Escribiendo mi historia:
Actitudes que irritan e incomodan
(Día 5 – El reto del amor)
Escrito por Lilo de Sierra
“Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse”.
(Santiago 1:19 NVI)
Pídele a tu cónyuge que te diga tres actitudes que le incomodan o le irritan de ti. Debes hacerlo sin atacar ni justificar tu conducta. Su perspectiva es la importante en este caso.
A diario tenemos diferencias que se convierten en batallas campales al querer defender nuestros puntos de vista; ofendiendo a nuestro esposo, invadiendo el espacio del otro y menospreciando los roles, que Dios nos ha asignado en el matrimonio.
Las palabras dichas con sarcasmo y con la intención de herir, son flechas lanzadas directo al corazón y créeme, su poder letal de destruir es muy efectivo, no solo porque minas la confianza mutua entre los dos, sino porque el enemigo se aprovecha para sembrar raíces de rencor, odio y resentimiento muy difíciles de erradicar.
Muy temprano, le pedí a Juan hiciera la lista de las cinco cosas que más le irritaban de mí. Inicialmente, se negó a hacerlo diciéndome muchas cosas positivas; me sorprendió la respuesta, porque normalmente, nos es mucho más fácil recalcar los defectos que resaltar las virtudes y cosas buenas de nuestra pareja. Le expliqué que era importante conocer su opinión, para poder apuntar mi oración a las cosas que debía mejorar para lograr que en nuestro matrimonio fluyera el respeto.
No puedo cambiar a Juan, eso lo tengo claro; pero sí puedo hacer algo para mejorar en aspectos que van a hacer de nuestra relación un remanso de paz, así como lo quiere Dios. La oración debe estar acompañada de acción, si voy a pedirle a Dios que me ayude a ser una mejor esposa, en los aspectos que Juan me dice, también debo tomar la decisión de erradicar comportamientos que lo alejen de mí más que de lograr la unidad que tanto he anhelado desde que acepté casarme con él.
Finalmente accedió, las cosas que más le molestan de mí son: mi irritabilidad, negativismo, intensidad con un grado un poco más alto de complejidad y desorden. ¡Por Dios!, son cosas que en mi interior sé que nos afectan, pero que él no se había atrevido a decirme. Sí, me irrito fácilmente, soy demasiado emocional y trascendental; a veces soy pesimista y me complico con nada; y con mi desorden lidiaron mis padres y ahora mi esposo… ahora ¿qué voy a hacer?
Un día a la vez; sé que no estoy sola en éste proceso. En oración le pido a Dios me permita ver mis errores y ser sabia al manejar mis conflictos. He decidido creer y confiar que en Él todo lo puedo lograr y en cuanto a mi desorden…pues debo organizarme, es la única manera.
Le demuestro respeto a mi esposo, cuando hago todo lo posible para que sea feliz y se sienta bien a mi lado… ¡Lo intentaré, las veces que sea necesario!.
Escrito para www.destellodesugloria.org