¿Qué harías si no tuvieras miedo?
La Palabra de Dios en 1ª de Juan 4:18 dice:
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor”
La Biblia de las Américas (© 1997 Lockman)
Me impresiona profundamente cuando Dios nos señala que es el amor el que aleja de nosotros el temor, pero es más claro aún porque dice “el perfecto amor” y esa perfección sólo podemos encontrarla en Él, por lo tanto, como consecuencia de Su amor ¡NO DEBERÍAMOS TENER MÁS TEMOR! Parece TAN obvio ¡pero es maravilloso! En cuento somos transformados en hijos o hijas de Dios el temor debiese desaparecer de nuestra vida y deberíamos ser capaces de atrevernos, de luchar por lo que queremos y por perseguir aquello que hace que nuestro corazón se acelere, sin temor ni miedo porque éste te paraliza e impide continuar hacia los planes y proyectos que Dios tiene para nuestra vida.
El mundo (y el cementerio) está lleno de buenas intenciones y de sueños que muchas veces no se cumplieron solamente porque el temor a equivocarse y a fracasar era mayor. Muchas veces se está tan cómodo en una situación o lugar que no se quiere correr riesgos y abandonar esa posición enfrentando la incertidumbre que acarrea el salir de un lugar “seguro”. Sin embargo, la incomodidad trae cambios, los cambios aprendizajes y los aprendizajes experiencia para compartir con otros ¡No hay por donde perder!
Existe un libro que me gusta mucho que se llama “A orillas del río piedra me senté y lloré” (el título no es muy motivante…pero créanme que es muy bueno) de Paulo Coelho y existe un capítulo que refleja absolutamente lo que deseo expresar a través de estas líneas:
“Es necesario correr riesgos, decía. Sólo entendemos del todo el milagro de la vida cuando dejamos que suceda lo inesperado.
Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana. Pero quién presta atención a su día, descubre el instante mágico. Puede estar escondido en la hora en que metemos la llave en la puerta por la mañana, en el instante de silencio después del almuerzo, en las mil y una cosas que nos parecen iguales. Ese momento existe: un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.
La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista. El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones…pero todo es pasajero, y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y fe.
Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ese quizá no se decepcione nunca ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás –porque siempre miramos hacia atrás- oirá que el corazón le dice: “¿qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? ¿Qué hiciste con los talentos que tu maestro te confió? los enterraste en el fondo de una cueva, porque tenías miedo de perderlos. Entonces, ésta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida”.
No sé si es necesario escribir algo más…creo que sólo queda volver a preguntarte:
¿Qué harías si no tuvieras miedo?
Autora: Poly Toro
Escrito para www.destellodesugloria.org