¡La manera en que Dios califica las pruebas!
Lo particular de esta experiencia es que en ocasiones el Señor a nosotros también nos toma por sorpresa y no con la intensión de hacernos perder la prueba, más bien sus pruebas nos toman por sorpresa porque cuando llegan no estamos lo suficientemente preparados para afrontarlas; quizá es por eso que en algunas de ellas sentimos que nuestras fuerzas se derrumban, que por más que oramos y le buscamos nos sentimos incapaces de continuar peleando la batalla, que por más que anhelamos no sentimos su Presencia cerca de nosotros y hasta se nos llega a pasar por la mente que Él nos ha olvidado y entonces empezamos a juzgarlo así como estos estudiantes al profesor.
Desde que decidimos hacer parte de la universidad de Dios; es decir, de aprender a vivir con Él, asumimos el compromiso de vivir en constante preparación a través de su palabra, de su verdad; entonces, si realmente lo hacemos así ¿por qué pensar que no vamos a ser capaz de pasar la prueba? ¿por qué se nos olvidan sus promesas en los tiempos difíciles? No importa sentirnos débiles, no importa sentir que se nos acaban las fuerzas, no somos perfectos y además no es pecado expresar nuestras debilidades, especialmente en aquellos momentos en los que pensamos que todas las puertas están cerradas.
Precisamente es en esos momentos en los que debemos acércanos con humildad ante el Señor, para que sea Él quien nos fortalezca y nos ayude a salir adelante; esta es una manera de reconocer que nuestras fuerzas no son nada si no lo tenemos a Él, no importa si reprobaste el examen, hay carreras que simplemente Él necesita que corramos aunque no lleguemos en primer lugar a la meta.
Lo ideal es que no esperemos a que lleguen las pruebas para pensar en prepararnos, no esperemos a que lleguen para empezar a orar y meditar en su palabra; sin embargo, si en este momento estas pasando por una prueba y te cogió por sorpresa, no te preocupes, no te desanimes, bienvenido al grupo; sólo créele a Dios, no desconfíes de Él, algo bueno saldrá de esa prueba que atraviesas, ten la plena seguridad. Él no te va a condenar ni te va a calificar mal porque no te preparaste, al contrario, Él te recordará lo grande que es su misericordia, te hará entender con esta prueba que debes depender en toda circunstancia de Él, en los buenos y en los malos momentos, así que cuando estés pasando por un buen tiempo no olvides esta prueba y recuerda que nuestro compromiso es estar en permanente preparación. Confía en Él y Él hará.
“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. Isaías 41:10 (Nueva Versión Internacional).
Lo lindo de nuestro Amado Padre Celestial, es que Él no va a calificarnos de la misma manera en que lo haría un profesor, con Él siempre vamos a ganar independientemente de que no acertemos en las respuestas; a Él lo único que le interesa es que mientras estemos presentando esas pruebas nuestro corazón este firme con Él, así sintamos que estamos a punto de desmayar, de tirar la toalla, lo más significativo es que en nuestro corazón conservemos la firme esperanza de seguir creyendo en sus promesas, de seguir creyendo en que Él nos sacará del estado en el que nos encontramos, Él lo único que espera de nosotros es que lo amemos y lo reconozcamos, este es nuestro único requisito para hacer parte de su universidad.
“Los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”. Isaías 40:31 (Nueva Versión Internacional).
Su misericordia es nueva cada mañana, Él nos levantará de cada prueba y nos hará mejores personas, más maduras, más especiales de lo que ya somos.
¡Él no es un Dios condenador, Él es un Dios Misericordioso y en cada prueba está con nosotros!
Autora: Marisela Ocampo Otálvaro
Escrito para www.destellodesugloria.org