El aborto: Un crimen de lesa humanidad
Isaías 66:9
Hace algunos años un pastor se encontraba misionando en el norte argentino; en la ciudad de Jujuy tuvo la oportunidad de compartir con varias familias el Evangelio de Cristo, ayudando a sus miembros a superar una serie de dificultades que los atormentaban, entre ellas, le correspondió ministrar a una joven que se había practicado un aborto, cargaba en su conciencia la culpa.
Los países, estadísticamente hablando, mencionan que la causa principal de muerte son las enfermedades cardiovasculares, cáncer, accidentes por el consumo excesivo de alcohol, etc., ocultando la verdad, y la verdad es que el aborto es la primera causa de muerte en el mundo.
Una definición justa de aborto dice así: Es la muerte provocada de una persona cuando todavía se encuentra en el vientre de su madre antes de nacer.
La joven argentina es reflejo del estado emocional en que quedan las mujeres cuando se someten a ésta cruel y aberrante práctica, la conciencia les acusa de asesinato.
La ciencia, para justificar el aborto, ha cambiado el carácter del ser que está en el vientre de la madre llamándolo feto y no persona. En las Sagradas Escrituras tenemos algunas evidencias que nos hablan que el ser engendrado es una persona desde el momento mismo de la concepción.
Dice el Salmo 139:13-16: Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.
El Espíritu Santo trae a la memoria de David los días cuando estuvo en el vientre de su madre, reconociendo que en el proceso del desarrollo de su cuerpo interviene Dios Creador, incluso, recuerda cuando siendo todavía embrión tuvo noción de haber visto al Señor, resulta entonces más que evidente, que la mujer no concibe un ser embrionario ajeno a toda la realidad humana sino que a una persona. Además dice David en el Salmo 22:9,10: Pero tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
Descubrimos que David tenía gran conocimiento, revelado por el Espíritu, de como es la vida al interior del vientre de la madre, al revés de lo que opinan los investigadores, la criatura posee conciencia de las cosas, como en este caso, David no figurativamente, dice que antes de nacer ya había determinado creer en Dios, ¡que maravilla más grande! ¡Oh Dios mío, tú lo llenas todo, tú estás en todo lugar, aún en lo más recóndito donde somos formados!
Hace muy poquito una familia comentó momentos vividos de mucha intensidad, emoción, y alegría. Un padre junto a su hijo de catorce años, y a su hija de once fueron testigos de la primera ecografía de un integrante de la familia. Se trataba de un embarazo de un poco más de dos meses, y todos, pudieron oír los latidos del corazón del bebé que medía tan solo cinco centímetros. Que decir de los trastornos que este acontecimiento ha provocado en ellos, los niños hablan de su hermano, los padres de su hijo, compran ropita, hacen preparativos para recibir a otra persona en el seno familiar.
Por otro lado la Biblia dice en Oseas 13:13: Dolores de mujer que da a luz le vendrán; es un hijo no sabio, porque ya hace tiempo que no debiera detenerse al punto mismo de nacer.
Si bien es una profecía referente a una nación, se utiliza un modelo natural, como lo es el nacimiento para reforzar el mensaje. La Palabra de Dios es la verdad, y podemos deducir que éste versículo nos revela que el ser que está por nacer, ya está dotado de inteligencia, y que sin duda esta se fue desarrollando desde el momento mismo que fue concebido. Mi embrión vieron tus ojos, da cuenta de la percepción inteligente de la existencia de Dios Creador.
El aborto es un crimen de lesa humanidad. El aborto es pecado.
La presión que siente la mujer desde el momento mismo que decide abortar es insostenible para ella. Sabe por instinto que es un acto que no está bien y las emociones culpables están a flor de piel, y no hay paz en su corazón. Sólo Cristo puede perdonarla si hay arrepentimiento sincero, y puede otogarle como corresponde la bendición de otro hijo, junto al reposo que necesita su alma. Nunca debemos olvidar que la muerte es enemigo de Dios, y Jesús vino para liberarnos de ella: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Juan 11: 25.-
Autor: Oscar Olivares Dondero
Preparado para: www.destellodesugloria.org