Voy a hablarme bien a mí de mí

Voy a hablarme bien a mí de mí

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Tenemos que cuidar lo que nos decimos a nosotros mismos. El profeta Eliseo tenía un criado llamado Giezi, y éste se dijo a sí mismo: “mi jefe hace mal porque no acepta el dinero que le quiere dar el general del ejército llamado Naamán”.

Uno actúa hacia afuera, de acuerdo a lo que piensa, si por ejemplo doy vueltas para vestirme, siempre que lo tenga que hacer voy a dar vueltas, “actuamos de acuerdo a nuestro diálogo interno”. No hables mal dentro tuyo porque vas a terminar enfermándote.

Voy a hablarme bien a mí de mí.

Giezi el criado proyectó lo que sintió: “mi jefe Eliseo ha perturbado al general”, el perturbado era Giezi eso en psicología se llama hacer una proyección: que es una manera de defenderse contra impulsos inquietantes y atribuirlos a otra persona. Pensamos que la lujuria, la agresión y otros impulsos inaceptables son de otros y no nuestros. La persona de hecho  dice: “No lo odio. Él es quien me odia”.

Si ponemos todo en el otro, nos terminamos equivocando.

Giezi mintió: la mentira enferma, el candidato a tener la triple unción terminó con lepra. La mentira sale a la luz “sabrosa es al paladar la mentira” cosechás maldición.

SOMOS GENTE QUE SE MUEVE CON LA VERDAD, ESTAMOS CEÑIDOS CON EL CINTURÓN DE LA VERDAD.

Si te movés con la verdad vas rápido en la vida, el Salmo 15 dice: Señor, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón.

En el proverbio 3 dice: “Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; atalas a tu cuello”.

 La verdad es como un collar que te permite respirar bien, decí la verdad y nunca tendrás que recordar lo que dijiste. Cada vez que mentimos cambiamos de Padre, ahora es el diablo (el padre de mentira).

Con el Espíritu Santo no necesitamos mentir “si no me digo la verdad a mí no se la podré decir a los demás”.

Giezi  hizo un camino descendente, se puso máscaras, se hizo el espiritual. Hay gente que se hacen los “espirituales en la iglesia” y son maltratadores, tienen dos fachadas: una social y otra en la casa.

Giezi les puso a los criados las dos bolsas y los usó como burros. Tenemos que tratar bien a todos. Porque si no nos terminaremos enfermando nosotros, porque de acuerdo a nuestra siembra será nuestra cosecha.

Giezi tenía secretos: las bolsas de dinero las escondió, lo que obtengas por mentira no lo vas a poder disfrutar. No hay que esconder nada. Hay gente que esconde emociones de afecto, de alegría. Todo lo que no dice la boca lo dice el cuerpo con alguna enfermedad. Porque tenés temas reprimidos, prohibidos y hay que hablarlos.

Naamán le dio a Giezi ropa: que representa el manto del sistema del mundo, de lo humano. Eliseo era quien daba la bendición a otros, él había recibido el manto de Elías representaba la doble Unción del Espíritu Santo.

Ese manto es para los que quieren pagar el precio de ser formados, aprender, dejarse corregir, esforzarse y equivocarse. Luego llega el día de la graduación cuando Jesús te dice: “vi tu perseverancia, que supiste usar el manto, que amás el manto más que al dinero”.

Escrito por Silvia Truffa

Escrito para www.destellodesugloria.org

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