Arma Letal

ARMA LETAL

En el cotidiano andar cristiano me encuentro con un número de no pocas personas que no disfrutan de los frutos de la salvación; el gozo inefable, la paz que sobrepasa todo entendimiento; en fin, la bendición integral de Dios.

La Biblia dice que estamos en guerra y que dicha guerra no es contra carne y sangre, sino contra principados y potestades; por tanto las armas de nuestra milicia tampoco son carnales sino poderosas en el Señor.

Yo nací y crecí en una congregación pentecostal llena del poder de Dios, donde la manifestación del Espíritu Santo obraba sanidades, milagros y liberación de demonios. Pero no siempre el desarrollo de esta guerra debe ser en forma bélica.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Romanos 8:31-39 (VRV)

La Biblia nos enseña que satanás es el maestro del ilusionismo, padre de mentira, todo el tiempo estará tratando de convencernos de que el Señor nos desecha o ha dejado de amarnos a causa de nuestras equivocaciones. Pero lo cierto es que como dice esta cita bíblica, nada puede separarnos del amor de Dios.

Hay veces en que nos sentimos acorralados y sin salida y buscamos hacer guerra pero nos sentimos condicionados y con falta de fuerzas. Esto se debe a que generalmente nos centramos en el problema antes que en la solución. En el libro de Ester, en la biblia, se nos narra que en un momento de angustia para los judíos, teniendo ya un edicto publicado de sentencia de muerte para todo el pueblo Judío por parte del primer ministro Amán; Ester se presenta en la presencia del rey, y este, deslumbrado por la belleza y gracia de la reina le promete concederle hasta la mitad del reino. Pero Ester lo invita a un banquete que ella realizaría para agasajarlo, y también invita a Amán, su enemigo.

¿Invitarías a tu enemigo a tu mesa? ¿Cómo disfrutar de un banquete cuando tu verdugo está comiendo frente a ti? Lo cierto es que así aconteció. El salmista dice que el Señor en su Amor nos pastorea y adereza mesas delante de nosotros en presencia de nuestros angustiadores. No tenemos por qué temer.

Dice la Biblia:

Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Salmo 37:4 (VRV)

El pasaje bíblico del libro de Ester nos muestra algo muy importante, ella sabía lo que le agradaba al rey. ¿Sabemos nosotros lo que le agrada al Rey de reyes y Señor de señores? ¿Nos presentamos ofreciendo un banquete digno del Rey? ¿O simplemente traemos “comida rápida” para presentar quejas y peticiones egoístas? ¿Se siente agradado el Señor de nuestro agasajo? El apóstol Juan dice que El Padre “busca” verdadero adoradores que le Adoren en Espíritu y en verdad (Juan 4:23-24) El verdadero manjar de adoración a nuestro Rey es el anhelar Su presencia. ¿Por qué quedarnos solo con la mitad del reino si podemos tener el corazón del Rey?

Para cuando hubo deleitado al rey el banquete de Ester fue entonces donde presento su petición.

No nos sirve presentarnos en presencia del Rey buscando solamente sus manos; lo importante es su presencia, su rostro, su corazón, adorarle por lo que Él es y no por lo que podemos obtener de Él. Es entonces cuando la adoración es verdadera y todo lo que se constituye nuestro enemigo también se convierte en enemigo del Rey.

Amán fue muerto en la horca que había preparado para Mardoqueo, el tío de Ester.

El estar confiado en el Amor de Dios nos hace estar seguros de mantener la victoria. Cuando nuestra adoración es extravagante comienza el deleite en presencia de Jehová y esto permite que Él se glorifique concediendo las peticiones de nuestro corazón.

La adoración es nuestra arma más letal a la hora de enfrentar a nuestros enemigos; en ella nos centramos en Dios antes que en los problemas y esto permite que la gloria sea solo para Él.

No importa que se multipliquen tus enemigos, esta es la promesa del Señor.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Juan 10:10-11 (VRV)

Autor: Gustavo J. Iriart

Escrito para www.destellodesugloria.org

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