Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?
—Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?
(que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» )”.
Marcos 15:34
(Nueva Versión Internacional)
Todos hemos experimentado en algún momento de nuestra vida esas palabras declaradas por Jesús en la cruz del calvario, quizá no en las circunstancias en las que Jesús se encontraba, pero creo que todos sabemos el sabor amargo que se siente cuando creemos que Dios no ha desamparado.
No me voy a meter en términos teológicos para describir este pasaje, porque esto se convertiría en un estudio y no es mi intención, sino más bien quiero llevarte a comprender que el mismo Jesucristo Hijo de Dios paso por un momento como el que tú o yo hemos o estamos experimentando.
A veces por alguna extraña razón creemos que Dios tiene que tener trato preferencial con nosotros, a veces nos enojamos cuando situaciones fuertes vienen a nuestra vida, reclamando a Dios el ¿Por qué lo permitió?, como que si Dios tendría que estar obligado a que nada fuerte venga a nuestra vida.
Yo sé que me entiendes a lo que me refiero, como esa vez que vino esa enfermedad y que tu creíste que por ser un tremendo servidor de Dios no podría venir enfermedad sobre tu vida, o esa vez que pasaste esa escases bárbara en la cual te preguntaste del ¿Por qué? De eso si tú siempre has sido fiel a tus diezmos y ofrendas, o esa vez que en tu familia sucedió esa tragedia que en ningún momento paso por tu mente que iba a ocurrir y te preguntaste, ¿Dónde estaba Dios?
Y es que muchos de nosotros somos fácilmente orientados por la crisis a decir palabreríos sin pensar de que realmente ¿Quiénes somos como para que Dios tuviera un trato especial y preferencial para con nosotros?, porque déjame decirte: ¿Dónde está la clausula que diga que nunca vendrá nada malo a tu vida?, hay cosas que tienen que pasar, buenas y malas, pero lo lindo de todo esto es que Dios nos ha prometido un Final Feliz (Romanos 8:28) para cada cosa.
Al meditar y reflexionar sobre este pasaje bíblico en especial me doy cuenta de que Jesús paso por un momento de esos, en el cual se sintió solo, desamparado, abandonado y exclamo: “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?”, una pregunta similar a la que alguna vez en la vida nos hemos hecho nosotros o por lo menos yo sí.
Ahora bien, Si Jesús siendo Hijo de Dios, un varón perfecto, sin pecado ni mancha, obediente hasta su muerte, tuvo que pasar un momento como estos, ¿Por qué nosotros no?, ¿Quiénes somos nosotros para creer que merecemos un trato más preferencial que Jesús?
Si bien es cierto, Dios es Soberano, eso significa que gobierna TODO y que nada se escapa de sus manos, pero eso no quiere decir que no habrá en tu vida momentos en los cuales sientas que estas abandonado o solo en medio de esa crisis o momento difícil de tu vida, todo eso es normal, pero es allí en esos momento en donde tenemos que volver nuestros ojos al cielo y decir: “Hágase tu voluntad y no la mía”.
Y es que no podemos ponernos en contra de Dios, por más que queramos jamás podremos ganarle, El es un Arquitecto de primera, el mejor en su área y por ello ha planificado un plan perfecto para tu vida, pero en medio de ese plan perfecto hay un sin número de momentos difíciles que vendrán a tu vida, pero que tú con su ayuda podrás superar, cada uno de esos momentos difíciles crearan en ti una fe y confianza más poderosa a tal punto de perfeccionarte para la obra que se te ha encomendado.
Pueda que estés pasando por un momento de esos en los cuales te sientes desamparado o abandonada, y has estado pensando en dejar a Dios, mas este día quiero decirte que Dios ha permitido todo eso porque sabe que tú con su ayuda lo podrás superar, que no hay nada que te pueda vencer y que después de esta situación serás una mejor sierva y un mejor siervo.
Si Jesús lo experimento, ¿Por qué yo no?, lo lindo de todo esto es que Dios nos conoce a perfección y sus misericordias se renuevan día a día, y aunque a veces somos infieles, el siempre permanecerá Fiel y por tal razón no podrá negarse a sí mismo y estará cerca de nosotros para sostenernos en los momentos de flaqueza.
Hoy es un buen día para dejar de renegar de tu estado, para dejar de reclamar el ¿Por qué? De las cosas, hoy es un buen día para reconocer que si estoy pasando por eso, es porque Dios sabe que TODO lo puedo en El, porque El es mi fortaleza y que si El esta de mi lado, ¿Quién contra mí?
Levanta cabeza este día, y aun cuando te sientas desamparado no dudes que Dios tiene la última palabra en tu vida, que tu Fe nunca se acabe y que tu confianza no desfallezca.
Dios está aquí
Autor: Enrique Monterroza
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