El proceso de convertirse en cristiano

El proceso de convertirse en cristiano

cristiano procesoNo sé si sólo yo me he topado con este tipo de personas o a ti también te ha sucedido, pero pareciera ser que cuando “entras al cristianismo” una esfera mítica te debe envolver y milagrosamente te deberías convertir en una versión muy distinta a la de ti mismo, y que curiosamente es parecida (más bien igual…) a quienes entraron a este “club” antes que tú y de alguna manera tu membresía depende de este cambio de personalidad.

Lo cierto es que cuando tenemos un encuentro cara a cara con el Señor, poco importa como somos, porque ya no seremos iguales. Es tan potente la experiencia de conversión que moviliza muchísimas emociones, sentimientos y cambios que sin necesidad de presionarlos llegan por sí solos. Lo que muchas veces sucede es que ciertas personas creen que deben ser de cierta forma para agradar a Dios: serios, reflexivos, hablar con palabras poco comunes, tener una actitud de devoción constante y una serie de caricaturas que NADA tienen que ver con el proceso de convertirse en cristiano.

Si a Dios no le importó tu presente y así y todo quiso invitarte a ser tu hijo ¿por qué Él se esmeraría en que fueses de otra forma? Todos tenemos hábitos, características de nuestro temperamento o actitudes que pueden dañar a otro o a nosotros mismos, naturalmente son aquellas las que nos esmeramos en cambiar porque “no cuadran” con nuestra nueva forma de ser y de pensar. PERO existen características personológicas que Dios nos ha regalado, como el ser más verbalizador o más silencioso que otros, ser alegre y decir cosas graciosas que hagan reír al resto, ser espontáneo, gustar de ciertos lujos o comodidades, realizar algún tipo de actividad deportiva, tener algún hobbie, etc.

Cuando permites que Dios se convierta en tu Padre Él no quiere de ti tu pecado, pero quiere a TODA la persona que está experimentado esta conversión. A Dios no le gustan más los serios o reflexivos, o los conversadores y sociables. Él no necesita que te amoldes y seas igual a todos los que creen en Su poder. Y esto lo digo porque a mí me costó años entenderlo.

Durante años luché por ser lo más “perfecta” posible, nunca perder la compostura, nunca enojarme o señalar mi descontento hacia algo o hacia alguien, siempre mostrarme interesada y nunca aburrida y desencantada…y no me funcionó. Cuando descubrí que Dios me amaba tal cual yo era, con mi forma de ser, con mis gustos y disgustos, con mi manera de decir las cosas, hasta con las expresiones faciales que ponía y que además de amarme, así me creó y así me usaría…sentí que una tonelada de concreto caía de mis hombros y me permitía SER YO.

Nunca voy a ser calladita, ni dejaré de manifestar mis disgustos ante la injusticia, tampoco dejaré de pensar y pensar en mil maneras de hacer algo para que salga lo mejor posible, tampoco toleraré lo que encuentro grosero o de mal gusto. No callaré para evitar el conflicto cuando sea una verdad de Dios la que deba defender…no seré amiga de todo el mundo ni le abriré mi corazón a cualquier persona que creo que porque es mi pastor o líder tengo la obligación de hacerlo, sólo mis verdades más profundas las conocerá quien me creó.

No tengo que ser quien no soy para agradarle a Él, no me tengo que parecer a un determinado grupo para “pertenecer”. No tengo nada que aparentar, sólo debo SER para que Él SEA A TRAVÉS DE MÍ, con todos mis defectos, con todo lo que tengo. Ya no tengo que luchar, me acepto como soy porque quien más razones para rechazarme tenía no lo hizo. Él dio el primer paso, a mí me tocan los siguientes.

Autora: Poly Toro

Escrito para www.destellodesugloria.org

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