Vino para darnos vida
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.”
Isaías 53:4
Lo predicamos, lo recordamos, lo escribimos…¿Pero en verdad estamos consientes de lo que Él hizo?
Imagino a Dios y su Hijo sentados en su trono, mirando cómo la perversidad, maldad y el dolor arrasaban con la humanidad. Viendo cómo todas las formas del mal señoreaban las almas: padres sacrificando en fuego a sus hijos para dioses ajenos, hombres fornicando con sus madres, hombres abusando sexualmente de otros hombres, niños que perdían el brillo de sus ojos desde muy temprana edad, su pueblo consultando a las tinieblas por dirección, actos abominables de canibalismo en la humanidad y muchas perversidades más.
Viendo cómo el ciego andaba a tientas en las tinieblas, cómo el cojo se arrastraba por la vida, cómo el leproso era carcomido por su dolor en el alma al ser la vergüenza del mundo, cómo el enfermo de cáncer sufre dolor al aferrarse a esta vida, cómo el maniacodepresivo pelea por salvarse de su infierno, y cómo un niño con enfermedad terminal no comprende por qué no puede vivir más.
Les imagino entristecidos porque el hombre convirtió lo que era destinado para el matrimonio en fornicación y lujuria, convirtiendo el señorío que le fue otorgado en una búsqueda insaciable de dominio y poder, convirtiendo un recipiente de gloria en telaraña de perversidades…..perdiendo ese soplo divino; empeñándolo por placer.
Fue entonces cuando Él lo decidió, ¡Quiero Salvarlos Padre! Dijo Jesús. La hora temida del Padre llegó, solo había una manera de salvarles, y con dolor indescriptible en su corazón Dios envió a su más preciado tesoro a la batalla. Diciéndole ¡Devuélveles la vida!
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”
Efesios 2: 4
Hoy te invito hermano a estar más consiente de ese sacrificio que Él hizo no solo por ti, sino por salvar a todo el que creyese en su nombre. A qué realmente valores ese preciso regalo que has recibido en la salvación….y no sean solo palabras en una oración de fe, sino tu estilo de vida.
Ya no hay nada que temer y millones de razones por vivir, Él lo hizo todo en la cruz por ti, por mí y todo el que crea en su nombre.
Yo te invito hermano a que día a día compartas con aquel que aún está sufriendo, que Jesús Hijo de Dios; ha dejado su trono en el cielo para a él salvarle.
Autor: Richy Esparza
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