Un Destellito En Las Manos De Dios
La pareja de creyentes, estaba como misioneros en un sector lejano de Australia, y no desaprovechaban la oportunidad de dar testimonio del Señor Jesús donde estuvieran. Ya en aquel pequeño pueblo, superando sus temores, y estando en la plaza, optaron por cantar a viva voz, y ambos lo hacían muy bien, “tal como soy, sin más que decir, que a otro yo no puedo ir; y tú me invitas a venir. Bendito Cristo, vengo a ti”, decía una estrofa. Poco a poco, algunas personas se acercaron, interesadas en ver a las personas que cantaban, también algunas ventanas se abrieron. Sin embargo, un poco más lejos, un muchacho lloraba amargamente, había dejado su hogar para, mediante la búsqueda de oro, hacer que su vida cambiara, se había cansado de la pobreza.
Le había ido muy mal y desesperado quiso acabar con su vida, para eso, llevaba un arma de fuego debajo de sus ropas, hasta que escuchó el himno que Samuel y Sandra, cantaban en la plaza, “tal como soy, sin más que decir, que a otro yo no puedo ir…”, apartó su atención de lo que iba a hacer, y sus pasos lo condujeron hasta acercarse a la pareja de misioneros, y así fue como la canción de un matrimonio cristiano que amaba al Señor y a los hombres, evitó una tragedia y salvó a un joven necesitado, el retraso del tren no había sido casual, había un alma que salvar, dijo Destellito.
Un Tren Retrasado
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Hechos 20: 24.
Samuel y Sandra, habían dispuesto entregar sus vidas al Señor Jesús, para ponerlas al servicio del Evangelio de la Gracia. Obedecían al llamado de Dios. Personas, como el joven que había determinado suicidarse, las hay por millares en el mundo, esperando que alguien se les acerque y les dé testimonio de Jesús, sin embargo, al tiempo que usted lee éste artículo, muchos ya habrán acabado con sus vidas. El apóstol tenía claro cuál era su principal misión como hijo de Dios, “…dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”.
A todos los hijos y las hijas de Dios Creador, les ha sido dado el ministerio de la reconciliación, que no es otra cosa que predicar o testimoniar lo que Cristo Jesús hizo por toda la humanidad. Un día, que seguramente no ha olvidado, apareció el Señor a su vida, perdonándolo, y liberándolo de las cadenas que lo ataban y que lo hacían un esclavo del pecado. Entonces, es momento que usted devuelva la mano, y ofrézcase como instrumento para ir en rescate de aquellos que lo necesitan, sin duda, más de alguien se lo agradecerá, expresó finalmente Destellito.-
Autor: Oscar Olivares Dondero
Escrito para: www.destellodesugloria.org