En defensa de la Fe

EN DEFENSA DE LA FE

Lectura: 2 Corintios 10:4-5

Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.

La fe es una decisión. Toda decisión en la vida debe basarse en algo factible, correcto, útil, beneficioso, real o verídico que enmarque la razón de esa decisión. Las razones que inciden en una decisión son tan poderosas como para entrar en la voluntad y cambiar los prejuicios de la mente, prejuicios que representan un obstáculo para el conocimiento y que no nacen con el ser humano, sino que se forjan a medida que crece y se desarrolla en su vida cotidiana.

Todos los seres humanos tenemos la tendencia natural a creer en algo, de hecho, más que una tendencia es una necesidad, tan evidente como la comida o el vestido. Desde el origen de los tiempos los humanos buscan algo en qué creer, esa fe da sentido y propósito a su vida y le da esperanza al corazón.

Toda la vida del hombre está basada en decisiones, y las decisiones están basadas en esperanzas, la esperanza es fe; así que la vida del hombre está basada en la fe. Ahora bien, la fe se basa en razones, que pueden provenir de hechos o de fantasías. Si la fe se basa en fantasías, la vida de aquél hombre que decide vivir en base a esta fe será una completa falacia. Por el contrario, si la fe se basa en hechos, este hombre vive en la verdad y, por tanto, tiene motivo para ser feliz y sentirse pleno.

La verdad no es subjetiva ni relativa; por ejemplo, imagine que una persona está corriendo por la calle; una persona que esté caminando por la misma calle puede interpretar que estaba corriendo porque estaba haciendo ejercicio, una persona que esté mirando la escena desde un segundo piso, puede argumentar que estaba corriendo porque alguien lo estaba persiguiendo, por otra parte, una persona que esté de frente a la situación, puede decir que está corriendo porque ha robado una billetera y está huyendo de su dueño. En este sencillo ejemplo vemos que los razonamientos son subjetivos, y se acerca más a la verdad la persona que tenga una mejor perspectiva del evento; sin embargo la verdad no varía, es única, singular, objetiva y absoluta. El hecho era que una persona estaba corriendo en la calle, ningún testigo de la situación puede negar este acontecimiento. Los hechos son indubitables, pero los razonamientos sobre el mismo están sujetos a dudas; la explicación es que los hechos se basan en la verdad, la cual es absoluta; mientras que los razonamientos se basan en hipótesis, que son subjetivas. También existe un hecho que explica la razón por la cual este hombre estaba corriendo por la calle, pero ninguno de los testigos tiene evidencia suficiente para saberlo, razón por la cual aluden a la imaginación para explicar este hecho.

La validez y armonía de las evidencias dan como resultado un hecho. Las evidencias se basan en los sentidos, los cuales explican la realidad y acercan a la verdad. Los testimonios de aquéllos testigos que percibieron con sus sentidos un hecho particular son una evidencia que, luego de ser revisada y comparada para verificar su credibilidad y veracidad, se convierten en un hecho, y el hecho demanda una decisión.

En síntesis este es el proceso a través del cual se genera la fe basada en hechos: Unos testigos hablan de aquello que percibieron sus sentidos y presentan pruebas que demuestran la veracidad de su testimonio; luego de esto, la persona hace un juicio mental sobre el asunto, poniendo en una parte de la balanza las evidencias en favor y en la otra las evidencias en contra. Para que este juicio mental llegue a la verdad se debe eliminar todo prejuicio, pues los prejuicios tienen más peso que las evidencias en la mente humana. Posteriormente, cuando la balanza se torne hacia un lado, la persona procederá a tomar una decisión. Ninguna persona que haya hecho este juicio mental puede ignorar la responsabilidad de tomar una decisión, pues ignorar implica la negación del hecho. En ocasiones la decisión se torna compleja, no por la carencia de verdad en las evidencias, sino por los prejuicios que son como fuertes murallas edificadas por años, las cuales solo pueden ser derribadas cuando están frente a la luz de la verdad y la persona decide creer en ella.

Todo este argumento tiene un fin muy simple: Defender la fe cristiana como un acto de suprema intelectualidad y lógica. La fe cristiana es la única que se basa en hechos y no en prejuicios, que se basa en la historia y no en la mitología, que se basa en testimonios y no en historias. La fe cristiana es completamente diferente a cualquier otra clase de fe, particularmente, por dos elementos: El primero, que se basa en los hechos de la historia mostrando a un Jesús histórico y real y no a un Jesús mitológico e imaginario; y segundo, la resurrección de Jesús que da respuesta al deseo del hombre por inmortalidad.

Ahora bien, luego de terminado el juicio mental y tomar una decisión basada en los hechos, se librarán en la mente múltiples ataques mentales realizados por agentes de la oscuridad y la mentira que buscarán la reconstrucción de los prejuicios mentales. El hombre tiene la tendencia natural a creer pero desarrolla una tendencia no natural a desconfiar, esta dicotomía en el ser de la persona propicia una batalla en la mente, batalla que dará como resultado la confianza o el temor y que determinará el destino de su vida.

Como cristianos, nuestras evidencias en favor de la fe son armas poderosas que nos ayudan a mantenernos firmes frente a todo argumento que se presente en su contra. Tomar la decisión de creer en Jesucristo implica tomar la decisión de resistir en esta fe.

Debemos pararnos firmes y saber por qué creemos y en quién creemos, no podemos dejarnos amedrentar por cualquier artimaña del enemigo que busca nuestra caída; todo lo contrario, debemos presentar defensa de la fe a través de las armas espirituales que Dios nos ha dado. Debemos tener presente en nuestra mente todo lo que Dios ha hecho en nuestra historia personal. La gratitud es una arma poderosa que desarma, a base de evidencias, toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios y que atrae la atención de aquéllos que aún están buscando en qué creer.

QUE DIOS TE BENDIGA

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”

Salmo 1:1-3

Autor: Juan Felipe Caro Valencia

Escrito para www.destellodesugloria.org

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