No existe justo desamparado

NO EXISTE JUSTO DESAMPARADO

Cuando era niño, las personas mayores solían decirnos a los más chicos en tono de amenaza: “si no te portas bien, entonces Dios te va a castigar”. Esta famosa e intimadora frase me llevaba a pensar que Dios es un Dios malo y castigador, que está siempre presto a identificar un error para ejecutar el castigo prometido. Curiosamente leí una historia que me llevó a reflexionar sobre esto.

Al aproximarse a Jerusalén dos rabinos vieron una zorra que corría en el monte

Sión. Uno de los rabinos, llamado Josué, se puso a llorar; pero el otro llamado

Eleazar, se rió. — ¿Por qué te ríes? — preguntó el que lloraba. — ¿Y por qué lloras? — preguntó el que reía.

Lloro — dijo el primero—, porque veo el cumplimiento de lo que dice el libro de las Lamentaciones, pues el monte Sión está desolado y las zorras corren por él. Pues por la misma causa estoy riéndome — contestó el rabino Eleazar —, pues cuando con mis propios ojos veo que Dios ha cumplido sus amenazas al pie de la letra, aumenta mi seguridad de que ninguna de sus promesas dejará de cumplirse: porque siempre está más dispuesto a manifestar su misericordia que a manifestar su severidad.

En eso se refleja el amor de Dios para con nosotros, que aun siendo desobedientes, al reconocernos, Él nos perdona. No es tiempo de vivir con la carga del error que pudimos haber cometido, sino con la certeza de que existe un camino que nos devuelve al perdón y la restauración de una vida plena con Dios. Existen consecuencias de todos nuestros actos y decisiones pero jamás Dios dejará de levantarnos. Dice la biblia: Ni antes cuando era joven, ni ahora que ya soy viejo, he visto jamás gente honrada viviendo en la miseria, ni tampoco que sus hijos anden pidiendo pan. Salmo 37:25 (Lenguaje Actual) El transitar por el camino llamado Jesucristo nos devuelve al Padre y somos llamados “Hijos de Dios”, entonces se cumplirá la promesa hecha a través del profeta Isaías:

Cuando llegue ese día,
haré que prosperen y vivan bien.
Mi pueblo se pondrá orgulloso
de los frutos que su tierra le dará.

Entonces protegeré a mi pueblo
con una nube durante el día
y una llama de fuego durante la noche.
Así, durante el día,
los protegeré del calor,
de la lluvia y de la tempestad». Isaías 4:3b,5-6

(Lenguaje Actual)

Autor: Gustavo J. Iriart

Escrito para www.destellodesugloria.org

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