Dios está buscando mujeres que se entusiasmen con Él
“Acá estoy, muéstrame algo nuevo, distinto, que me haga caminar por un camino diferente, me atrevo a salir de mi rutina, de las cosas que me enseñaron y que no me sirvieron para nada. Señor yo te sigo, te busco, quiero algo nuevo, dámelo”.
Tienes que independizarte de toda la gente que te lastima con sus palabras. Independizarse no significa abandonar a nadie, sino que es la forma de cuidarte emocionalmente.
Para cuidarte emocionalmente tienes que escucharte; tal vez escuches a todo el mundo pero no sepas escucharte. Si no te escuchas es porque perdiste la capacidad de valorar lo que decís. Todos tus pensamientos son dignos de ser escuchados; tienes que creer en ti. Habla lo que te está pasando, habla positivamente de ti; no esperes que alguien hable bien de ti. Habla de ti con palabras buenas, con palabras dulces, consuélate.
Vínculos basados en la dependencia:
Amor incondicional
Son las mujeres que dicen: «yo amo a mis hijos, y a mi familia, incondicionalmente, por eso di mi vida por ellos», y entonces disfrazamos la dependencia de “amor incondicional”, vivimos pendientes de todo el mundo porque creemos que de esa manera les estamos mostrando amor incondicional. Pero lo que tienes que entender es que no tienes que dar la vida por nadie, porque la vida por todo el mundo la dio Jesucristo, ya no hay que ocupar ese lugar, ya la tarea está hecha y el Señor dijo: «Consumado es”.
La búsqueda de aprobación
Una mujer dependiente, es una mujer que vive esperando que el otro la apruebe, especialmente los hombres. Están dependiendo de la mirada del otro, si el otro me dice que lo que estoy haciendo está bien, entonces lo sigo haciendo. Puede haber cincuenta mujeres que me digan “¡bien! ¡Espectacular!», pero si un hombre te dice: “Eso que estás haciendo no tiene mucho sentido”, te lo vas a cuestionar. Si hay un hombre que no te da la aprobación vas a tratar de agradarlo por todos los medios. Es así porque estamos esperando siempre la aprobación masculina y eso es «dependencia».
Mujer indispensable
“Si no lo hago yo, no lo hace nadie”, es volverse tan requerida, tan deseada, que a los demás les quede claro que sin ti las cosas no se hacen, “sin mí no pueden”. Es una manera de controlar al otro, todo tiene que pasar por tus manos. Hay mujeres que quieren hacer todo solas porque quieren mostrar que son independientes, porque en realidad no lo son; agrandan su parte segura, «tú no sirves, no eres rápido», necesitan hablar así para dejar a los otros en inferioridad de condiciones; pero hacer todo sola te limita. Ser eficiente no es igual a ser independiente, tienes que saber qué delegar, cuándo delegar y a quién delegar. Una mujer independiente, se deja cuidar. Recuerda: hay que dejarse cuidar para poder seguir avanzando.
¿Cómo se puede seguir avanzando y romper con los vínculos que generan dependencia?
La Biblia menciona a una mujer que verdaderamente se había entusiasmado con Dios, y supo usar de su sabiduría para vivir en libertad y ayudar a otros a que también lo logren; su nombre era Débora.
“Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot y acostumbraba sentarse bajo la palmera y los hijos de Israel subían a ella a juicio”.
Los roles que desempeñaba esta mujer: esposa, jueza y profetisa. O sea que su vida era bien intensiva, trabajaba en su casa y afuera, pues tenía que ayudar a resolver los problemas que la gente le traía; era una mujer con autoridad delegada por Dios.
Gobernaba: Dios creó al hombre y a la mujer para que gobiernen (Gn.1.27-28) “señoreen” a ambos se los dijo; no habló de dominarse unos a otros, sino de dominar la creación que él había puesto a su servicio.
Estás hecha a imagen de Dios, nadie puede desvalorizarte, nadie puede rebajarte, ni ponerte en lugar de un animal, porque Dios te puso en el rol de ser humano y estás hecha a su imagen. Eres valiosa para Dios y nadie podrá cambiarlo por más que quieran insultarte, maltratarte, y que te digan que no vales y que no puedes ser una buena mujer.
Tu valor no cambia aunque otros quieran hacerte creer lo contrario; el único que sabe la verdad sobre tu vida y tu valor, es Dios.
“La palmera”: debajo de ella Débora profetizaba.
La palmera vive de 100 a 200 años, y empieza a florecer desde los 50 años, “cuanto más vieja es da mejor fruto”: tus finanzas, tu matrimonio van a ir creciendo como la luz de la aurora hasta que llega al punto máximo del día.
Sirve para más de 200 cosas: “más allá del dolor que hayas vivido, vas a seguir produciendo”.
La tormenta la puede doblar pero nunca la quiebra: “deja atrás el pasado oscuro que tienes, ¡hay una vida larga de victoria!”.
Para vivir en victoria a veces tendrás que luchar, y eres una buena luchadora, y una buena guerrera, porque ya pasaste por muchas cosas en tu vida. Tienes que batallar hasta desprenderte de lo que te daña, de lo que te es negativo, ¿por qué vas a cargar con mochilas que te dañan? ¿A beneficio de qué y de quién? Tienes que empezar a desprenderte de todo eso.
Ya estás bendecida desde el vientre de tu madre, y recuerda que nadie puede maldecir a quien Dios ya bendijo. Y a los que intentan hacerte mal, tienes que decirles: “llegaron tarde, porque el Padre me tocó, el Hijo me abrazó y el Espíritu Santo me ungió, ¡por eso sé que mi destino es de victoria!”.
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org