¿Qué piensa Jesús del matrimonio?

EL SERMÓN DEL MONTE

¿QUÉ PIENSA JESÚS DEL MATRIMONIO?

Lectura: Mateo 5:27-32

Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.

El sermón del monte es una predicación hermosa que Jesucristo pronunció, se cree, sobre el monte ahora conocido como Monte de las bienaventuranzas. En esta preciosa predicación, Jesús nos dejó fundamentos sólidos para construir nuestra vida y para cambiar nuestra perspectiva de ella. Quiero, con esta serie de devocionales, llamar la atención de cada uno de ustedes a la importancia que tiene la aplicación de esta hermosa predicación para nuestra vida diaria, predicación que tiene tanta vigencia hoy como la tuvo cuando fue enseñada por primera vez:

¿Qué piensa Jesús del matrimonio?:

Es común oír en las noticias de farándula, el vaivén de las relaciones matrimoniales entre los famosos. Unos se casan, otros se separan y otro se vuelven a casar.

Esto no solo pasa en las esferas de los ricos y los famosos, sino que vivimos en una sociedad donde las separaciones son parte común de la vida diaria de las personas y la idea de matrimonio es tergiversada como nunca antes. Es por esa razón que es importante, como cristianos, reflexionar sobre las enseñanzas que nos dejó Jesús al respecto:

1. Se comete adulterio con el pensamiento: No solo se es infiel cuando se comete un acto sexual con una persona fuera del matrimonio, sino cuando el pensamiento desea a una persona que no es nuestro cónyuge. Es importantísimo saber que tenemos un Dios que pesa los corazones y que paga a cada quien según su obra.

La fidelidad debe nacer desde nuestro interior y jamás debemos permitir que se nos acerquen pensamientos de comparación o de deseo por alguien que no nos corresponde pues está fuera del vínculo sagrado que tenemos con nuestra pareja.

En Malaquías 2:13-16, el Señor expresa que uno de los pecados del pueblo de Israel fue el siguiente: “Pero tú le has sido infiel, aunque ella siguió siendo tu compañera fiel, la esposa con la que hiciste tus votos matrimoniales.” Y concluye, diciendo “¡Pues yo odio el divorcio! —dice el Señor, Dios de Israel—. Divorciarte de tu esposa es abrumarla de crueldad —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—. Por eso guarda tu corazón; y no le seas infiel a tu esposa”.

2. Se debe tener gran cuidado de nuestros pensamientos: En los versículos 29 y 30, Jesús nos pone en contexto sobre los reales peligros que conlleva desear a alguien fuera del matrimonio en nuestro pensamiento. Jesús enseña que el infierno espera a aquellos que cometan esta práctica de deslealtad, incluso, pone a consideración que sería mejor arrancarnos los ojos o las manos que ser arrojados a aquel lugar de sufrimiento. Debemos tener temor de Dios y obedecer sus mandamientos, teniendo gran cuidado de no pecar contra Dios al ser desleales a nuestra pareja.

3. El matrimonio es un pacto: El matrimonio no es un solo un contrato que se puede romper por cualquier causa, no es algo que se deba tomar a la ligera. El matrimonio es una unión divina, el mismo Dios en Génesis fue quien unió al hombre y a la mujer para ser una sola carne.

La Biblia enseña que el permiso que se había dado por Moisés en Deuteronomio para divorciarse de la esposa al encontrar “algo indecente” no corresponde al plan original de Dios sino a una concesión brindada debida a la dureza del corazón de las personas. Esto implica, tajantemente, que el divorcio no está en los propósitos de Dios.

En Mateo 19:6, Jesús enseña que “lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. Esto debe llevarnos a reflexionar que, cuando se da un divorcio, no se están separando las personas solamente, sino que está invalidando una unión divina que trasciende nuestro entendimiento y que se remonta a la misma creación. Se está invalidando el mismo plan de Dios.

Jesús hace solo una excepción a esta regla, y es que, si aquello “indecente” es que la otra persona ha sido infiel al pacto, el divorcio es justificado.

Más adelante, Pablo en la carta a los Corintios explica que, si alguien está casado con una persona que no es creyente, él piensa que debería quedarse unido a esa persona pues puede ser instrumento de salvación para ella. Sin embargo, explica: “Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.” (1 Corintios 7:15)

Continuando en el texto original, el versículo 32 de Mateo 5, indica las consecuencias de una separación que no sea por causa de fornicación. En este caso, ambos están cometiendo pecado, el esposo por llevar a la esposa al adulterio al desvincular algo que Dios no ha permitido y la esposa por casarse con alguien cuando este vínculo aún está activo. De igual manera, quien se case con ella también cometería pecado.

La Biblia enseña que aquel que haga tropezar a otra persona que intenta seguir a Cristo, “mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.” Así que cualquier que haga pecar a otra persona, esta teniendo un gran saldo en rojo en la eternidad.

QUE DIOS TE BENDIGA

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”

Salmo 1:1-3

Autor: Juan Felipe Caro Valencia
Escrito para www.destellodesugloria.org

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