Un Destellito en las manos de Dios
La advertencia.-
A la vista, había un letrero que decía: “Usted se debe a sus pacientes, pero mayormente a usted mismo, lávese muy bien las manos”. Era obvio, para Destellito, que el mensaje buscaba evitar que el personal hospitalario se contagiara.
La Biblia dice en Isaías 1:16, dijo Destellito, Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo.
Esta es una clara advertencia a los hijos y a las hijas de Dios. Los funcionarios de un hospital, que trabajan en contacto directo con los enfermos, corren gran riesgo si no siguen las normas de limpieza, así mismo, sucede con los miembros del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Si no hay preocupación por mantener limpio el templo donde mora Dios, que son cada uno de los creyentes, el riesgo de adquirir algún tipo de contaminación es muy grande; como expresa la Palabra de Dios, no sólo hay que limpiarse, sino que lavarse. El contacto con los enfermos, los incrédulos, que es diario, les puede contagiar, si no se toman las medidas de no contaminación que frecuentemente los creyentes reciben por diferentes medios. No hubo un solo funcionario que pasara por alto la advertencia de lavarse las manos, estaban conscientes que era una medida para su propio bien. La misma actitud deberían tener todos los hijos e hijas de Dios, finalizó diciendo Destellito.-
Autor: Oscar Olivares Dondero
Escrito para: www.destellodesugloria.org