Un Destellito en las manos de Dios.-
El Gallinero.-
Una de las cosas que aprendí estando como observador en una granja, dijo Destellito, fueron ciertos comportamientos de los animales y de las aves, que me asombraron, además de dejarme una enseñanza muy provechosa, para poder utilizarla en mis historias.
Las granjas son inmensas, conviven en ellas una variada gama de aves y animales domésticos, y es entretenido observarlos. Cierto día, continuó hablando, al caer la tarde, las gallinas comenzaron a cacarear llamando a sus polluelos, porque era la hora de irse a dormir, unos, obedecieron al instante, mientras que otros querían seguir jugando, y no respondían positivamente al llamado de la mamá gallina, entonces el cacarear se hizo más intenso, y a los polluelos no les quedó más remedio que acudir, algunos de mala gana, hacia donde se encontraba mamá gallina. Una vez que estuvieron todos, mamá gallina extendió lo más que pudo sus alas, y los cubrió, no estaba dispuesta que sus hijitos pollitos pasaran frío.
Habla la Escritura, la Santa Biblia, en Lucas 13:34: ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuantas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a los polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!, terminó de leer un emocionado Destellito, para luego de secar sus lágrimas, y decir:
Servir al Señor es un acto voluntario, responder a su llamado misericordioso y compasivo, también lo es.
Hace mucho tiempo que sientes a Cristo, llamándote, porque quiere cubrirte para que no pases frío, para que no sigas a la intemperie, a campo abierto, en peligro, y es tanta su desesperación porque no respondes al llamado, hasta intenta volar para llamar tu atención. Vamos amigo, éste es quizás el último llamado para ti, dijo finalmente Destellito.-
Autor: Oscar Dondero Olivares
Preparado para: www.destellodesugloria.org