Fe que no se acaba
“Pero, aunque no lo podamos ver, confiamos en él.”
2 Corintios 5:7 (Traducción en lenguaje actual)
La fe es el motor que nos impulsa en la vida, un hombre sin fe, es un hombre sin una vida perdurable. No se puede vivir sin fe, puesto que hay una necesidad espiritual profunda en nuestro, pues fuimos creados de esa manera.
Pero con el caminar de la vida pareciera que muchas veces estamos a punto de perder la fe. Y es que los sucesos que enfrentamos muchas veces nos hacen dudar sobre, ¿Dónde está Dios?, y es que la mayoría de nosotros quisiéramos que cada vez que un problema se presente, Dios instantáneamente lo resuelva y al no ser así llegamos a perder poco a poco la fe.
Y no es que Dios no pueda resolver los problemas que se nos presentan, sino que nos enseña a través de ellos la forma correcta de tener fe, de confiar, de creer, de salir adelante de cualquier situación. Si Dios instantáneamente resolviera cada problema que se nos presenta, ¿Qué clase de hijos fuéramos?, ¿Qué clase de fe tendríamos?
Un padre que le da a su hijo todo lo que su hijo le pide sin importar el valor o para que lo necesita es un mal padre, porque buen padre no es aquel que le da todo lo que su hijo le pide, un buen padre es aquel que enseña a su hijo el valor de lo que pide y las consecuencias que eso traerá. Un buen padre aprende a decir no a su hijo a pesar que puede darle lo que pide, un buen padre es aquel que le enseña a su hijo a ganarse lo que pide y no solo a recibir lo que no merece. La fe es similar en el sentido que es necesario que pasemos por situaciones difíciles para que nuestra fe se fortalezca.
Nuestra fe no tiene que estar fundamentada solo en si Dios responde o no, pues aun cuando no lo hiciera deberíamos seguir teniendo una fe fuerte en Dios. Y es que a veces Dios simplemente no responde a lo que pedimos y no porque no pueda o no quiera, sino porque de esa forma nos educa a confiar en Él a pesar de no recibir lo que pedimos.
¿Cómo fuera nuestra fe si solo confiáramos en Dios porque nos da lo que pedimos?, sería una fe interesada en lo que Dios puede hacer o nos puede dar, pero ¿Qué tal si Dios no nos da lo que pedimos?, ¿Dejaríamos de confiar en Él?, ¿Dejaríamos de creer en Él?, la fe que realmente importa y la cual a Dios le agrada es aquella que cree a pesar de no ver, que confía a pesar de no recibir, que no duda a pesar de ver todo en contra, esa fe que nos lleva a seguirlo alabando y adorando a pesar de no ver las respuestas que quisiéramos ver, esa es fe, esa fe tiene más mérito porque cree sin ver.
Hoy te invito a tener fe en Dios a pesar de cualquier panorama que puedas estar enfrentando, aun cuando todo este en tu contra y pareciera que Dios calla, sigue creyendo, que tu fe siga intacta viendo al invisible (Hebreos 11:27).
Que tu fe no se acabe nunca, que tu fe se mantenga intacta a pesar de cualquier circunstancia, porque mientras tu fe se mantenga firme siempre habrá esperanza y mientras halla esperanza todo puede pasar, pues Dios no ha dicho la última palabra.
¡Vamos! Que tu fe no se acabe, que lejos de apagarse poco a poco pueda estar encendida cada vez más y mejor, porque cuando confías en Dios tienes asegurado un final maravilloso, porque la confianza en Dios es el seguro que todos necesitamos para que al final todo nos ayude para bien.
¡Que tu fe no se acabe!
“… bienaventurados los que no vieron, y creyeron”
Juan 20:29b (Reina-Valera 1960)
Autor: Enrique Monterroza
Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org
Autorizado para publicarse simultáneamente en: www.devocionaldiario.com – www.enriquemonterroza.com y https://reflexionesydevocionales.blogspot.com