LAS 3 REGLAS DE LA ORACIÓN
Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.
Aprender a comunicarnos con Dios es fundamental para nuestra vida cristiana. Hemos aprendido a conocer que creemos en un Dios Vivo, que sabe escucharnos y respondernos; sin embargo es muy difícil para muchos aprender a comunicarse efectivamente con Él.
No quiero presentarles una enseñanza de teorías raras de autoconocimiento o de meditación profunda; simplemente quiero, a la luz de la Palabra, enseñarles tres elementos que se deben tener en cuenta al momento de presentarnos ante Dios. Esto me ha ayudado mucho en mi comunicación diaria con Dios y oro para que a usted también le sea de ayuda:
1. LA FE (Hebreos 11:6)
Si usted no ora con fe no piense que recibirá cosa alguna de Dios. El que se acerca a Dios debe creer en su existencia, de lo contario ¿Para qué orar? Y, además, debe creer que Dios es fiel para responder a su oración.
Muchas personas oran porque es una responsabilidad moral consigo mismos, porque sienten que es un deber cristiano pero no disfrutan la oración y no han aprendido a conocer el amor de Dios. Algunos otros oran con un profundo sentimiento de culpa que les hace sentir indignos de estar en la presencia de Dios. Otros simplemente hablan consigo mismos y no con Dios, ignorando su Poder y su Gloria.
Si quieres tener una comunión íntima con Dios debes creer que Él es REAL y que es fiel para responder tu oración. Si no es así, estarás perdiendo tu tiempo.
2. LA HUMILDAD
Note que en la primera parte de la escritura de Mateo, Jesús habla acerca de las personas que les gusta orar en voz alta para que los demás los escuchen y digan “Tan lindo que ora”, “Esa persona es muy santa”, “Esa persona está ungida por Dios” o cualquier clase de halagos, pero no lo hacen para honrar a Dios (Eso también se ve hoy en día).
Para Dios es más grato que una persona entre en su aposento y ore a Él en secreto que una persona que le gusta orar en voz alta solo para que los demás lo alaguen.
Dios demanda ser el eje central de nuestra oración, demanda que seamos humildes y que le oremos a Él y no a nosotros mismos. Humillarnos ante Dios es reconocer su soberanía y superioridad y saber que nos presentamos ante Él que es el creador del Universo. Dios quiere que dejemos de lado nuestro ego y nuestras oraciones vacías y que lo pongamos en el primer lugar de nuestras vidas; que nos presentemos ante Él con humildad y confianza, sabiendo que Él es Dios y que nosotros somos sus hijos.
Dios no desecha a un corazón humilde que sabe reconocer su necesidad de Él.
3. LA SINCERIDAD
Si hay algo que vemos en los salmos de David es la sinceridad. David se presentaba a Dios tal como se sentía y le contaba sus cosas como quien se las cuenta a un amigo. Sentimientos de tristeza, angustia, gratitud, amor son constantes en sus escritos y hasta encontramos recriminaciones que luego terminan en alabanzas.
La enseñanza es muy clara: A Dios le gusta la sinceridad.
A Dios no le importa el tiempo que estemos orando, ¿De qué sirve quedarnos 5 horas diciendo lo mismo y lo mismo sin llegar a ningún lado?, ¿De qué sirve orar con palabrerías para sentirnos satisfechos con nuestra oración o para que los demás piensen que oramos muy bien?
Dios no se fija en las apariencias como nosotros, Él mira el corazón.
Si quieres que tu oración sea grata delante de Dios, deberás saber que Él ya sabe lo que vas a decir antes que lo digas así que no debes aparentarle nada; solo sé tú mismo y entra a su presencia tal como eres y tal como te sientes, ÉL NO TE DESECHARÁ SI LO HACES ASÍ.
Debemos comprender que Dios es alguien y no algo, no es una cosa sino que es un ser que sabe escucharnos y respondernos si tenemos fe, humildad y sinceridad. Afianza tu relación con Dios basándote en estos principios y verás cómo tu comunión con Él se renueva y se afianza.
ÉL ES REAL Y ÉL ES EL DIOS VIVO Y ÚNICO; SI CREES EN JESÚS, SU HIJO, TE CONVIERTES TAMBIÉN EN SU HIJO Y PUEDES PRESENTARTE CON CONFIANZA ANTE ÉL; PARA ESO LO ENVIÓ DIOS AL MUNDO, PARA QUE TÚ PUEDAS ACERCARTE ANTE ÉL SIN NINGÚN IMPEDIMENTO. NUNCA LO OLVIDES; CUANDO VENGA CUALQUIER PENSAMIENTO A HACERTE SENTIR INDIGNO, RECUERDA QUE JESÚS MURIÓ PARA QUE TÚ PUDIERAS ESTAR CERCA DE DIOS.
QUE DIOS TE BENDIGA
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”
Salmo 1:1-3
Autor: Juan Felipe Caro Valencia
Escrito para www.destellodesugloria.org