El Poder de Tres

El Poder de Tres

“… si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe.”

(Eclesiastés 4:12)

Dios en su infinita sabiduría, creo las aguas. El agua es un elemento vital para la existencia de la vida en el planeta. Si el agua dejara de existir, las plantas, los animales y nosotros, dejaríamos de existir. Este líquido es muy importante y sin él, nada de lo que hacemos comúnmente podríamos hacerlo. Necesitamos el agua para vivir, para asearnos, para beberla, para preparar algunos alimentos y para muchas otras cosas.

La Biblia dice: “Visitas la tierra, y la riegas; en gran manera la enriqueces; con el río de Dios, lleno de aguas” (Salmos 65:9). Dios enriquece el planeta entero con el agua. Nuestro Creador estableció el agua como un elemento indispensable para que la vida continúe en la tierra.

¿Cómo está conformada una molécula de agua? Esta es una pregunta sencilla de química. Una molécula de agua esta conformada por tres átomos; dos de hidrógeno y una de oxígeno. Si a una molécula de agua le quitáramos un átomo (Hidrógeno); dejaría de ser agua. Si quisiéramos agregar un átomo más (Oxígeno); sería agua, pero oxigenada y esa no podemos beberla.

A lo que quiero llegar es que Dios estableció el agua (H2O) para la vida en el mundo y de otra forma (agregando o quitando átomos) perdería su esencia. Dejaría de ser el agua que necesitamos.

La Unidad de Dios

Dios siempre se ha mantenido unido. La palabra nos enseña que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno. “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo; el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno” (1 Juan 5:7). Así como el agua pierde su esencia al quitar o agregar un átomo a la molécula; Dios también perdería su esencia si una de las tres personas que lo conforman es retirada. Si quitamos al Padre, Dios dejaría de ser Dios. Si quitamos al Hijo, Dios dejaría de ser Dios. Si quitáramos al Espíritu Santo, también dejaría de ser Dios.

Los Tres estaban en el Momento de la Creación

Dios esta conformado por tres personas, y siempre han estado unidos. En el momento de la creación, los tres estuvieron trabajando en equipo. Hay dos pasajes que son clave para darnos cuenta que los tres estaban en ese momento.

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:1-2).

“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3).

En el pasaje de Génesis, solo podemos ver a dos en el momento de la creación, a Dios (el Padre) y al Espíritu Santo. Pero si ponemos atención en el pasaje de Hebreos entra alguien más en escena; La Palabra de Dios. En Juan 1:1 leemos “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. En otras traducciones en lugar de leer Verbo, leemos la Palabra. Aquí el Apóstol Juan nos hablaba de Jesucristo, quien estaba con el Padre y vino al mundo hecho carne. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habito entre nosotros…” (Juan1:14)

Entonces podemos entender que el Padre, el Espíritu Santo y Jesús estaban en el momento de la Creación. Eran un equipo trabajando con un mismo propósito para alcanzar una misma visión.

El Trabajo en Equipo

El Padre fue el autor intelectual de todo lo que existe en el planeta. Él fue quien tuvo la visión de hacer todo lo que ahora conocemos. Fue un deseo en su corazón y ahora tenían que ponerse manos a la obra. “De modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”

Mientras que el Padre, hacía los planos de todo lo que quería realizar, los prototipos, los modelos, etc. El Espíritu Santo preparaba el ambiente para que todo fuera hecho sin problema, se movía por todas partes para que se ejecutara la orden de Dios. “El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.”

El Padre ya tenía todo preparado, el Espíritu Santo preparo los terrenos y el ambiente. Ahora solo faltaba crear lo que se había planeado. Es ahí donde entró Jesús o el Verbo como lo llamaba Juan. Verbo denota una acción, y es lo que hizo Jesús, se puso en acción cuando Dios daba la orden.

El Padre decía: Sea la luz, y Jesús entraba en escena para crearla. Y así con cada una de las órdenes del Padre. Así que “entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios” que es Jesús.

En El Momento de la Creación del Hombre

Ya vimos que los tres estaban juntos y unidos. Trabajaban siempre como uno solo, y así ha sido siempre. Qué fue lo que dijeron en el momento de crear al Hombre: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” (Génesis 1:26). Los tres dijeron hagamos juntos al hombre.

Dios nos enseña la importancia de la unidad, y del poder que puede haber cuando se trabaja con una misma visión, con una misma meta, con un mismo sentir. Si fuimos hechos a su imagen y semejanza esta misma naturaleza debe ser parte de nosotros. El trabajo en equipo, la unidad.

Tres Amigos Unidos

En Daniel capítulo 3, leemos la historia de tres amigos de Daniel que siempre se mantuvieron unidos y firmes en su fe. El rey Nabucodonosor había mandado a hacer una estatua de oro, la cuál todos debían adorar al sonido de los instrumentos musicales. Todos lo hacían excepto Sadrac, Mesac y Abed-Nego. Estos tres amigos se negaban ante el rey a adorar a imágenes y prefirieron morir con el castigo que había impuesto Nabucodonosor: Morir quemados en un horno de fuego ardiente.

Estos jóvenes tenían la plena confianza en Dios. “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará” (Daniel 3:17). La ira del rey se encendió y mando a que se calentara el horno siete veces más. Cuando envió a hombres fuertes a que ataran y echaran a los jóvenes horno, estos morían por causa del horno tan ardiente que estaba.

Para sorpresa del rey y de los que estaba con él. Vieron dentro del horno a Sadrac, Mesac y Abed-Nego caminando de un lado a otro. Pero lo más sorprendente es que ya no eran tres, sino cuatro. Dijo Nabucodonosor: “He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Daniel 3:25).

Estos tres amigos se mantuvieron unidos. Confesaban a Dios como su Salvador. Servían a Dios con fe. Y como resultado, Dios se manifestó en medio de ellos para rescatarlos. Este rey quedó tan asombrado que los saco del horno y los engrandeció por su fuerte convicción en el Dios todopoderoso.

Dios se Manifiesta en la Unidad

A Dios le agrada demasiado la unidad. Él es un Dios unido. Por lo tanto cuando ve que hay unidad entre su pueblo, él ahí esta también. Eso fue lo que paso con los tres amigos de Daniel. En nuestros tiempos también podemos experimentar la presencia de Dios cuando estamos unidos. La Biblia nos enseña: “… donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).

Imagina todo lo que podemos experimentar de parte de Dios cuando nos mantengamos unidos. Su presencia en nosotros será cada día mayor, y veremos grandes milagros obrados por la mano poderosa de Dios.

El día de Pentecostés

Cuando estaban todos reunidos en el aposento alto, el día de Pentecostés; estaban todos unánimes juntos. Y de repente fueron todos llenos del Espíritu Santo. En ese momento había tres tipos de personas, los apóstoles, los discípulos (de donde eligieron a Matías) y los congregantes… ciento veinte en total. (Hechos 2)

En nuestros tiempos, el poder de Dios también se puede manifestar. Si tan solo podemos creerlo y unirnos para buscar la Gloriosa presencia de Dios, él la mostrará. Si nos unimos cosas poderosas veremos obrando. Si tan solo nos humilláramos y clamáramos a Dios el nos responderá. A nuestro Padre celestial le gusta la unidad y solo cuando estemos en un mismo sentir, el estará en medio de nosotros. “Cordón de tres dobleces no se rompe pronto”. Hagamos un gran equipo.

Autor: Juan Manuel Ramos Castro

Escrito para www.destellodesugloria.org

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