“Perdonar a Dios” es posible
Alejandro y Vilma habían afrontado la triste pérdida de un bebé poco tiempo después de casarse. Aquella mañana, en medio de las risas, festejos y abrazos de familias que celebraban la llegada de sus bebés, Alejandro y Vilma regresaban a sus casas completamente vacíos, llorando sin consuelo el duelo de la triste pérdida. Como si esto no fuera suficiente, pocos días después de este lamentable infortunio, Alejandro fue despedido de su trabajo.
Esto generó en ellos un gran resentimiento contra Dios. No había consuelo ni explicación para lo que les había sucedido. No podía ser posible que nada más ni nada menos que a Dios le habían pedido un hijo, y en lugar de estar festejando su llegada, hoy lloraban con profundo desconsuelo lo que no pudo ser.
Transcurrieron casi diez años y aún no podían tener el hijo que tanto deseaban. Una mañana, una chica sin conocerlos y sin saber de su situación, les dijo que el hijo que ellos esperaban ya había sido enviado por Dios, pero que algo muy oscuro que no sabía qué era, impedía su llegada. Alejandro y Vilma no entendieron nada y desestimaron el aviso. En realidad aún culpaban a Dios por lo que les pasaba.
Tiempo después, ambos consiguieron “perdonar a Dios” y comenzaron a orar nuevamente por un hijo. No les importaba si biológico o adoptivo. Como sea, un hijo buscado es un hijo amado. Un año después, una niñita llamada Sol llenaba de luz su hogar y sus vidas.
Sol desde muy chiquita fue víctima de terrible maltrato por parte de su padre biológico. Su cuna fue un pequeño cajón junto a unos perros según ella misma pudo recordar. El nivel de maltrato y violencia fue en continuo aumento, hasta que un día, después de una feroz golpiza, su progenitor la abandonó en un hospital brutalmente destrozada y en estado de coma. Fue sometida a varias intervenciones quirúrgicas para salvar su vida. Pasó dieciocho meses internada en ese hospital recuperándose. Alejandro y Vilma conocieron a Sol cuando tenía cinco años.
Tres meses después de conocerla, el Señor allanó el camino y Sol se fue a vivir con ellos mientras se realizaban los trámites de adopción. Ella aceptó a Jesús como su Salvador y hoy es una joven cristiana y feliz.
Sol ya había nacido y estaba sufriendo en la época en que la chica les había anunciado que Dios tenía a su hijo. Alejandro y Vilma ahora podían comprender el significado de aquellas palabras. Ahora cerraba toda la historia y podían comprender los propósitos de Dios.
Hoy, Alejandro y Vilma han vuelto a creer en Dios y están en paz con El. Reconocen que por una parte, fue absolutamente necesario ese gran terremoto en sus vidas, para tirar abajo muchos preceptos y prejuicios mal aprendidos que hacían sus vidas inútiles e improductivas. Por otra parte, Dios estaba allanando el camino a la liberación de Sol y hacia la felicidad de los tres.
Autor: Luis Caccia Guerra
Escrito para www.mensajesdeanimo.com