¡Papá te amo!
Juan 21:17 (Reina-Valera 1960)
Yo crecí en una familia muy especial, estoy orgulloso de mi familia, personas humildes que trabajaron para que nada nos faltara. Mi mamá es muy especial para mí, siempre me cuido y aun me cuida, mi papá en mi infancia siempre estuvo muchos días fuera por su trabajo, pero cada fin de semana que regresaba me emocionaba de una forma muy especial a tal punto que el día que iba a llegar salíamos con mis hermanos a esperarlo a fuera de la casa, para que cuando el autobús en que venía parara, salir a encontrarlo.
Actualmente mis dos padres son una de las razones por las cuales me aplico en la vida, para que ellos puedan sentirse orgullosos de mí. Quizá nunca me lo han dicho, pero estoy seguro que están orgullosos de mí, lo puedo sentir en su cariño, lo puedo sentir en sus gestos y su trato hacia mí. Pero aun cuando se que me aman y están orgullosos de mi, rara vez nos expresamos ese amor que nos sentimos con un: “Te quiero” o “Te amo”.
Y es que a veces crecemos en un ambiente en donde pareciera que no es de hombres decir: “Te amo” a su hijo o a su padre. Yo amo a mi papá y a mi mamá también, se me hace muy fácil decirle a mi mama que la quiero mucho, que la amo mucho. Pero a mi papá se me hace difícil, no porque no lo sienta, sino porque así crecimos y pese a que rara vez nos expresamos ese amor, nuestra acciones mutuas demuestran lo mucho que nos amamos.
Cuando mi hijo Uziel nació me propuse a expresarle desde pequeño lo mucho que lo amo y lo importante que es para mí. Se lo repito a diario, se lo digo sin ningún obstáculo, diariamente le digo: “Hijo te amo”, “Hijo estoy orgulloso de ti”, “Hijo eres muy importante para mí”. Todo eso ha provocado en mi pequeño que El también sea expresivo conmigo.
A veces puedo llegar cansado de un día de oficina, pero al llegar a casa y sentir su recibimiento me hace cambiar de ánimo.
A veces he pasado por circunstancias económicas difíciles y al llegar a casa y recibir su abrazo ha hecho que olvide todo lo que hace un momento me era una carga.
Verlo sonreír hace que mi día cambie, verlo feliz es mi delicia, pero más allá de eso hay algo que es lo que más aprecio de mi hijo y es que a veces, estoy sentado en algún lugar, cuando el llega donde mí, me abraza y me dice: “¡Papá te amo mucho!”, esos momentos son únicos, esos momentos hacen que me derrita, que sienta que soy el padre más feliz sobre la faz de la tierra, esas sencillas palabras hacen que mi corazón sienta algo indescriptible. No soy el mejor padre que pueda existir, pues no me toca a mí determinarlo, pero sé que mi hijo me ama y se le hace fácil expresármelo y cuando me lo expresa hace que todo en mí de vueltas y me sienta dichoso.
¿Cuándo fue la última vez que fuiste delante de Dios y lo sorprendiste con un: “Papá te amo”?
A veces se nos olvida que tenemos un Padre que si es Perfecto, que nos ha amado con un amor tan puro a tal punto de dar a su Hijo para que muriera por nosotros.
A veces miramos a Dios solo cuando lo necesitamos, cuando queremos que haga algo en nuestras vidas o cuando necesitamos que responda a una petición. Vemos a Dios como al genio de la lámpara maravillosa el cual está obligado a realizar cada sueño o capricho que tenemos, pero rara vez llegamos delante de Él solo para sorprenderlo y decirle: “Papá te amo”.
¿Qué sentirá Dios cuando lo sorprendemos y con toda sinceridad de corazón le decimos: “Papá te amo”?
Si yo siendo humano, siento que me derrito cuando mi pequeño hijo de tres años me lo dice, ¿Qué cosa tan hermosa sentirá Dios cuando con un corazón sincero y sin intención de pedirle nada llegamos delante de Él y le decimos: “Papá te amo”?
Estoy seguro que le podemos alegrar el momento, estoy seguro que le podemos sacar una sonrisa de satisfacción, estoy seguro que El se sentirá orgulloso de nosotros y todo porque simplemente le estamos expresando algo que sentimos desde lo más profundo de nuestro corazón.
¿Por qué no vas hoy delante de Dios y lo sorprendes con un: “Papá te amo”?
Estoy seguro que Dios se sentirá dichoso de tener un hijo que le expresa lo que siente con una sinceridad total. Tu día puede cambiar cuando decides sorprender a Dios con detalles tan lindos como estos.
¡Vamos sorpréndelo y dile: “Papá te amo”!
Autor: Enrique Monterroza
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