Compañero
El pequeño patio del departamento que ocupo es mi “Jerusalem”. Cuando no tengo inspiración, cuando busco una palabra de Dios para escribir y compartir con nuestros amados lectores, siempre me retiro en soledad a este lugar. Muchos momentos de reflexión a solas con Dios en este sitio han dado por fruto escritos que han llegado a los corazones de muchas personas en el mundo.
Y hoy una vez más, esto mismo ocurrió. Pero esta vez tenía a un compañero muy especial. Nuestro fox-terrier. ¡Amo a ese perro! A veces, no sé si con razón o sin ella, me parece un ángel de Dios que tan sólo con su mirada intensa e inteligente me quisiera decir cosas.
Esta noche le dije a Dios –no tengo inspiración. ¿Qué le digo a los hermanos? Entonces me retiré a meditar a mi “Jerusalem”. En eso estaba, cuando veo al perrito sentado en el umbral de la puerta mirándome atentamente. No apartó un solo momento sus ojos de mí y con su mirada parecía que me quería decir algo. Todo el tiempo estuvo allí hasta que entré y me senté en la computadora a escribir. “Compañero, estoy contigo” es lo que sentí.
Cuando siento que mi vida se resquebraja lentamente. Cuando parece que todos los sueños se desmoronan. Preocupado por la salud de mi esposa, los problemas del trabajo, la casa que tanto necesito y no viene, decisiones que mi hija debe tomar para sus estudios universitarios del año que viene … y un océano de cosas que no puedo negar que me inquietan, angustian y a veces me quitan el sueño; está el fox terrier sentado delante de mí mirándome fijamente con sus orejitas enhiestas y casi sin pestañear imponiendo presencia. “Estoy contigo, compañero”.
Dios evidentemente quiso que este animalito viniera a nuestras vidas para ser de bendición.
Hoy veo la necesidad de ser esa clase de “compañero”. Muchas veces las circunstancias de la vida nos empujan literalmente hacia zonas que no queremos conocer, situaciones que no queremos vivir, circunstancias que no queremos afrontar. La tristeza y el desaliento parecen ganar lugar a la fe y la esperanza. Es como “si el mundo nos quedara grande”.
Es por eso que si hoy lloras, desde estas líneas, no puedo prometer hacerte sonreír, pero sí quiero llorar contigo. Si hart@ de las teorías de los “eruditos de turno” no tienes deseos de escuchar a nadie, quiero estar junto a ti en silencio. Y si tienes unas ganas locas de escaparte, no te voy a pedir que te detengas, quiero escaparme junto contigo.
Amad@: si hoy sufres la soledad, la tristeza, el desaliento, y no hay palabra que consuele tu alma herida, sólo permíteme que a través de estas palabras te abrace dulcemente, como lo hace mi Señor. Permaneceré en silencio como mi fox-terrier.
Estoy contigo.
Autor: Luis Caccia Guerra
Escrito para www.mensajesdeanimo.com