Temas y Devocionales Cristianos

Cuando el desánimo toca la puerta

CUANDO EL DESÁNIMO TOCA LA PUERTA

cuando el desanimoLectura: Nehemías 2:19-20

Por favor cambia tu mente a la forma de la de un niño para que puedas entender la Palabra que Dios tiene para ti hoy.

Oro a Dios para que este mensaje pueda transmitirte el ánimo que necesitas para seguir adelante con la obra para la que Dios te ha llamado.

Creo que todos nosotros hemos pasado por momentos en los cuales hemos pensado: “Estoy cansado ya no puedo más”; quizá nos hemos querido dar por vencidos y dejar atrás todo aquello por lo cual hemos luchado y a lo que, además, hemos sido llamados. Cuando las cosas parecen no funcionar a pesar de nuestro gran esfuerzo nos empezamos a sentir angustiados y empezamos a pensar “¿Qué estaré haciendo mal? ¿En qué me estaré equivocando? ¿Por qué nada me sale bien? ¿Será que si estoy en el lugar indicado? ¿Será que Dios si me llamó a hacer esto o fue solo mi imaginación?” La incertidumbre empieza poco a poco a tomar cada pensamiento y, cuando menos pensamos, toda nuestra mente está llena de una sustancia negra y turbia que nos impide seguir dando lo mejor de nosotros mismos; que nos desalienta; que nos hace sentir débiles. Esa “sustancia” es el Desánimo y es un gran monstruo al que debemos enfrentar todos aquellos que hemos sido llamados para algo especial.

Cuando el desánimo toca la puerta y nosotros la abrimos, empezamos a ver como nuestras fuerzas se agotan poco a poco; que aquello para lo cual dedicamos tiempo ahora lo dejamos relegado; que aquello que antes nos parecía de gran importancia lo empezamos a ver con gran desdén; que aquello por lo cual luchábamos se empieza a convertir en algo de “segundo plano”, de pequeña importancia y dedicamos más esfuerzo y tiempo a otras cosas. Dejamos de orar, de buscar a Dios, de leer la Biblia, hasta de ir a la iglesia y poco a poco nos dejamos sacar del Camino hasta que, cuando despertamos, puede ser que ya estemos muy lejos de Él.

 Si hoy te sientes así quiero que sepas que no eres el único que se ha sentido así; el desánimo toca la puerta de todos nosotros alguna vez y no lo podemos evitar; LO QUE SÍ PODEMOS HACER ES NO DEJARLA ENTRAR.

Esta es la historia de un hombre que fue bendecido por Dios para reconstruir el muro de Jerusalén que había sido destruido. Nehemías fue un hombre común como todos nosotros y también el desánimo tocó la puerta de su corazón alguna vez. Tobías y Gesem se burlaban y menospreciaban a Nehemías, al pueblo que estaba reedificando y a la obra que estaban haciendo; de hecho, llegaron a usar diversas tácticas para causar desánimo en el corazón del pueblo: Menosprecio, burlas, miedo, amenazas.

Ante tal ataque que estaba recibiendo constantemente, Nehemías bien pudo haber desistido y tirado todo; pudo haber pensado “Esto no vale la pena, Dios no parece estar de nuestra parte, es más, parece estar muy lejos de aquí; no tenemos ninguna garantía y hasta ellos pueden tener razón, es ridículo lo que estamos haciendo. Estaba mejor como estaba antes mejor me devuelvo y me evito problemas”. ¿Te parece conocido ese pensamiento? ¿Has alguna vez pensado de manera similar? Te reto a que observes y sigas la conducta de este gran hombre de Dios que no hizo caso a ninguna de las artimañas que usaban sus enemigos para desanimarlo; todo lo contario, contraataca al desánimo con la siguiente frase: “Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.”

¿Qué podemos rescatar de la respuesta de Nehemías?

  1. Estaba seguro de quién era su Dios y que estaba con ellos. (“El Dios de los cielos, él nos prosperará)
  2. Estaba seguro de quién era él (Nehemías) y quién era el pueblo que lo estaba ayudando. (“y nosotros SUS SIERVOS”)
  3. Estaba seguro que la obra que estaba haciendo contaba con el respaldo de Dios. (nos levantaremos y edificaremos)
  4. Estaba seguro que nadie podía detener lo que Dios había empezado. (porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén”)

Nehemías cerró la puerta al desánimo con autoridad y seguridad. Él guio al pueblo a una reconstrucción de magnitudes épicas a pesar de todo lo que tuvieron que enfrentar para lograrlo.

LA SEGURIDAD ES LA MEJOR ARMA CONTRA EL DESÁNIMO. SABER QUIÉN ES DIOS, SABER QUE ESTÁ CONMIGO, SABER QUIÉN SOY Y QUIENES SOMOS, SABER QUE NOS RESPALDA, SABER QUE NADIE PUEDE ENTORPECER SU OBRA.

¿Cuál es tu muro? ¿Cuál es la obra que Dios te ha encomendado hacer? ¿Estás desanimado? ES HORA DE LEVANTARSE Y EDIFICAR.

Analiza tu propia vida y piensa ¿Cómo está el fuego del Espíritu Santo en mi vida? ¿Lo he dejado apagar? El fuego es un elemento natural; si lo dejas abandonado se apagará poco a poco; pero si constantemente estás pendiente para echarle aceite la llama se avivará y no se apagará; ESTO DEPENDE DE TI.

El aceite es la oración, el ayuno, la lectura de la Palabra, volver a retomar el ánimo que teníamos, retomar el primer amor y no dejarlo ir.

CUIDA TU VIDA Y AVIVA EL FUEGO DEL ESPÍRITU EN TI. NO DEJES IR EL PRIMER AMOR, RETOMA LO QUE DEBES RETOMAR Y SIGUE ADELANTE SIN DESMAYAR. NO DEJES QUE NADIE TOME TU CORONA.

Oro a Dios para que este mensaje haya podido transmitirte el ánimo que necesitabas como lo hizo conmigo.

QUE DIOS TE BENDIGA

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará”

Salmo 1:1-3

Autor: Juan Felipe Caro Valencia

Escrito para www.destellodesugloria.org