Como toda una reina
Escrito por Lilo de Sierra
“Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios.”
(1 Pedro 3:3-4 NVI)
Aquellas mujeres que somos vanidosas en nuestro arreglo personal, en muchas ocasiones hemos sido cuestionadas y tachadas de superficiales y vacías.
No hay nada que diste más de la realidad que dicha afirmación. Como hijas de Dios, hemos sido llamadas a ser íntegras guardando el perfecto equilibrio entre la belleza interior que se caracteriza por el valor, la firmeza y el temor a Dios, y lo externo que es el reflejo del cuidado que debemos tener con el templo del Espíritu Santo, tal como nos lo indican las sagradas escrituras.
La Reina Esther, puede constituirse como un ejemplo para todas aquellas mujeres que anhelamos ser femeninas, sin ser juzgadas y señaladas por una sociedad en donde la doble moral es el pan diario en los diferentes ámbitos en el que nos desenvolvemos.
Para ser verdaderamente hermosas debemos seguir las siguientes instrucciones:
- Cuidar nuestra apariencia: “Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.” (1 Corintios 6:20 NVI). La Reina Esther era una mujer bella, de buen parecer y linda figura. Para poder presentarse ante el Rey, tuvo que someterse a 12 meses de tratamiento de belleza, con aceite de mirra, perfumes y cosméticos. Fue preparada con alimentos especiales, atavíos y lindos accesorios. Su principal corona era su pureza e integridad, lo que la hacía una mujer digna ante los ojos de Dios y de los hombres.
- Ser obedientes: “Si realmente escuchas al Señor tu Dios, y cumples fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra” (Deuteronomio 28:1 NVI). Esther seguía fielmente las instrucciones de Mardoqueo, quien era su tío y líder espiritual. Practicar los principios bíblicos del respeto por el prójimo, el amor y la fidelidad a los preceptos divinos en el cumplimiento del plan que Dios nos ha trazado, hacen de nosotras mujeres diferentes y únicas, dignas de la admiración de cualquier hombre que desee tener a su lado una buena mujer.
- Ser sensibles y generosas: “El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado” (Proverbios 11:25 NVI). Esther, sintió dolor al ver el sufrimiento de su tío y los judíos y quiso ayudarles aun cuando ella misma se vio en peligro de muerte. No fue indiferente ante la angustia de sus semejantes. Estuvo dispuesta a dar lo mejor de sí para ayudarlos. Ésta característica nos hace mujeres valientes y decididas a dar lo mejor de sí, para aportar nuestro granito de arena en mejorar lo malo del mundo.
- Ser inteligentemente espirituales: La mujer sabia edifica su casa y la necia con sus manos la destruye (Proverbios 14:1 NVI). Una mujer espiritual, que pone sus planes en las manos del Señor, que consulta con Él cada movimiento en favor de quienes la rodean, refleja en su rostro la paz que sólo Él puede dar a quien entrega las riendas de su vida a su soberanía y majestad. Esther puso sus planes en oración y ayuno delante del Señor y Él la respaldó totalmente.
- Ser tiernas, alegres y amorosas: Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos (Proverbios 17:22 NVI). No hay nada que hermosee más el rostro de una mujer, que su sonrisa y buen ánimo. Cuando hay gozo en su corazón, es agradable compartir con ella y quien tenga la oportunidad de tenerla cerca se deleitará de su presencia.
Lo mencionado es muy importante para tu vida, pero lo que me gustaría que tengas presente, es que a lo que debes ser más sensible es a la voz de Dios cuando te dice que eres su niña amada y que ha hecho de ti una valiosa obra de arte.
Te creó con un propósito, confía en ti y espera glorificarse en tu vida. Te animo a seguirlo, a creerle, a confiar en sus promesas y a valorarte cada día más.
Dios te bendiga,
«Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.”
(Efesios 2:10 NVI)
Escrito para: www.destellodesugloria.org