Temas y Devocionales Cristianos

¡Créele a Dios! – Reflexiones Diarias

¡CRÉELE A DIOS!

¿Por qué nos costará tanto trabajo entender que tenemos un DIOS  grande, todopoderoso, sobrenatural e ilimitado? ¿Será que la religiosidad se ha encargado de matar en nosotros la fe? Me refiero a esa fe genuina, la que cree aún sin necesidad de ver, ni tocar…  Necesitamos una fe, como la que le pidió Jesús a Marta, frente a la tumba de su hermano Lázaro: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios”. (Juan 11: 40) Creer primero, ¡para luego ver! Fe, como la que manifestó el centurión romano cuando le dijo a Jesús, “solo di la Palabra y mi criado sanará(Mateo 8.8)  He visto a algunas personas ¡saltando y dejando sus sillas de rueda para siempre! Entre lloros, risas y  profunda gratitud, han levantado su adoración a ese Dios grande, todopoderoso, sobrenatural e ilimitado que les hizo el milagro! También he visto rostros de mucha tristeza y frustración, en personas que han acudido a un servicio similar, con la esperanza de hallar sanidad, de una enfermedad que les ha tenido atados, por muchos años; incluso de nacimiento ¿Por qué salieron con las manos vacías?… ¿Les faltó fe, para alcanzar el milagro? El hecho de que estaban allí, hace pensar que acudieron a la invitación, porque creyeron.  Incluso, si no les hubiese alcanzado su propia fe,  Dios podría obrar por la fe de quienes les invitaron y les transportaron hasta ese lugar, creyendo. Aquel paralítico que fue llevado en andas por los 4 amigos y lo bajaron por el techo, delante de Jesús (Mateo 9:2) no sabemos si él creía,  pero Jesús vio la fe de ellos, y fue suficiente para que El lo sanara. No debemos olvidar que además de grande, todopoderoso, sobrenatural e ilimitado, nuestro Dios es Soberano. Eso quiere decir, que en su sola potestad está: AQUELLO que El hará,  CÓMO El lo hará y CUÁNDO lo hará.

Cuando uno de mis hijos, tenía algo más de un año, además del pecho materno, sólo podía beber leche de soja, porque tenía intolerancia a la lactosa, desde su nacimiento. Era tan tremendo el cuadro, que aún si esta se le derramaba encima, el hacía una reacción como cuando a una persona alérgica,  le pica una abeja. En una ocasión, se le derramó encima la leche de su hermanita y al instante tuvo un shock anafiláctico (se hinchó todo, en cuestión de segundos y se le cerraron los bronquios) Si no se actuaba de manera muy urgente, ¡iba a morir asfixiado! Al cumplir 12 años, sufrió una crisis asmática. El cielo se desplomaba encima de mí, porque había vivido con personas que padecían asma y los veía sufrir horrores, tratando de llevar aire a sus pulmones. En una reunión maravillosa, donde se sentía la poderosa presencia del Señor,  el ministro de la alabanza, pidió orar por alguna necesidad. Yo me acerqué  con mi hijo Guillermo, y le pedí a Dios que ayudara a mi  fe; porque me costaba trabajo creer, que aquel milagro estaba ahí esperando a que lo tomáramos. Nos fuimos a casa, proclamando sanidad, pero cada día, el pecho le hacía el mismo silbido, típico de cuando se le cerraban los bronquios. Mi hijo me cuestionaba, y yo no sabía qué responder. Pero un día ¡decidí poner a aquel diablo mentiroso en su lugar! (exactamente ¡debajo de la planta de mis pies!) Guillermo y yo, hicimos un trato: A partir de ese momento, proclamaríamos la sanidad sobre su vida, aunque se presentaran los síntomas, y nos hicieran creer lo contrario. Decidimos corregirnos entre nosotros. Al hablar, atenderíamos si con nuestra boca negábamos la obra del Espíritu Santo, o si le glorificaríamos, confesando victoria. A partir de ese momento, proclamaríamos  siempre, que Dios obró un milagro de sanidad en él. Yo no volvería a decir, que tenía un hijo asmático. Porque, en aquella reunión, Dios nos había entregado el regalo precioso de la sanidad. ¿Quién era yo para cuestionar, guiándome por las evidencias, como Marta?..Nosotros no vivimos por vista, sino por fe! Para que yo pudiera ver,  ¡primero debería creer!  ¡Dios hizo el milagro! Hace más de 20 años, que Guillermo consume leche y sus derivados sin restricción alguna! ¡El asma, jamás regresó! El sigue obrando milagros; amado:

¡CRÉELE A DIOS! El ES GRANDE, TODOPODEROSO, SOBRENATURAL, ILIMITADO y SOBERANO!

Autora: Estela Schüsselin

Escrito para: www.destellodesugloria.org