Responsabilidad con la Palabra hablada

¡RESPONSABILIDAD CON LA PALABRA HABLADA!

palabra habladaMATEO 8: 16, 17

INTRODUCCION: a través de este poderoso tema estudiaremos la responsabilidad, la tarea, la misión, el compromiso y el reto que el CRISTIANO tiene hoy más que nunca con ¡LA PALABRA HABLADA! Sobre todo por las maravillas, las señales, los milagros, los prodigios y los acontecimientos extraordinarios que sucedieron en los tiempos bíblicos precisamente declarando, usando, soltando, confesando y ¡HABLANDO LA PALABRA! Para este cometido tomaremos como ejemplo las cosas sobrenaturales que sucedieron con la ¡PALABRA HABLADA! en la boca de Jesús el hijo de Dios y en la boca de los siervos de Dios. Veamos:

1.      LA PALABRA HABLADA EN LA BOCA DE JESÚS: En sentido general y teniendo en cuenta el texto bíblico que se ha tomado como base para enfatizar e introducirnos al tema de la RESPONSABILIDAD CON LA PALABRA HABLADA observamos y tenemos que Jesús el hijo de Dios LIBERÓ a muchos endemoniados (atormentados) y SANÓ a todos los enfermos precisamente ¡CON LA PALABRA! (Mateo 8: 16, 17). Analicemos algunos específicos:

     A. EL LEPROSO (MATEO 8: 1-3): Este hombre con una enfermedad contagiosa e infecciosa de la piel: lepra (castigo de Dios) y que le impedía vivir en medio de la sociedad (los leprosos eran expulsados); fue sanado con la Palabra que Jesús le declaró: ¡Quiero, Sé limpio! (vr. 3). Fue una expresión (Palabra) de poder, autoridad y energía.  

     B. EL SIERVO DEL CENTURIÓN (MATEO 8: 5-13): Un centurión era un oficial del ejército romano (militar gentil) con cien soldados a cargo y que tenía a su sirviente (esclavo) que apreciaba mucho (Lucas 7: 1-10), que estaba paralítico y gravemente atormentado. Fue sanado a distancia y por el poder de la Palabra en la boca de Jesús. Resaltamos aquí la fe extraordinaria de este personaje en el poder de la Palabra hablada del hijo de Dios: ¡Solamente la Palabra, y mi criado sanará! (vr. 8). En el griego (“épo”) significa decir, hablar, confesar, declarar, soltar, usar o enviar (la palabra)

     C. LA TORMENTA (MATEO 8: 23- 27): Jesús con tan sólo reprender (dar una orden) y hablarle a la tormenta se hizo grande bonanza: la tempestad se calmó, todo volvió a la normalidad y tranquilidad (Marcos 4: 35-39). Lo único que el Maestro dijo para que la tormenta dejara su furia y se calmara fue: ¡Calla, enmudece! (Marcos 4: 39).  ¡Fue una voz (Palabra) de mando! ¡Dejó de rugir el viento y de bramar el Mar!

     D. LA HIGUERA ESTÉRIL (MATEO 21: 18-22): Jesús vio y se acercó a una higuera que solamente tenía hojas, la maldijo (sentenció) a perpetua esterilidad y fue suficiente para que se secara. Lo único que el hijo de Dios dijo fue: ¡Nunca jamás nazca de ti fruto! (vr. 19). Recuerde que este gran acontecimiento aparece en la lista de los milagros de Jesús y un ejemplo del poder de Su ira y Su justicia. Además servía de símbolo del pueblo judío (los hipócritas).

     E. EL HIJO DE UN NOBLE (JUAN 4: 46-53): Jesús en la época sanó con la Palabra al hijo de un oficial de alto rango (un noble judío) del rey Herodes que tenía a su hijo enfermo y a punto de morir por causa de una fiebre. Lo único que dijo fue: ¡Vete, tu hijo vive! (vr. 50, 51, 53). Recordemos que Jesús sanó e hizo milagros, maravillas, señales, prodigios y muchos acontecimientos sobrenaturales usando distintas maneras, métodos y formas: dando una orden (Mateo 9: 6, 7), recompensando la fe del enfermo (Mateo 9: 22; Marcos 10: 52), tocando al enfermo (Mateo 8: 1-3, 15; 9: 29, 30), expulsando o echando fuera (Mateo 9: 32, 33), por compasión (Mateo 14: 14), permitiendo que tocaran su manto (Mateo 14: 34-36), dando gracias (Mateo 15: 36-38), a distancia (Juan 4: 46 – 53) entre otras formas y maneras. Sin embargo; Jesús también hizo maravillas, milagros y cosas sobrenaturales y extraordinarias usando, declarando, confesando y HABLANDO LA PALABRA: ¡Su Palabra! (Mateo 8: 16, 17). ¿Tiene poder la Palabra del Señor nuestro Dios?

De hecho todos estos milagros, sanidades, prodigios y señales que Jesús hizo CON LA PALABRA lo confirman categóricamente. Aun la Palabra del Señor es poderosa para hacernos prosperar (Josué 1: 7, 8), convertir el alma, (Salmos 19: 7ª), alegrar el corazón (Salmos 19: 8; Jeremías 15: 16), sanar (Salmos 119: 45), consolar (Salmos 119: 143; Romanos 15: 4), alcanzar la sabiduría, enseñar, reprender, corregir e instruir para toda buena obra (Salmos 119: 98-100; 2 Timoteo 3: 15-18), hacerle frente a la tentación (Mateo 4: 4, 7, 10, 11)

También para ser bienaventurado (Lucas 11: 28; Apocalipsis 1: 3), regenerar y nuevo nacimiento (Juan 3: 5; 1 Pedro 1: 23), dar vida (Juan 11: 38-44; Ezequiel 37: 1-10), limpiar (Juan 15: 3), defender la doctrina (Hechos 17: 11), estimular la fe (Romanos 10: 17), exhortar (1 Corintios 10: 11) y es el arma ofensiva más importante del creyente (Efesios 6: 17). La Palabra poderosa del Señor hoy la tenemos escrita y plasmada en un libro sagrado que se llama Biblia (la Palabra de Dios). ¡Debemos leerla, escudriñarla, aplicarla y practicarla para ver los resultados de la poderos Palabra del Señor!

2. LA PALABRA HABLADA EN LA BOCA DE LOS SIERVOS DE DIOS: A continuación algunos ejemplos bíblicos de personajes que usaron, declararon, confesaron y ¡HABLARON LA PALABRA! obteniendo y viendo también como resultado grandes milagros, señales, prodigios y cosas sobrenaturales como por ejemplo Abraham (Génesis 22: 8, 13), Josué el sucesor de Moisés (Josué 10: 12-14), Ezequiel el profeta (Ezequiel 37: 1-10), entre otros. Analicemos detenidamente algunos ejemplos específicos:

A. CALED: “Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más ¡PODREMOS! nosotros que ellos (Números 13: 30). “Podremos” del hb. “Yakol” significa tener la habilidad, la capacidad, la fuerza, el poder para vencer o tener la victoria. Caleb utiliza aquí “yakol” para indicar su clara y firme convicción de que el pueblo (Israel) poseía todos los recursos físicos, materiales y espirituales para lograr la victoria y la conquista.  Así sucedió con la generación que nació en el desierto y que Josué lideró pudiendo   conquistar la tierra prometida: Canaán (ver libro de Josué).

B. DAVID: Jehová, que me ha ¡LIBRADO! de las garras del león y de las garras del oso, Él también me ¡LIBRARÁ! de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo (1 Samuel 17: 37).  Así sucedió venciendo David a Goliat (vr. 50, 51)

C. ELÍAS: “Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que ¡NO HABRÁ! lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra: hasta que mi boca lo diga (1 Reyes 17: 1). Así sucedió cuando la lluvia se detuvo por tres años y medio (Santiago 5: 17) – “Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La ¡HARINA! de la tinaja no escaseará, ni el ¡ACEITE! de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra” (1 Reyes 17: 14).  Así sucedió por la obediencia de la mujer (vr. 13, 15) y por la Palabra que Jehová había dicho por boca de Elías (vr. 16)

D. ELÍSEO: “El año que viene, por este tiempo, ¡ABRAZARÁS! un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva (2 Reyes 4: 16).  Así se cumplió al año siguiente cuando dio a luz un hijo como el profeta lo dijo (vr. 17). Esta fue la misma Palabra de Dios para Abraham (Génesis 17: 21; 18: 10, 14; 21: 1-3)

“Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él (Eliseo) volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehová: ¡COMERÁN, Y SOBRARÁ! (2 Reyes 4: 43).  Así se cumplió como lo profetizó Eliseo porque comieron y les sobró (vr. 44).

“Oíd Palabra de Jehová: Así dijo Jehová: ¡MAÑANA! a estas horas valdrá el seah (3 litros) de flor de harina (selecta) un siclo, y dos seah (6 litros)  de cebada (grano) un siclo (moneda de plata), a la puerta de Samaria o en el mercado (2 Reyes 7: 1). Así se cumplió al día siguiente (24 horas) conforme a la Palabra que Dios colocó en Eliseo y compraron con tan sólo una monedita (siclo) de plata alimento digno (representado en la flor de harina y la cebada) y así cambió la situación de Israel en Samaria (vr. 16, 18), ya que ellos según el contexto sólo consumían (comían) cabeza de asno, estiércol de paloma y carne humana por culpa del sitio de los sirios en la época (2 Reyes 6: 25, 28, 29)

Con todos estos casos bíblicos preguntamos: ¿Tiene poder la Palabra de Dios en la boca de Sus siervos? ¡La Palabra de Dios en nuestra boca es un milagro! Además debemos examinar nuestro lenguaje y prestar mucha atención a todo lo que estamos diciendo, hablando, confesando y declarando con nuestra boca. No olvidemos que a diario estamos profetizando con nuestras palabras, con lo que decimos o hablamos.   No olvidemos que las palabras tienen poder (Génesis 1: 3, 9, 11, 12, 14, 15, 24; Mateo 21:18-21): para matar o dar vida, bendecir o maldecir, sanar o herir (Job 19: 2), justificar o condenar (Mateo 12: 36, 37). ¡No al lenguaje negativo y pesimista! ¡Ni al lenguaje de muerte, crisis, ruina y tragedia! (Números 13: 28-33 [vr. 30]); Juan 11: 39, 40). Recuerda que un día daremos cuenta a Dios  de toda palabra ociosa que sale de nuestra boca (Mateo 12: 36, 37)

CONCLUSION: después de haber estudiado esta predicación terminamos diciendo: ¡Fe en la Palabra poderosa de nuestro Señor y Dios! ¡Fe en la Palabra de poder en la boca de Sus siervos (2 Crónicas 20: 20). Tengamos en cuenta que habrán situaciones y circunstancias donde la Palabra hablada será suficiente para Dios también glorificarse (Números 20: 8). De hecho a Dios le funcionó la Palabra Hablada (Génesis 1: 3, 9, 11, 12, 14, 15, 24; 15: 4-6; 17: 21; 18: 10, 14; 21: 1-3) y hasta creía en el poder de Su Palabra (Ezequiel 37: 1-10).

Una madre siempre que la llamaban para darle noticias negativas y malas de su hijo respondía, confesaba y declaraba: “No señor mi hijo es un predicador“. Un día cualquiera su hijo la llamó y le dijo “Mami te llama tu hijo y soy predicador“. ¡El poder de la palabra hablada! Por eso aun lo que pensamos debe ser verdadero, bueno, amable; como lo enseñó el apóstol Pablo: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad (Filipenses 4: 8).

Es cierto que como cristianos tenemos muchas responsabilidades, compromisos y deberes: ayunar, orar, leer y escudriñar las Santas Escrituras, dar apoyo material a la iglesia (ofrendas, diezmos y primicias),  congregarse, participar de las actividades de la congregación, etc., pero también es cierto que tenemos la responsabilidad, el compromiso y el reto con ¡LA PALABRA DE DIOS HABLADA! ¡MANOS A LA OBRA! ¡AMÉN QUE SÍ!

Autor: PrediCantor Garys Leandro

Preparado para: www.destellodesugloria.org

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