Nuestra plenitud viene del cielo
El punto aquí es que no podemos ni debemos esperar que los demás llenen nuestras expectativas o satisfagan nuestras necesidades, porque TODOS fallamos; cada uno busca egoístamente su propio bien sin importarle el bienestar de los demás.
El único que puede llenar y cumplir TODO en nosotros es Dios, nuestro Padre celestial, el cual nos ama incondicionalmente; Él es el único que nos conoce perfectamente y sabe de qué tenemos necesidad aun antes de que se lo digamos o lo pidamos. Sólo Él le puede dar sentido a nuestra vida. Sólo Él puede darle un propósito a nuestra vida.
Los seres humanos fallamos; por eso, es una necedad esperar lo mejor de los demás, o pretender que el éxito y la felicidad vengan de los demás. Es Dios quien le da sentido, dirección y propósito a nuestra vida. Debemos anhelar ser llenos de Su presencia cada día, porque en Su presencia “hay plenitud de gozo; delicias a su diestra para siempre”, Sal. 16:11
Nada falta a los que confían y esperan en Él, porque nos ama con amor eterno; por tanto, sus ojos y sus oídos están cercanos a nosotros para llenar los vacíos de nuestro ser. Él desea tomarnos de la mano y ayudarnos a recorrer el camino diario de la vida, enseñándonos que la verdadera plenitud no depende de los demás, sino de tenerlo a Él en nuestra vida y hacerlo nuestro eterno acompañante y guía, nuestro TODO.
Autora: Alma Delia Ponce
Escrito para www.destellodesugloria.org