Enseñemos Responsabilidad

Enseñemos Responsabilidad

Todos los seres humanos tenemos fortalezas y debilidades que tenemos que aprender a fortalecer. Una de las cosas que conviene enseñar muy temprano en la vida es la responsabilidad. La responsabilidad es una de las bases fundamentales en la realización de todo ser humano, y es una habilidad que se puede empezar a enseñar desde edad muy temprano. Si enseñamos a un pequeño la importancia de ser responsable, entonces habremos sentado una base primordial en su desarrollo, y estaremos cooperando a futuro con un adulto maduro y responsable.

Pero, ¿Qué es la responsabilidad? Responsabilidad es la capacidad existente en todo sujeto para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente; es cargo u obligación moral que resulta para alguien por el posible yerro en cosa o asunto determinado; significa que uno es capaz de responder a lo que le sucede. La responsabilidad es algo que tenemos que aprender a asumir desde pequeños. La irresponsabilidad no está mal, simplemente significa que no se sabe cómo responder ante una determinada situación.

Para enseñar la responsabilidad a un niño basta con mostrarle que cada una de las cosas que hace tiene consecuencias. Por ejemplo, si un niño derrama un vaso de leche mientras desayuna, eso no esta “mal”, lo mejor en este caso es decirle al pequeño: “Bueno, ahora tendrás que limpiar la mesa y el suelo”. Y se debe dejar al niño que lo haga. Lo importante aquí es que el pequeño observe el trabajo y el esfuerzo que hace, los cuales le estarán enseñando a hacerse responsable; es decir, a responder a lo que ha provocado. Muchos adultos son irresponsables porque de pequeños no se les enseñó las consecuencias de lo que hacían. Solemos reprender mucho a los jóvenes en lugar de hacerlos consientes de lo que hacen y de recibir sus propias consecuencias, no porque sea un castigo, sino porque es una manera para aprender a ser responsables.

Un niño o un joven que rompe los límites y al que no “le importa nada”, es alguien que se rebela contra una autoridad que no ha sabido como transmitirle la responsabilidad. Dice Ezequiel 18:4, “… el alma que pecare, esa morirá”. Somos responsables por lo que hacemos, pero también por lo que no hacemos. Y el hacerlo o no hacerlo no nos justifica ni nos exime de nuestra responsabilidad. Debemos aprender a ser responsables por nuestras acciones en lugar de evadirla culpando a los demás por lo que nos pasa. Sólo nosotros somos los únicos responsables por cómo nos sentimos el día de hoy, sin importar quién nos hizo daño o quién nos defraudó.

Cada nuevo día tenemos la opción de elegir ser responsables por mi hoy o vivir anclados en el ayer, culpando a los demás. El Señor nos dice, “… y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones” (Heb. 10:17), así que despojémonos de toda carga y asumamos nuestra responsabilidad para hacer lo que Dios nos ha mandado hacer.

Autora: Alma Delia Ponce

Escrito para www.destellodesugloria.org

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