La Casa

LA CASA

llamar-a-la-puerta

¨He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrare a  el, y cenare con él, y el conmigo¨

Apocalipsis 3:20 RVR 1960.

Nuestra vida se asemeja a una casa, en ocasiones muy hermosa por fuera, pero vuelta un desastre por dentro, o lo contrario, algunas no tienen lujos ni nada, pero por dentro están organizadas limpias y con un ambiente agradable.

Nuestros ojos se comparan con las ventanas, como dice el refrán: ¨todo entra por los ojos¨, pero no todo pasa por esas ventanas a menos que nosotros lo dejemos entrar, tenemos que tener cuidado con lo que vemos, con lo que hay dentro y fuera de esas ventanas. A veces basta con mirar a través de ellas para darnos cuenta que lo que hay adentro no está bien. ¨Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno¨ mateo 5:29 RVR 1960.

La puerta es nuestro corazón, las puertas de las casas todos los días se abren y nosotros constantemente estamos abriendo puertas, pero también cerrándolas, dejamos entrar a quienes solo llegan por interés o por conseguir algo a cambio, otras para darnos un poco de paz, alegría, pero también dolor, temor entre otros, abrimos las puertas de nuestro corazón a personas que no conocemos, personas que apenas hemos visto por la ventana, y nos roban lo más hermoso que tenemos dentro y quedamos sin nada. Luego cuando llega la persona indicada, que verdaderamente nos va hacer feliz, dudamos  y no queremos abrirle la puerta.

Cuando recibimos al Señor en nuestro corazón, empezamos un proceso, y nos cuesta dejar entrarlo, pero si bien es cierto  que esperó para que lo dejáramos entrar. De nosotros depende si solo lo atendemos en la terraza como cualquier persona, la cual hemos escuchado hablar, pero no conocemos, otros lo dejan pasar a la sala y se mantiene una relación inconstante, esporádica, pero hay quienes, lo dejan entrar hasta el cuarto, las personas que entran a nuestra habitación, es porque con ellas tenemos extrema confianza, relación e intimidad, compartiendo penas, alegrías y nuestros más profundos secretos, y ahí más que cualquier amigo es donde tenemos que dejar entrar al señor, el no está para que lo dejemos esperando en la puerta o lo atendamos como cualquier persona más.

¨Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el poster estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación. ¨Mateo 12: 43-45 (RVR1960).

Ten cuidado a quien le abres las puertas y dejas que entre a tu casa, el único que estará parado en frente de ella será nuestro Señor Jesucristo, pero ojo ese no es el lugar que El se merece en nuestra vida, El quiere entrar a lo más profundo de nuestro corazón para poder formar la mejor versión de nosotros, y si ya El ocupa ese lugar de gran importancia e intimidad no dejes que la basura que Dios saco de nuestra vida, los malos vientos las regresen, así que asegura bien la puertas y las ventanas de tu casa.

Autora: Jessica Terán

Escrito para: www.destellodesugloria.org

COMPARTE


Ahora puedes comentar con tu cuenta de Facebook: