Hoy mientras organizaba mi cuarto, encontré una libreta en que había escrito varias cosas. Quiero rescatar esta oración que hice hace como dos años en un momento en que me sentía angustiada y desesperada. A esta libreta le había puesto el título “A Solas Con Dios”. Espero que esta oración de alguna manera sea de bendición a sus vidas y los que están pasando por algo similar a como en aquel momento yo me sentía, puedan recitársela a Dios.
ORACION: A SOLAS CON DIOS
Querido Dios:
Tú conoces todas mis tribulaciones, las angustias que apenan mi ser, cuerpo, mente, alma y corazón. Últimamente nada parece irme bien. Miro mi imagen frente al espejo y pienso que no soy ni un poquito parecida a lo que quiero ser.
Señor querido, creo que me estás probando. Quizás estás midiendo mi fe o analizando cuánto puedo resistir. Aunque soy joven, físicamente me siento agotada, acabada y cargada. Lucho y lucho, pero mis esfuerzos ni mi optimismo parecen ser suficientes.
Jesús, sumérgeme en tu gracia. Lávame en tus aguas refrescantes. Dame descanso, escucha mis plegarias. Mi corazón gime desesperado. No encuentro salida ante este laberinto de situaciones. Temo al hecho de no poder enfrentar esta prueba. No quiero decepcionarte ni a ti, ni a nadie. No quiero ser hallada falta.
Humildemente te pido sabiduría. Indícame la senda qué debo seguir, no quiero salirme de tu voluntad. Señor, tú sabes que fuera de ti no tengo mucho. Mi vida esta escondida en ti.
Me siento un vaso deforme, roto, áspero. No soy esa linda vasija impecable que deseo ser. Yo se que tú me amas, que siempre estas dispuesto a dar la batalla por nosotros.
En este momento no puedo ni pensar bien. No puedo plantear ni formular mis ideas. Quiero decir o escribir tanto, pero irónicamente termino haciendo lo contrario.
¡Qué cansada estoy! Me duele cada parte de mi cuerpo y aún mi espíritu gime, da fuertes gritos y alaridos pidiendo que tengas piedad. ¡No te olvides de mí, tenme presente! Yo quiero estar en tu lista prioritaria. Estoy esperando aún recibir mi milagro. Ese prodigio que tiene mi nombre, esa promesa que un día me diste.
¡Toma mi vida Señor! No guardes tanto silencio que me desespero. Mira que en mi humanidad pienso que al guardar tú tanto silencio, estás lejos de mí. Pero mi espíritu se refugia y vivifica en ti. Yo estoy segura que me estás escuchando, yo pasaré este río, llegaré a la orilla y seré bendecida.
Tú habrás de renovar mis fuerzas como las del águila, me rejuvenecerás y me llevarás a lugares altos. Así lo creo, confieso y espero.
Amén.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito para www.brendalizaviles.com – www.devocionaldiario.com – www.destellodesugloria.org