EL ARTE DE ESPERAR
Isaías 40: 30-31
El arte y las ciencias son disciplinas que pertenecen a la esfera del conocimiento, del intelecto y del cerebro, pero en diferentes hemisferios: mientras el hemisferio izquierdo rige todas las funciones lógicas, matemáticas, científicas e intelectuales, el hemisferio derecho dirige nuestras funciones emocionales, espaciales, temporales y nuestra creatividad; las personas por lo general usamos los dos hemisferios, pero hay uno que predomina sobre el otro y esto determina las cualidades y el potencial de desarrollo que alcanza una persona. La Neurociencia ha descubierto que nuestro potencial y capacidad no esta suficientemente desarrollado y que apenas utilizamos menos del 10% de nuestra capacidad y si con esta mínima parte de nuestro cerebro, se ha logrado lo que se ha logrado hasta ahora como humanidad, imagínense lo que podríamos lograr si desarrollamos todo nuestro potencial.
Dios nos diseñó de la manera en que fuimos creados para que la parte mas noble de nosotros (el espíritu) gobernara todo nuestro ser, (cuerpo y alma), pero el espíritu también requiere de disciplina, liberación (esta aprisionado por el Yo) y desarrollo; Dios también nos dio libre albedrio (la voluntad) y este radica en nuestra alma, por lo que muchos dedican sus vidas a disciplinas que desarrollen su cuerpo, otros su intelecto y un puñado pequeño, (sus hijos espirituales) el espíritu.
Y es a este puñado pequeño que Dios quiere hablarnos hoy; Jesús lo enseñó de muchas maneras: cuando dice en Su palabra que el cuerpo y las naciones son como puñado de polvo en las manos de Dios; que somos como la hierba que hoy es y mañana se seca; que no atesoremos bienes en esta tierra, sino en el cielo, donde esta nuestro verdadero hogar y que aprendamos a vivir en el día de hoy, porque el día de mañana traerá su propio afán.
Dios quiere que nos esforcemos mas por alcanzar el conocimiento y la comunión con Su espíritu, pues es allí donde reside Su poder y Su gobierno; lo demás pasará y no nos acompañara hasta nuestra morada final, lo que trascenderá y permanecerá será nuestra alma y nuestro espíritu y Su palabra que es eterna.
Todo lo que se quiere bajo el sol tiene su hora (Eclesiastés 3) y toda nuestra preocupación por querer que las cosas se nos den antes, son inútiles, es tiempo perdido; relájate y comienza a desarrollar este maravilloso arte de aprender a esperar.
Esperar es un verdadero arte y requiere precisamente de paciencia, que es uno de los frutos del espíritu y Dios utiliza nuestro tiempo para formarnos, enseñarnos, quebrantar nuestro Yo y liberar y fortalecer nuestro espíritu, que es quien finalmente debe gobernar nuestra vida (mente y corazón), muchos llaman a estos procesos pruebas, castigos o karmas; pero no siempre el espíritu resulta victorioso, debido a que no sabemos usar nuestro libre albedrio (voluntad) con sabiduría y comenzamos a accionar aquí y allá, esperando tener los resultados que queremos, muchas veces en contra de la voluntad de Dios y una vez logramos lo que queríamos, resulta que ya no lo queremos, nos decepcionamos o queremos otra cosa y así va transcurriendo nuestra vida sin llegar nunca a llenar esos vacíos existenciales que solo Cristo, con Su amor, puede llenar; lo único que se logra con esto es atraer consecuencias negativas a nuestra vida, causados por la acción y reacción de nuestros actos. (lo que sembramos, eso cosechamos)
He leído algunas cosas interesantes sobre las águilas, como por ejemplo que es la reina de las ves, goza de unos excelentes ojos y puede ver claramente a su presa a mucha distancia, su fuerza radica en su encorvado pico y sus patas que son poderosas garras; cuando son viejas, sus uñas están desgastadas, su pico mas encorvado y sus plumas pesadas y con pocas fuerzas; entonces se aíslan a un lugar solitario, donde se regeneran, rejuvenecen y renuevan sus fuerzas; el espíritu que Dios ha puesto en nosotros tiene esas mismas cualidades y es por eso que Dios compara al Espíritu con las águilas; nosotros también podemos estar cansados del camino, desanimados y sentirnos viejos, pero el poder de Dios manifestado en Su Espíritu, es lo que nos da nuevas fuerzas, nos renueva y rejuvenece para que podamos seguir con nuestra vida, renovados en Cristo y restaurados a nuestra forma original, donde el espíritu debe ser quien gobierne nuestra alma (ahí esta la personalidad, el Yo) y nuestro cuerpo y de esta manera podamos hacer la voluntad de Dios, pues nuestro espíritu esta conectado al Suyo. (Creo que necesitamos esta regeneración para poder desarrollar nuestro potencial a más del 10% de nuestra capacidad)
Habrá ocasiones en que Dios nos llame a actuar y otras en que nos llame a estar en quietud.
Una buena disciplina espiritual para desarrollar este maravilloso arte de esperar en Dios, requiere que aprendamos a desarrollar nuestra intuición, a escuchar nuestro corazón, (no siempre la razón está en lo correcto y conveniente) a esperar y a saber cuando actuar y cuando estar quietos, a discernir el bien del mal, a escoger lo bueno y desechar lo malo, a reconocer y a saber como saciar el hambre y la sed de Dios, en resumen, a usar nuestro libre albedrio con sabiduría, no permitiendo que sea nuestro cuerpo (sus deseos) quien gobierne nuestra vida.
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.
Salmo 46:10
Autora: Hefzi-ba Palomino
Escrito para www.devocionaldiario.com