Valió la pena
Con grande dolor e impotencia reconocí que mí alma estaba encadenada a adicciones y pasiones. Mi Señor dijo que Él ya lo sabía y conocía mi dolor mejor que Yo. El Salvador dijo que aún había vida y salvación para mí, si Yo le creía; pero tendría que ser muy valiente.
Como Jacob, esa noche combatí con Dios y con cada pecado que confesé el hería al que pensaba en ese momento era Yo. El Señor acabó con mis fuerzas y morí a ese viejo ser. Me encontré a mí mismo, cambió mi nombre, fui salvo, remplazó mi corazón de piedra por uno que latía y recibí la luz del espíritu santo.
-¡Valió la pena!
Solamente confesándole al Señor nuestros pecados, podremos ser salvos y edificados. Por más que nos duela y por más que nos cueste. (Proverbios 28:13-14)
Te invito a que te pongas hoy de nuevo a cuentas con tu Dios, créeme; valdrá la pena.
Y recuerda Hermano(a):
¡Si confesamos nuestros pecados es para crecer, no para avergonzarnos de nuestro ser!
Autor: Richy Esparza
Sitios: devocionalesderichy.com y cristodavida.com