Córtale la cabeza a tu Goliat
Tal vez nosotros no nos vayamos a encontrar con un gigante de 3 metros y 20 centímetros de estatura NUNCA en la vida, pero diariamente nos enfrentamos a otros gigantes que lucen como de esa altura. Estos gigantes tienen los más diversos nombres: desánimo, tristeza, ex novio/a, jefe, papá, mamá, familiares, enemigos declarados, escasez económica, enfermedad, existen tantos “Goliat” como gente en este mundo y lo que hacen es provocarnos, asustarnos, dejarnos desprovistos de defensa.
David fue extremo en su proceder no sólo porque mató al gigante, sino porque él entendió la posición que tenía en Cristo. Él a sus cortos años de edad (¡gracias a Dios por la juventud!) entendía que era Dios el que estaba con él en todo momento y que no había nada mayor, por eso en 1ºSamuel 17: 37a declara: “¡El mismo SEÑOR que me rescató de las garras del león y del oso me rescatará de este filisteo!” (NTV). David era un muchacho, pero era un muchacho a quien Dios le había dado resultado, lo había CONOCIDO y por ésa misma razón, era capaz de enfrentarse ante algo nunca antes visto teniendo plena seguridad de que el Señor no se apartaría de su lado.
¿Cuántos de nosotros, cuando estamos frente al gigante, podemos seguir creyendo que Dios está con nosotros? En el mismo capítulo de 1ª Samuel (versículos 45-47), David cuando se encuentra con Goliat le dice:
“David le respondió al filisteo:
—Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado. Hoy el SEÑOR te conquistará, y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Y luego daré los cadáveres de tus hombres a las aves y a los animales salvajes, ¡y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel! Todos los que están aquí reunidos sabrán que el SEÑOR rescata a su pueblo, pero no con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del SEÑOR, y los entregará a ustedes en nuestras manos!”
Él es drástico en sus dichos, pero mucho más en sus actos. Él no se intimida ni se deja vencer, él se enoja con Goliat por haberse metido con el pueblo de Israel y con todo el arrojo que sus pocos años le daban, se enfrentó a sus miedos, a sus temores y a sus inseguridades.
La próxima vez que venga el gigante que te atormenta a tu vida, repite lo que David le dice a Goliat y cree que es Dios a través de ti venciendo esa imposibilidad o quitando de tu corazón eso que duele tanto. No basta con vencer al gigante una vez, hay que CORTARLE LA CABEZA y hacer esto, significa negarle toda autoridad en tu vida, es decirle a ese gigante que no hay lugar para él en tu vida y que lo vas a vencer, hasta que no vuelva a aparecer más en escena.
Aférrate a las promesas de Dios, confía en Su poder actuando a través de ti y enfrenta a tus gigantes, sean de la estatura que sean y de las características que sean, no te dejes vencer…pero recuerda: Para vencer a un gigante es necesario cortarle la cabeza, y esto significa, sacarlo TOTALMENTE de tu vida y de tu corazón, sólo así, te transformarás en un domador de fieras, en un cazador de gigantes.
¡Te deseo una muy buena “cacería”!
Autora: Poly Toro
Escrito para www.destellodesugloria.org