Comprometida para servirte
Gracias mi Dios, mi Padre, mi Amado
Gracias por apartarme, por llamarme
Va a ser fácil, con tu unción y tu poder derramado sobre mí, las buenas nuevas dar (Isaías 61:1)
Va a ser fácil ser usada por ti si me dispongo diariamente a permanecer en tu santidad.
Solo te pido un corazón comprometido para ti,
Forma en mí, oh Dios, un corazón dispuesto.
Quiero (y necesito), estar comprometida contigo cada día
Permanecer en tu presencia todos los días.
Cuando hay muchas ideas en mi cabeza que me quieren hundir en el pozo de desesperación,
Cuando siento torbellinos de acusación
Es cuando hay solo una escapatoria, una sola salida:
¡¡Presentarme ante ti tal como soy!! Pues tú me conoces bien quién soy yo
A la luz de tu rostro con tu tierno amor echas fuera de mí todo temor
Es donde no hay apariencia,
Es donde como doncella, hija tuya,
Puedo acercarme tierna y reverentemente, confiada y respetuosamente al trono de Tu gracia
Y RENDIRME COMPLETAMENTE A TI.
Señor, tú conoces y sabes bien todos mis errores,
Tonta sería yo justificarlos en mis propia opinión
¿Porqué, para qué lo haría mi Dios?
Si al humillarme y exponerte mi debilidad tú me fortaleces con Tu poder
¡ES DONDE DEJO DE SER YO PARA REFLEJARTE A TI EN MI!
Inclínate a mí ¡acércame más a tu corazón!
Atráeme hacia ti, porque en pos de ti correré.
No sé hablar. Es más
¡No es en mis fuerzas, sino en las tuyas que voy a hablar!
Señor ¡enséñame a servirte!,
Enséñame a dar de tu amor
No me quiero preocupar ni por el enemigo dejarme acusar,
¡Me suelto en tus manos!
Pues tú si sabes muy bien cómo me vas a usar.
Te rindo mi boca, mis palabras;
Pues no sé hablar en mis fuerzas humanas
¡Respáldame y más bien tómame tú!
Quiero conocerte más
Entender el precio que Cristo ¡por amor! pagó en la cruz, no solo por mí, sino también por toda la humanidad
¿Cómo te puedo servir?
¿En cual campo y donde me quieres usar?
Me suelto en tus manos
Tu respuesta ya está ¡no me perturbo más!
Doy mi vida para que tu fuego permanezca ardiendo dentro de mí
Que tu fluir diario en mí sea tan natural como mí respirar.
Por lo demás, es absurdo ignorar que hay personas que necesitan ser reconciliadas contigo y tú con ellas, pues a eso realmente nos has llamado a todos.
Quiero sentir lo que tú sientes por mi entorno, por las almas ¡Avívame! Señor en medio de los tiempos, ¡avívame!
Autora: Erika María Zambrano
Escrito para www.destellodesugloria.org