Mensaje para el mañana
Para algunos sociólogos, la Juventud es un sector dentro de la comunidad. Pues parece que entre los jóvenes, hay similitud de criterios; de experiencias; estilos de vida; etc. Cuestiones que los hacen ser el sector más uniforme dentro de cualquier sociedad.
Por su parte los psicólogos, no ven la juventud como un grupo o sector social, sino simplemente como una etapa de desarrollo en la vida de cualquier individuo. Tampoco hay mucha conformidad de criterios en cuanto a desde y hasta qué edad del individuo, éste puede considerarse aun joven. En esto tiene mucho que ver la esperanza de vida del país donde se encuentre dicho individuo.
Por ejemplo acá en EE UU donde la esperanza de vida es de 79 años, la juventud pudiera ser reconocida hasta 35, o quizás un poco más 37, ó 39 incluso. En Gambia, una nación pobre del occidente africano, donde la esperanza de vida es de solo 40 años, uno sería joven si acaso hasta los 20.
Lo cierto es que existe sobre el tema muchísima disconformidad, y solo una cosa es reconocida por todos: la juventud es polémica. Y más aun, el período que va comprendido entre la niñez y el comienzo de la vida adulta del individuo, etapa que se encuentra entre los 12 y los 18 años, y que es conocida como la adolescencia.
Adolescencia es un vocablo que viene del naturalismo filosófico griego, y que signica persona que adolece, debido a los profundos cambios psicologicos y físicos que todos sufrimos, cambios que para nada nos son fáciles de asumir. La conducta de los adolescentes fue señalada como díscola, irrespetuosa y asocial, por varios filósofos griegos, incluyendo a Sócrates, el Padre de la Filosofía.
Para los romanos ser adolescente era una desgracia, pues aun no se reconocía el estatus ciudadano y de plena capacidad de obrar del individuo. Incluso el Pater Familias, o sea el cabeza de la familia, tenía tanto derecho de vida como de muerte sobre los adolescentes. Cuando el varón cuando arribaba a los 18 años de edad, se hacía una fiesta, en su honor, pues ya podía ir a la guerra, casarse y heredar.
En el mundo hebreo sucedía algo parecido a raíz de lo que establece el Antiguo Testamento, en múltiples pasajes. En el llamamiento del profeta Jeremías, éste opone como argumento el hecho de que era aun muy jovencito: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah!, !ah!, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño”. (Jeremías 1:5-6).
Ahora bien, las cosas para nosotros hoy han cambiado muchísimo. Ser adolescente, lejos de ser considerado un problema o una desgracia, es una enorme ventaja, por las siguientes razones: el físico que se considera atractivo; las ideas que se imponen; los estilos de vida; etc., corresponden a los adolescentes.
Lo vemos en casi todas las películas, en la música y en las noticias, por solo citar algunos ejemplos. En todos estos espacios de difusión cultural, se deja claro que son los padres los equivocados; que los adolescentes tienen razón en ser rebeldes e incluso desobedientes.
Esto ha permitido que la edad promedio de los managers, diseñadores, científicos, y hasta los políticos, se va como reduciendo, el mundo apunta a una mayor autonomía de los jóvenes. Acá en los EE UU en el caso de los jóvenes hispanos, éstos son más independientes de los padres, pues los adolescentes hablan perfectamente el inglés, cosas que sus progenitores, rara vez logran.
El conocido líder de jóvenes Lukas Leys, en fecha reciente y en entrevista para un programa de la televisión cristiana, argumentó que estábamos siendo testigos del momento histórico de mayor separación generacional. Concuerdo con esto, cada vez que veo al padre dando gritos, mientras el hijo, tranquilamente escucha música en su Smartphone.
No hay que decir si esto es o no correcto, solo mira que ha traído como consecuencia esta deliberada liberalidad juvenil. Hoy vemos que hay una generación que se pierde entre las drogas, el acohol, las enfermedades de transmisión sexual, el aborto., entre otros males, que a su vez tendrán consecuencias futuras. Nadie puede calcular el daño que se le esta haciendo a la especie humana.
Hoy que muchos hablan del fin de la humanidad, y acaban echando la culpa al calentamiento global; al imperialismo; las bombas atómicas, etc., desconocen que el mayor peligro para nosotros está en que su tesoro del mañana, su esperanza, como afirmara el patriota cubano José Martí, se encuentra de modo general en un estado de lamentable incapacidad para asumir los retos del futuro.
Este es el panorama del mundo, lo que éste y su doctrina de pecado afirman como un suceso irreversible. Sería bueno saber qué ofrece a cambio Dios, y para esto solo hay que escudriñar su Palabra, y el Señor nos revela acerca del tema en la 1ra Carta del Apóstol Juan, capítulo 2, versos 12 al 14.
“Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.”
Las cartas de Juan son una de las últimas creaciones bíblicas, hay quienes afirman que se escribieron en fecha posterior al Apocalipsis, o sea aproximadamente entre el 85 y el 100 de NE, estando Juan preso en Patmos, con motivo de la persecución de Dominiciano. En el texto podemos asumir tres grandes enseñanzas:
Primero que todo Dios nos da un único mensaje de amor, que al mismo tiempo, en medio de la unidad de su contenido, hay diversidad en el enfoque. Y ese enfoque va en dependencia del destinatario del mensaje. Un primer enfoque va dirigido a los nuevos creyentes, los que dan sus primeros pasos en el evangelio. Nótese que Juan les llama “Hijitos”.
Es ese momento en que el viejo hombre está tan cerca, y hay cosas que no entendemos. El Evangelio nos parece demasiado contradictorio, difícil de asumir, pero por Fe lo aceptamos y es la manera en que el Santo Espíritu va trabajando en nosotros, que sin saberlo, nos hacemos más dependientes de Dios.
No importa la edad que tengas, cuando caes rendido a los pies de Cristo, para Dios eres un niñito recien nacido, al cual le exige fidelidad, y nosotros debemos tenerlo como tal. No pedirles más, porque Dios que es su mismo Señor, demanda de ellos solamente el perdón de sus paecados.
Una segunda enseñanza va en el segundo enfoque del mensaje: los padres, o sea los ancianos de la Iglesia. Fíjense que Dios los pone en eminencia con respecto a los demás. Como afirma el pasaje estos hermanos están más cerca de Dios, porque lo conocen más.
Esto es lógico, son aquellos hermanos que más han vivido; que se han forjado en medio de las pruebas; que son oro refinado. Su Fe, es inquebrantable, se ha formado tras fracasos y derrotas, pero más que eso, tras grandes demostraciones del poder de Dios.
Son estos los hermanos, que han alcanzado un don, que es la preciada sabiduría. Claro esta eminencia no es para que se enseñoreen de los demás. No, recordemos que el Señor, lavó los pies de sus discípulos y el siervo no es mayor que su Señor. El líder de Dios está para servir a Dios y a los demás. Así nos deja constancia Juan en su Evangelio, momentos antes de la Fiesta de las Pascuas: “se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido”, (Juan 13:4-5).
Y hay tres responsabilidades para estos hermanos:
- Ser celosos guardianes de la fe y la integridad de la Iglesia.
- Mantener a sus hijos, tanto biológicos como espirituales, en sujecion a los principios de Dios, educarlos, mostrar que lo que enseña el mundo, es enseñanza del Padre de Mentira, es falso.
- Entrenar a los líderes del mañana, y ¿quiénes serán esos líderes? Y es ese el tercer enfoque de este mensaje: los jóvenes.
Dios confía en los jóvenes, y a ellos llama a su santo servicio. Y bueno es contradictorio, si acabamos de ver que hay una juventud que se pierde, una generación ya degenerada por el pecado. Sí, es verdad, pero la vida del propio autor de esta carta nos dice mucho. ¿Quién era Juan antes de conocer el Señor?
Si tomamos en cuenta el pasaje de Marcos 3:17, entenderemos algunos rasgos conductuales de Juan en sus años juveniles: “a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno”. Si alguien nos dijera que le dicen hijo del trueno, creo que automáticamente pensaríamos que se trata de una persona de armas tomar, una persona de rápidas reacciones airadas.
Ese era el caso del apóstol Juan. Observemos por un momento otro episodio de su vida, que se refleja en el texto de Lucas 9:52-56: “Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea”. Impulsivos sin dudas estos dos hermanitos.
Además de esta tendencia iracunda de Juan, vemos cuán alejado estaba él de lo que Jesús enseñaba de buena mano, cuando en otra oportunidad pidió algo que era sorprendente para el Señor: “Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”, (Marcos 10:35-37). ¿Se imaginan si alguien, que además tenía antecedentes de violencia, pidiera al Pastor de la Iglesia, quiero ser el Co Pastor o quiero cualquier otro liderazgo, para que los demás me vean en jerarquía? ¿Qué le responderíamos? Obviamente, quedaría desechado. Ninguna Iglesia aceptaría de plano a un iracundo, confundido y lleno de ambiciones materiales, como líder y es una decisión con suma justeza.
Mas no fue esa la actitud posterior del Señor. Por el contrario, lo acercó más a Él, trabajando con su joven discípulo, y utilizando debilidades, para convertirlas en fortalezas.
Jesús en su infinito amor, hizo de la violencia e ira, una conducta osada, y un hombre de Dios tiene que ser osado. De la confusión salió la piedad, porque un hombre de Dios, debe sentir siempre la necesidad de estar cerca de Él. De la ambición personal a un comportamiento transparente, porque Dios busca adoradores genuinos, no hipócritas, Dios busca adoradores que se le entreguen cuales son, y no que anden escondiendo, quiénes son. Jesucristo, el Señor, vio cosas en Juan que aparentemente nosotros no pudiéramos haber visto. Y Juan llegó a ser conocido como el Discípulo Amado.
Es increíble las muchas cosas que puedes hacer joven si te pones en manos de Dios, como dice la Palabra: “Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo.porque es cosa tremenda la que yo haré contigo”, (Éxodo 34:10).
Nadie puede imaginar qué será de un hombre cuando se pone en manos de Dios. Nadie puede sospechar qué puede ser de la vida de un joven, si en el edificio de su existencia, la base es Cristo, el sostén es Cristo y la cabeza es Cristo.
Los jóvenes de nuestras Iglesias tienen un llamado especial del Señor, ellos serán los que redimirán a aquellos que se pierden. Ellos son los futuros misioneros; los futuros evangelistas, los futuros pastores; los futuros líderes. Los que están llamados a su vez de convertir a los hijos del trueno que andan por este mundo, en verdaderos discípulos amados. Los hombres y mujeres de Fe, portadores de la victoria venidera, para la gloria del Padre y para la dicha de todos los hombres.
Autor: Ignacio L. Prieto
Escrito para www.destellodesugloria.org