Pongamos la tienda en medio de nuestra rutina
Tu firmeza acelera el cambio, en el día malo resiste, haz un muro, una barrera, no permitas que te penetre lo malo que te anuncien, porque ya está preparada de antemano la bendición que pronto vendrá a tu vida. La gente pasiva no hace nada, la reactiva es la que reacciona solamente si hay un estímulo, pero la gente proactiva hace todo por iniciativa propia.
Si valoras tus tiempos con Dios, recibirás una doble bendición
Jacob estaba en la tienda, cocinando, y apareció Esaú y le dijo: “eso rojo que estás cocinando échalo en mi garganta que me muero de hambre” y Jacob le dijo: “véndeme tu primogenitura”; esa era la bendición doble que se daba al hijo mayor, en lo material y en lo espiritual, era una declaración de fe, una oración.
Esaú representa a los que no valoran lo espiritual, la gente que no ama a Dios, son superficiales “vio el guiso rojo y dijo dámelo”, los que no aman lo espiritual “comen cualquier cosa”, tienen ansiedad, no disfrutan. Nadie se murió por no comer un día, la gente que no ama a Dios siempre pone excusas, es que en realidad a Esaú no le importaban las cosas de Dios.
La bendición del primogénito: antes se daba al primer hijo que nacía; con Jesucristo Dios nos hizo a todos primogénitos.
Eso significa que vamos a soltar fe y los enfermos se van a sanar; vas a ser el primero en viajar, el primero en progresar, el primero en tener una familia normal, serás el primero de no morirte de una enfermedad. Es que nos vaya bien en lo espiritual y en lo material.
Hay gente que tiene plata pero está vacía y gente espiritual que también está vacía. La bendición del primogénito es estar bien en lo espiritual y en lo terrenal.
Hay gente que le molesta que tengas la primogenitura
Hay gente que está enojada porque Dios te bendice. Esaú decía “me robó” cuando en realidad él la vendió. No vio que esa bendición iba a pasar a su familia, ponía excusas. Cuando estaban por nacer Jacob lo agarró del talón a Esaú. ¿Por qué le agarró el talón? porque ya estaba profetizado: “Esaú, todo lo que pises, yo lo voy a tomar con mi mano, yo lo voy a pisar, todo lo que pisen mis pies, Dios me lo va a dar”.
En Hebreos dice: “Porque no se han acercado al monte que se podía palpar, sino que se han acercado al Monte de Sion, a la Ciudad del Dios vivo a la congregación de los primogénitos”.
Eso es autoridad frente al diablo: “congregación de primogénitos”; la deuda no va a estar en tu casa, ni la delincuencia, ni la cárcel porque en Cristo eres primogénito, “faraón” te tiene que soltar.
A Jacob cuando le nació José, algo en su vida tuvo un “aumento”, Jacob a partir de allí dijo: “me quiero ir a Canaán a mi casa”, ¿qué es lo que hizo en su casa? iba a poner una tienda, un lugar donde estudiaban la Palabra de Dios, Jacob dijo “me cansé”, esto no es la vida, la vida es conocer la Palabra de Dios, adorarlo, ponerlo primero a él.
En la tienda conquistarás todo lo que anhelas, y cuando salgas de allí tomarás todo lo que te pertenece
Jacob estaba viejito y se acercó a Zabulón e Isacar. Zabulón iba a tener dinero, Isacar iba a estudiar y conocer a Dios; uno sostendría materialmente al otro. Ambos representan dos unciones que Dios va a poner dentro de nosotros, vamos a prosperar para estudiar; y esa sabiduría se va a retroalimentar para capacitar a otros.
Cuando Adán y Eva pecaron Dios le prometió un Salvador; le dijo a la serpiente: “tu gente mala van a pelear contra la simiente de Eva”, su descendencia le va a pegar en la cabeza a los malos, pero la semilla de Satanás le va a pegar en el talón a tu simiente para que no pises en fe. Las promesas que Dios te ha dado por años Satanás se propuso quitártelas, te pegó en el talón, pero tú tienes que declarar: “todo lo que pise, Dios me lo va a dar a mí, yo voy a pisar todas las promesas que Dios me ha dado, voy a pisar mi bendición, por eso lo espiritual tiene que ocupar el primer lugar en mi vida”
Dios un día le había dicho a Moisés que se quitara las sandalias, para que pise, para que sintiera la tierra, para que se dé cuenta ¡de todo lo que Dios le iba a dar!
Pablo dijo: “este cuerpo se me está cayendo, pero por dentro voy de gloria en gloria” y aunque esta tienda se me va desgastando, todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Eso es ser lindo para Dios, no hay que gastar tanto tiempo para el afuera, sino más tiempo para el adentro, para que Dios nos dé esta belleza que ya está pero hay que liberarla. Cada vez que la mujer que menciona el libro de Cantares, se encontraba con el amado, él le daba palabras de aliento de fe, capacidad de ver, de tener fuerzas, esa es la gente linda. El corazón alegre en Dios te hermosea el rostro, vamos a activar la belleza del Señor, no es por capacidad, ni por los títulos, es por un corazón dispuesto para él, porque la capacidad ya está, hay que activarla.
Sé estable como el monte de Sion, no hay que ser como Marta “limpiar y oír”, ¡No! tienes que sentarte y hacer tiempo para Dios. En la antigüedad la gente se encerraba en las tiendas y ahí nadie los molestaba y podían conectarse con Dios.
El Señor quiere un espacio que sea exclusivamente suyo en nuestras vidas, para estar con él. Ese altar no lo comparto con nadie, saca los ídolos y pon a Jesucristo de nuevo allí. Cuando esas personas que están ocupando el primer lugar en tu vida te defrauden, te vas a sentir frustrado, pero si los mantienes en sus lugares podrás amarlos sin adorarlos.
Dios te va a honrar, tienes que tener ganas de comer palabra fuerte, ¡hay que creerle a Dios por cosas grandes y extraordinarias que él va a hacer!
Autora: Silvia Truffa
Escrito para www.destellodesugloria.org