¡Despidamos al Titiritero!

¡DESPIDAMOS AL TITIRITERO!

El hombre, esa obra maestra que coronó La Creación, es como las demás criaturas., llamado a ser libre. No obstante, aunque parezca una paradoja, muchas veces usamos ésa libertad, para someternos a yugo de esclavitud. El ser humano natural, vive cautivo de sí mismo; de sus propias  iniquidades y del sistema que rige a este  mundo, cada vez más enfermo y en franca autodestrucción. En ese contexto, es fácil entender que usemos esa libertad como ocasión y como un medio, a través del cual podamos satisfacer  nuestras debilidades. Es comprensible que esto le ocurra al género humano, en su condición de “ser natural”; de alguien  que jamás ha experimentado transformaciones significativas en su vida. Es de esperar, que esto le suceda a quien no haya sentido jamás el estrepitoso caer de las pesadas cadenas, que cubrían su mente y su corazón.

Pero, los que hemos conocido La Verdad, y la verdad nos ha hecho libres (Juan 8:32)… ¿Cómo podremos seguir viviendo en esclavitud? ¿Cómo ser instrumentos de liberación, si continuamos con  apretadas ligaduras, que nos impiden vivir esa Vida Abundante, que Jesús nos regaló, al tomar nuestro lugar en aquella cruz? (Juan 10:10 b) Es probable que ya no sirvamos voluntariamente al pecado; es probable incluso, que hayamos vencido sobre los vicios,   la idolatría y el egocentrismo; que llevemos vidas piadosas y que hasta mostremos frutos dignos de arrepentimiento. Sin embargo, muchas veces, somos como marionetas, movidas por hilos sutiles, casi imperceptibles ¡pero muy resistentes! Vivimos como si no pudiéramos terminar de incorporarnos, de ponernos en pie, de avanzar y de conquistar…Arrastramos traumas, actitudes y estructuras de pensamientos, que nos mantienen anclados, impotentes ¡incapaces de fijarnos metas y objetivos!..Mucho menos aún de alcanzarlos.

A pesar de ello, nuestros líderes y padres espirituales, nos animan.   Hacen referencia, al gran potencial que tenemos. Nos hablan de que ahora sí saldremos adelante; de que ahora sí, es tiempo de conquistar aquellos sueños y anhelos que habían  quedado postergados,  porque ahora, desde que nacimos de nuevo ¡ya tenemos la mente de Cristo! (1Corintios 2:16)  Pero justo.. ¡justo cuando lo empezamos a creer! cuando nos ponemos “las pilas” para echar a andar,  ahí aparece ¡otra  vez el titiritero! Comienza a movernos los sutiles, pero tenaces hilos del “tú no puedes”…”no estás preparado, no has superado aún aquella triste experiencia ¿la recuerdas? ¡Sí! aquella de cuando eras el niño torpe y gordito, del que todos se mofaban en el barrio” “O la niña de gafas, que nunca leía bien en el salón de clases” “Ni lo intentes, ¡nunca lo lograrás!”…y bla..bla..bla. Sin embargo, el apóstol Pablo nos dijo: “Hermanos, a libertad fuisteis llamados” (Gálatas 5:13 a)

Amados, sé que quizás piensen que ese titiritero, se llama satanás o el diablo. Quizás creerán que, quien sigue moviendo nuestros hilos, es aquel nefasto personaje que sólo vino para robar, matar y para destruir (Juan 10:10 a) ¡y eso es cierto! Sin embargo, yo quiero recordarte a ti  hoy, que ¡ya puedes despedir al titiritero! El no podrá tener participación en nuestras vidas ¡más allá de la que tú y yo le permitamos!  Si para los demás seres de este planeta, la libertad es un derecho, para nosotros ¡es un deber!.. ¡Tenemos  la obligación de mostrarle a este mundo, que somos libres! Y más aún, que somos ¡verdaderamente libres! porque ¡El Hijo de Dios es quien nos ha libertado!(Juan 8:36) Así que nos es impuesta  automática y moralmente, la tarea de mostrarle a la humanidad entera, que nuestro Salvador, no murió en vano, sino que El vino a libertar a los cautivos,  a sacar a los presos de sus más profundas y dolorosas prisiones… (Lucas 4:16-21)

Como hijos de Dios, decidamos, llevar solamente el yugo del Señor, porque es fácil y ligera su carga. (Mateo 11:30) ¡Dejemos sin trabajo al titiritero! Disfrutemos de ser libres y comencemos a guiar a otros hacia esta libertad, que no es condicional, sino que es ¡completamente  legítima y total!

Autora: Estela Schüsselin

Escrito para: www.destellodesugloria.org

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