.destellodesugloria.org