Las etapas del conocimiento de Dios 2
Y oro por tercera vez, diciendo las mismas palabras.
Mateo 26:44
Como continuación y conclusión de este importante tema de las etapas del Conocimiento de Dios, hoy vamos a centrarnos en la ultima etapa del compromiso que es el matrimonio, donde se crece, se madura, se aprende y si permanecemos unidos hasta el fin, vamos a descubrir el secreto y los frutos de la perseverancia, la paciencia, el amor y la fidelidad de nuestro Salvador.
Cuando tenemos una relación permanente y constante con Jesús y tenemos tratos directos con El a diario, Dios prueba nuestra fe, para que nosotros probemos su fidelidad y de esta manera, podamos vivir una vida de verdadera unidad en el Espíritu, quien hace posible esa conexión, sin El, no podríamos avanzar en nuestra vida espiritual.
Conociendo a Dios en la oración: Es necesario que experimentemos con nuestras oraciones, como lo haría cualquier investigador científico, que ensaya, trata, experimenta y busca resultados; en nuestra oración Dios también nos prueba; si somos constantes u oramos uno o dos días y como no tenemos lo que queremos, desistimos. Dios toma esta falta de constancia como carente de interés para nosotros, falta de deseo verdadero y por tanto, si nosotros no estamos seguros de lo que queremos o no lo queremos con vehemencia, pues Dios asume que no es importante y por tanto, pues tampoco es importante que El lo conceda. Hay que ser perseverantes.
En la oración también debemos tener en cuenta que estamos dirigiéndonos a un Dios Santo, Puro y Perfecto y que nuestra relación se basa en el sacrificio de sangre que hizo Jesucristo para que fuéramos salvos, perdonados, limpios y santos como El, es. Por tanto, es verdad que Dios quiere darnos o concedernos todas las peticiones de nuestro corazón, pero también es cierto que El nos demanda algo a cambio: obediencia, arrepentimiento y devoción y es posible que siempre que oramos, el Espíritu Santo nos trae algo que debemos corregir o que debíamos de haber hecho y no hemos hecho y por esto, Dios no contestara nuestras oraciones hasta hayamos corregido lo que Dios quiere corrijamos.
Jesús es nuestro maestro de la oración, no solamente nos dejo la oración perfecta y modelo perfectos que incluye todas nuestras necesidades físicas y espirituales, sino que nos mostro con su ejemplo la perfecta conexión a través de la oración que debemos tener con nuestro padre celestial.
Por tanto debemos quitar los impedimentos que nos impidan esa perfecta comunicación con Dios en la oración, en cualquier área de nuestra vida, que sepamos que estamos fallando. No pensemos que estamos solos e que somos impotentes ante nuestras debilidades, porque muchos se dan por rendidos ante sus debilidades y desisten de luchar contra ellas y así mismo sucede con sus oraciones, pero Cristo que también fue tentado en todo, esta ahí para ayudarnos y El, se glorifica en nuestra flaqueza.
Es importante también que nuestra oración además de cumplir con los anteriores requisitos, vaya acompañada de fe y la fe se perfecciona aquí, con la experiencia directa y los tratos con Dios y los tratos de Dios con nosotros; la fe es también perseverancia, certeza, confianza y seguridad; tenemos que involucrarnos mas con Dios, en el día a día para que nuestra fe se fortalezca.
Conociendo a Dios a través de su voluntad. Aquí vamos a referirnos mas concretamente a sujetarnos completamente a Dios y a su voluntad; cuando rendimos todas las áreas de nuestra vida a Dios y ya nuestro deseo interior sea agradar a Dios, hacer su voluntad y ser instrumentos y vasijas útiles en sus manos, entonces comenzaremos a conocer a Dios en su voluntad.
Conocer a Dios en su voluntad es reconocerlo en todos tus caminos, en tu salida, en tu entrada, en tu trabajo, en tu casa, en tus finanzas, honrándolo con tus bienes; es reconocer a Dios en tu hablar, cuidando lo que sale de tu boca y aun en tus pensamientos.
Conocemos a Dios en su voluntad cuando sabemos que todo lo que nos pasa proviene de el y tiene un propósito, una enseñanza, una llamada de atención, una retribución, una bendición y aun una perdida; porque esto es lo que Jesús nos quiso ensenar cuando dijo que ni una sola hoja de un árbol se cae, si no es la voluntad de Dios; conocemos a Dios cuando sacrificamos nuestro ego, nuestros deseos egoístas y dejamos de pensar solo en nosotros mismos y tratamos de ver al mundo y sus criaturas, así como su creación, con los ojos de Jesús; con ese mismo amor, con ese único deseo de que todos y cada uno de los seres humanos se salven y lleguen al pleno conocimiento de Dios.
Solo alcanzaremos el pleno conocimiento de Dios, cuando nos acerquemos a Dios con un corazón contrito y humillado, reconociendo nuestra pequeñez y reconociéndolo a El, como el único, omnipotente y omnipresente Dios Trinitario.(Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo) y reconozcamos su infinito amor y misericordia, no solo para cada uno de nosotros, sino para todos los seres vivos.
Es necesario alabarlo, honrarlo, buscarlo, ir a su presencia con reverencia, orar con mística, con el corazón, derramar ante El nuestro corazón, regar sus pies con nuestras lagrimas y entonces nuestra alma se vivificara y nuestro espíritu se regocijara y fortalecerá y de nuestros labios brotara canciones de alabanza y de agradecimiento y El se alegrara en nosotros y concederá las peticiones de nuestro corazón.
«En aquella mis hora Jesús se regoci9jo en el Espíritu,
Y dijo: Yo te alabo oh Padre, Señor del cielo y de la tierra,
Porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños.
Si Padre, porque así te agrado».
Lucas 10.21
Autora: Hefzi-ba Palomino
Escrito para www.devocionaldiario.com