Destellito encontró al interior de un libro una hoja que estaba escrita por ambos lados, después de leerla decidió compartir la historia que contenía. Antes que el hombre fuera creado, estaban jugando tres angelitos, cansados de los mismos juegos, determinaron hacer algo diferente, le harían una travesura al hombre cuando existiera. Uno de ellos dijo: —debemos quitarles algo. —Pero, ¿qué? preguntaron los otros. Y como no se ponían de acuerdo, otro angelito que no participaba de los juegos, dijo: —Ya sé que quitarle a los hombres. Los demás lo miraron esperando que dijera la idea, —le vamos a quitar la felicidad. Después de pensarlo por un segundo, todos aplaudieron porque les gustó. —¿Y dónde vamos a esconder la felicidad, de tal manera que no puedan encontrarla?, preguntó uno. —Escondámosla sobre la cima de la montaña más alta. —Recuerda que tendrán fuerza, y sin duda podrán alcanzar la cumbre, dijo uno. —Entonces, ocultémosla en el mar, propuso otro. —Recuerda que ellos serán inteligentes y pueden inventar algo para sumergirse y encontrar la felicidad, dijo un angelito. —Bueno, dijo otro, escondámosla en un planeta lejano. —Debes tomar en cuenta que el hombre deseará escudriñar el Universo, puede hallar la manera de llegar a los planetas. Se quedaron pensativos, hasta que uno de ellos dijo, — ¡Ya sé cómo lo podemos hacer!, expresó eufórico uno de los angelitos, ¡vamos a esconder la felicidad dentro de ellos!, —¡qué buena idea, no la van a encontrar nunca!.
En Busca de la Felicidad
Estad siempre gozosos. 1a de Tesalonicenses 5:16. Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta a causa del Nombre. Hechos 5:41.
La historia ficticia termina revelando una realidad, los hombres y las mujeres se llevan toda la vida buscando la felicidad, sin darse por enterados que está dentro de ellos. Dios creó al ser humano para que sea feliz, puso alegría en él. Y aún hoy está entregando felicidad, la misma que tenían los discípulos ante el concilio. Resulta paradojal que se le pida reír a alguno que está sufriendo, pero es así la realidad del hijo y la hija de Dios. Sin importar la circunstancia ellos, los discípulos, llevaban la felicidad a todas partes, el gozo era parte de sus vidas, y lo mismo desea el Señor Jesús para todos los que le han recibido como único y suficiente Salvador personal. En el cristiano convertido se hace visible la felicidad, porque Jesús, el máximo gozo de Dios, está en él, dijo Destellito.-