Temas y Devocionales Cristianos

¡Promesas de Bendición!

¡PROMESAS DE BENDICIÓN!

ISAÍAS 41: 10

INTRODUCCIÓN: Dios ha dejado registrado en Su Palabra (la Biblia) grandes y numerosas promesas que edifican, bendicen, animan, consuelan y despiertan nuestra fe; así como lo expresó el apóstol Pablo: “Porque todas las promesas de Dios son en Él Sí, y en Él Amén” (2 Corintios 1: 20). De hecho el propósito divino aquí en este texto bíblico de Isaías; es precisamente acallar los temores y animar a Su pueblo en cautiverio. Partiendo de esta base estudiaremos a continuación algunas promesas que Dios le hizo a Su pueblo Israel en esta época del profeta Isaías; aplicables a nosotros hoy por ser el Israel espiritual. Veámoslas.

1.     NO TEMAS PORQUE YO ESTOY CONTIGO (Vr. 10a)

Temer (hb. Yaré): asustar, amedrentar, atemorizar, espantar, tener miedo de algo o alguien, medroso, temeroso, pavor. De hecho la Biblia hace referencia a dos clases de temor: el respeto, reverencia y admiración a Dios: “Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios (Proverbios 28: 14). Cuando tenemos esta clase de temor nos cohibimos de pecar contra Dios tan fácilmente (Génesis 39: 7-15).

También tenemos el temor de miedo: “En el amor no hay temor (no hay miedo), sino que el perfecto amor echa fuera el temor (miedo); porque el temor (miedo) lleva en sí castigo. De donde el que teme (tiene miedo) no ha sido perfeccionado en el amor (1 Juan 4: 18).

La palabra griega para temor (miedo) que aquí el apóstol Juan usa es “phobeo, phobos” que significa pánico que se apodera de una persona, la hace correr, escapar, estar alarmada, asustada, espantada, desmayada, llena de terror, ansiosa e intimidada. A esta última clase de temor (miedo) hace referencia el texto bíblico del profeta Isaías. ¿Por qué no debemos temer (miedo)? Por lo siguiente:

Es cierto que no podemos impedir que el miedo llegue a nuestras vidas; pero sí es posible vencerlo cuando llega como ya lo explicamos: ¡seguros y convencidos de Su presencia! Hasta los grandes en la Biblia sintieron miedo: Abraham el padre de la fe (Génesis 15: 1-7), el profeta Elías (1 Reyes 19: 1-19), Ezequías el mejor rey de Judá (2 Reyes 20: 1-11; Isaías 30:1-22), los discípulos (Mateo 8: 23-27; Marcos 4: 35-41; Lucas 8: 22-25), entre otros.

¡Esto es glorioso y maravilloso! ¡Es mi aliciente, mi bálsamo muy a pesar de las circunstancias adversas, difíciles, negativas y desfavorables en la que a veces uno se encuentra. Aun estas palabras divinas (promesa) deben fortalecernos y animarnos en todo tiempo bueno o malo, exitoso o “fracasado”, en abundancia o escasez; aunque haya momentos en la que llegamos a pensar por las circunstancias que Dios no está con nosotros.

Nos pasa, sucede como a Jacob cuando dijo: “Ciertamente Dios está en este lugar y yo no lo sabía” (Génesis 28: 16); cuando estaba en un lugar solitario, oscuro, lejos de su tierra, atemorizado porque su hermano Esaú lo buscaba para matarlo y después de Dios haberle dicho “yo estoy contigo” (Génesis 28: 15).

REFLEXIÓN: La promesa y el llamado divino es no temer (tener miedo); por las razones bíblicas y poderosas que ya hemos estudiado, entre otras (Génesis 21: 14- 21; 26: 12-25; Deuteronomio 31: 6; Lucas 12: 32; Hechos 27: 22-26, 34-38, 43, 44; Hebreos 13: 6).

2.     NO DESMAYES PORQUE YO SOY TU DIOS QUE TE ESFUERZO (Vr. 10b)

Desmayar (hb. Kjatát): desalentar, desanimar, desmotivar, perder fuerzas, perder el ánimo, derribar, desfallecimiento, no estar dispuesto a seguir adelante, no querer avanzar, rendirse, darse por vencido, “tirar la toalla”, angustiarse (NVI), acobardar (PDT), amedrentar, quebrantar, quebrar, resquebrajar.

 “No desmayes” fueron las mismas palabras divinas para Israel en época de Moisés (Deuteronomio1: 21; Josué 1: 9; 8: 1), a Josué el sucesor de Moisés antes de cruzar el Jordán (Josué 1: 9), las palabras de David para animar al rey Saúl antes de enfrentar al gigante Goliat (1 Samuel 17: 32), las palabras del apóstol Pablo a los Corintios y a Éfeso (2 Corintios 4: 1, 16;  Efesios 3: 13) y fueron las palabras del autor sagrado en la carta a los hebreos para los atribulados (Hebreos 12: 3) (DHH). ¿Por qué no desmayar? Por lo siguiente:

¿Qué sería de nosotros si Dios no nos esforzara y nos fortaleciera? Ya muchos de nosotros hubiésemos desmayado, “tirado la tolla”, rendido, dado por vencido, renunciado al cristianismo, ministerio, liderazgo, servicio que venimos realizando para Dios y Su obra. Él nos ha fortalecido y nos seguirá fortaleciendo hasta el final para seguir adelante y mantenernos de pie a pesar de las circunstancias difíciles, adversas, negativas y desfavorables.

REFLEXIÓN: Mientras Dios nos siga fortaleciendo nunca desmayaremos (Éxodo 15: 2; 1 Samuel 30: 6; Salmos 27: 1; 28: 7; 46: 1; Isaías 12:2; 25: 4; 26: 4; Jeremías 16: 19; Habacuc 3: 19; Zacarías 10: 12; Lucas 22: 43; Hechos 9: 31; Efesios 3: 16; 6: 10; Filipense 4: 13; Colosenses 1: 11, 1 Pedro 5: 10). Hasta el mismo Jesús tuvo que ser fortalecido en el huerto de Getsemaní (Lucas 22: 43).

La oración como lo enseñó Jesús es una de las defensas contra el desaliento y nos ayuda a mantenernos firmes sin desmayar (Lucas 18: 1).

3.     SIEMPRE TE AYUDARÉ (Vr. 10c).

Ayudar (hb. Azar; gr. Boethos): de “boe” (un grito pidiendo ayuda) y “theo” (correr): uno que acude corriendo cuando clamamos por ayuda socorro o auxilio. La palabra describe al Dios apacible y listo para socorrer a sus hijos oprimidos cuando estos claman implorando Su asistencia. También significa levantar, asistir, rodear, circundar, proteger, aliado, amparo, dar, defender, un grito pidiendo ayuda.

Hasta los grandes siervos de Dios en la Biblia necesitaron y buscaron la ayuda divina: reyes de Judá (reino del sur) Ezequías (2 Reyes 20: 1- 11; Isaías 38: 1-22), como Asa (2 Crónicas 14: 11, 12), Josafat (2 Crónicas 20: 1-4), , David el rey más amado de Israel (Salmos 22: 19; 30: 10; 38: 22; 40: 13; 54: 4; 60: 11; 70: 1; 121: 1, 2; 124: 8), Asaf otro gran salmista y maestro del coro  del rey David (Salmos 79: 9), Tau (salmos 119: 173), Daniel el profeta (Daniel 3: 12-19), entre otros personajes.

REFLEXIÓN: Gracias a Dios por brindarnos Su ayuda incondicional e ilimitada cada vez que la necesitamos y vayamos a Él. Son muchas las razones que la Biblia menciona para apelar y buscar la ayuda divina (Salmos 121: 1, 2; 124: 8; Isaías 41: 13, 14; 44: 2). ¡Confesemos confiadamente el Señor es mi ayudador! (Hebreos 13: 6). Ver tema “Socorro de lo alto”.

4.     SIEMPRE TE SUSTENTARÉ CON LA DIESTRA DE MI JUSTICIA (Vr. 10d)

Sustentar (hb. Tamák; chul): mantener, alimentar, mantenerse apegado, nutrir, ayudar, seguir de cerca, asir, proveer alimento, suplir los medios necesarios para la vida y sugiere básicamente el medir una porción de comida (proveer), salvar (PDT), sostener (NVI).

Fueron muchos los personajes bíblicos que disfrutaron de esta gran bendición; siendo sustentados por el Dios proveedor: el pueblo de Israel en el desierto (Deuteronomio 8: 16; Nehemías 9: 20, 21), el profeta Elías en medio de la sequía (1 Reyes 17: 1-16; 19: 5-8), Eliseo (2 Reyes 4: 1-7), Daniel recién llegado a Babilonia (Daniel 1: 12-15), las multitudes que seguían al Maestro (Mateo 15: 32-38), entre otros más y nosotros no seremos la excepción.

REFLEXIÓN: Dios es el mismo de ayer, hoy y siempre para hacerlo con nosotros; Él es Jehová Jireth; nuestro proveedor y el que suple para nuestras necesidades como lo experimentó Abraham (Génesis 22: 6-14), los hermanos de José (Génesis 42: 25-27, 34; 45: 5-8, 18; 50: 20), Elías (2 Reyes 17: 6, 9, 13-16), Eliseo (2 Reyes 4: 8-11), David (Salmos 37: 25), entre otros. Así como Dios alimenta las aves del cielo también promete hacerlo con nosotros Sus hijos (Mateo 6: 25-34).

CONCLUSIÓN: Es motivo de gozo saber que Dios ha dejado en Su Palabra grandes promesas de bendición como éstas que ya hemos estudiado detenidamente y que ha edificado nuestras vidas y despertado la fe y que todavía están vigentes para apropiarnos de ellas y hacerlas realidad en nosotros. Sólo debemos aferrarnos y creerlas. ¡Al que cree todo le es posible!

AUTOR: PrediCantor Garys Leandro

Preparado especial y originalmente para: www.destellodesugloria.org