ROMPIENDO LAS CADENAS
Lucas 4.18
Tuve este sueño el fin de semana pasada: Me encontraba de pronto en una enorme mansión, llena de columnas, salones lujosos donde estaba esperando para entrar a una presentación folclórica y por toda parte se veía gente, muchos jóvenes, todos alegres y felices y unos enormes pasillos, con puertas cerradas a lado y lado; bueno finalmente me llego el turno de entrar a ese espectáculo, pero todo el mundo estaba tomando un sorbo de una bebida, yo no sabia que era, pero creo que lo tome por curiosidad y de pronto, se despertaron y agudizaron mis sentidos, como si estuviera drogada, entonces me di cuenta que esa era una grande y lujosa prisión y que de alguna manera me habían drogado y quise huir, entonces buscaba la palabra “exit” en ingles, que significa salida y cuando la veía al final de un pasillo, corría hacia ella con todas mis fuerzas, pero cuando llegaba el letrero desaparecía, entonces corría en otra dirección y la situación volvía y se repetía; en mi sueño y físicamente en mi cama me encontraba alterada, sudorosa y sentía mi corazón latir fuertemente, entonces descubrí que estaba atrapada en un gran laberinto y que no podría salir de allí y me sentí muy deprimida y de pronto me asaltó una crisis de pánico. Una crisis de pánico o de ansiedad, es un estado psicológico horrible, donde uno siente que se va a morir, que lo van a matar, que le falta el oxigeno, que esta mareado, cree que se va a desmallar y que vas a perder el control, entonces tu corazón late con fuerza y tienes una reacción anti-stress, es decir de huida, donde hay que salvar tu vida, a como de lugar.
Afortunadamente desperté y mientras intentaba entender que era solo un sueño, le di gracias Jesús por haberme despertado y reflexionando en que podría significar este sueño comprendí su significado y sentí mucho dolor y pena.
La prisión es el mundo que parece tan atractivo, tan lujosos, donde hay mucha diversión, pero no hay salidas, los prisioneros eran principalmente jóvenes y las drogas son las cadenas que los mantienen cautivos y el sentimiento de depresión y ataque de pánico, son los estados emocionales en que viven estos jóvenes y que los hace buscar una y otra vez repetir las dosis para sentirse bien, hasta que terminan siendo adictos.
Sentí mucha pena y ore en ese momento por todos los jóvenes e hijos de Dios que están expuestos a tantas trampas y que muchos caen en ellas precisamente por su inexperiencia, juventud y porque quieren probarlo todo y porque como adolescentes que son, buscan afirmar su identidad o buscan un escape a sus problemas familiares o inconscientemente quieren “castigar a sus padres” por algo, llamar su atención o la atención del mundo y es cuando se refugian en el consumo de las drogas, la mariguana o el alcohol, en principio por curiosidad y en pequeñas cantidades; porque no quieren ser diferentes a sus amiguitos, no quieren ser rechazados o porque buscan llenar un vacio que en sus casas no pueden llenar, pero en realidad lo que están haciendo es encadenando y enredando sus vidas, cayendo en un abismo, del que cuando menos lo piensen, querrán salir y ya no podrán hacerlo.
En la mayoría de los casos los padres son los últimos en darse cuenta en que andan sus hijos y Dios no lo quiera, cuando se dan cuenta ya puede ser un poco tarde, pues el problema ha hecho raíces y ha crecido y se vuelve mas difícil de manejar, por eso, me veo en la obligación de compartir este sueño y su enseñanza en este Devocional.
El enemigo anda como león rugiente buscando a quien devorar; su objetivo es destruir las vidas de los jóvenes para que no lleguen a Cristo, engañar y mentir y sus argumentos y atractivos, son obviamente presentados en forma “muy atractiva” por lo que los jóvenes son una presa fácil, y hay que estar atentos a cualquier cambio de actitud de nuestros jóvenes, comportamientos, rebeldías, irreverencia y perdida de respeto, forma de hablar y de comportarse, con quien andan, donde están y que están haciendo. Las adicciones son como un potente virus mortal que ataca, debilita, destruye e inmoviliza la voluntad, por eso es imposible que una persona que caiga en este problema, pueda salir sola; necesita ayuda y ayuda profesional, de sus padres, de sus pastores y sobre todo y primeramente de Dios, pues cuando cae en esto, llega incluso a destruir no solo la vida, su futuro y hasta su cuerpo, sino también de toda su familia y personas alrededor.
Jesús vino para que fuéramos LIBRES y todo aquel que en El crea, no se perderá; esa enseñanza le costó Su vida y El es La Puerta por donde podemos librarnos de cualquier atadura, vicio o dependencia; si eres un hijo de Dios y le has dicho a Jesús Si, como tu Señor y Salvador, El te sostendrá fuerte de tu mano para que no caigas y si has caído, te dará fuerzas para que te levantes, lo que si es seguro, es que nada ni nadie nos arrebatara de su mano y Jesús es el único que puede ayudar a alguien en cualquier circunstancia y hacerlo verdaderamente libre, romper sus cadenas, librarlo, sanarlo, vendarlo, abrirle sus ojos y sus oídos espirituales, vendar sus heridas y restaurar su vida. (Como lo dijo en Isaías 61:1)
Sin embargo, existen también medios físicos e instituciones que están dispuestas a ayudar a los jóvenes que tomen la decisión de rehabilitarse, después de reconocer que necesitan ayuda y estos centros (algunos cristianos) lo que hacen es desintoxicar, hacer terapias físicas y mentales, para limpiar la mente y el cuerpo de toxinas, ideas nocivas y sobre todo fortalecer la voluntad de los pacientes para que puedan volver a tomar el control de sus vidas. Si por algún motivo tú no tienes acceso a estos centros y conoces a alguien que necesita de ayuda, con Cristo todo lo podemos hacer, porque El es quien nos fortalece.
1º. Lo primero que debemos hacer si descubrimos que algo anda mal es tratar de identificar o confirmar el problema y reconocerlo y ORAR. Ponerlo en manos de Dios, pedir su guía y dirección y poner al joven en sus manos, para que sea Jesús quien haga la obra y quien tenga la gloria y la honra y seguir orando durante todo el proceso, hasta que se logre la victoria y en acción de gracias.
2º. Hablar con nuestra autoridad. Sean Padres, Pastores o quien este en autoridad. Y no se trata de regañar, castigar o recriminar al joven, sino tratar de descubrir la raíz del problema, de donde salió, tratar de determinar las necesidades de esa persona, para su sanidad.
3º. Buscar los correctivos que sean necesarios. Y buscar compromiso de las partes afectadas, para que los jóvenes no se sientan oprimidos, abusados, maltratados, ignorados, desamados, sino todo lo contrario; comenzar a construir una nueva relación de amistad, confianza y amor, donde los jóvenes puedan terminar de crecer y desarrollarse de acuerdo al plan que Dios tiene para cada uno de ellos.
4º. Hacer Seguimiento. Cercano, sin hostigación, aprendiendo a confiar en el progreso de sus hijos, pero al mismo tiempo desconfiando de todos y de todo lo que constituye el entorno de los jóvenes. (La Internet, los amigos, la escuela, la oficina, la pareja, los vecinos, la televisión.
5º. Y por ultimo, mantener una buena comunicación, amorosa y sincera de parte y parte, donde se palpen el amor, el respeto, el perdón y la convicción de querer cambiar.
Necesitamos afianzarnos más en la palabra y las promesas de Dios, cimentar en los niños y los jóvenes la palabra de Verdad que es en Jesucristo y orar mas y mas, pues así como Dios libro al apóstol Pedro de las cadenas de la prisión en que encontraba, cuando los creyentes estaban todos orando unánimes por él, así también el Hijo, Jesús es el único que puede romper las cadenas, hacernos verdaderamente libres y darnos vida espiritual y vida eterna. Ningún hijo o hija de Dios debe arrastrar cadenas como prisionero o tener ataduras ni vicios, que nos separen o aparten de Dios, porque para hacernos LIBRES, vino y murió por nosotros Jesús y debemos depender total y absolutamente solo de El.
No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; Antes bien sed llenos del Espíritu.
Hechos 5:18
Autora: Hefzi-ba Palomino
Escrito para www.devocionaldiario.com