Vivir sintiendo ser diferente o vivir siendo diferente
Se que cronológicamente muchos dirían que no he llegado a la edad suficiente para toparme con verdaderas experiencias; sin embargo, la cantidad y tipo de situaciones por las que he atravesado son suficientes para no solo convencerme si no saber que Dios no solo me dio aliento de vida si no que me dio junto con ello un llamado conformado por una visión y una victoria llenas de promesas las cuales en su nombre anhelo el cumplimiento de tal propósito de Dios en mi.
Fue fácil considerar que desde que llegué a este mundo mi vida no seria ordinaria, yo no seria la típica niña, y que además tendría que vivir situaciones que sin duda de algo me servirían. Fue fácil por que eso venia injertado en mi mente, pues era algo que constantemente brotaba desde mi interior, en cada etapa parecían salir de mi interior estas palabras: Stefy “tú eres alguien diferente”, Stefy “tú eres coheredera”, Stefy “tú eres guerrera”, Stefy “tú eres victoriosa”, Stefy “esta no es tu condición”, Stefy “no naciste para lo que tus ojos ven”, Stefy “yo te formé”, Stefy “tu eres mi hija”. ¡¡Stefy!! …
Desde pequeña crecí con un complejo de rechazo, sin embargo, yo lograba sentir un abrazo; viví en un mundo solitario, pero yo sentía la presencia de un verdadero amigo; no tenía la expresión de cariño de un padre como yo lo hubiese deseado, pero yo sentía ser adoptada por un Rey.
Desde mi nacimiento atravesé algunas enfermedades como, artritis, síndrome de Raynaud, tumor cerebral y otras más, pero mayor fue la gloria al ver diagnósticos revertidos.
Tuve problemas de autoestima que me llevaron a dañarme en gran manera físicamente, casi a llegar a la muerte, sin embargo el celo, el cuidado y la perfección de mi creador al formarme me enseñaron a cuidar y amar lo que fue formado para ser templo de Dios.
Falle a Dios en gran manera, sin embargo El en todo momento sin importar lo que yo hiciera permaneció fiel.
Estuve al borde de entregar mis sueños, pero me di cuenta que aquellos sueños no me pertenecían a mi si no a aquel que fijó su mirada en mi.
Muchas veces Sentí deseos de morir pero mayor fue El anhelo de la vida “Cristo” entrar a mí, muriendo por mí.
Cada aliento de vida, cada respirar, cada latido, es un regalo, en el cual se ha injertado un código, un ADN especial, que establece: “tú eres diferente”, “tú eres hijo de un Rey”, “tú eres victorioso”. No son ideas locas o voces extrañas las que hablan a tu cabeza, es La Vida queriendo correr desde tu interior, es la vida que se entregó por ti.
Por que en efecto, en este mundo viviremos aflicción pero mientras prestemos más nuestra vista a la situación que prestar nuestro oído a la voz de Dios no podremos salir de cautiverio, no podremos avanzar, te sentirás incapaz, te reconocerás inútil ante el mundo, querrás arrojar tus sueños, vivir no tendrá sentido para ti, simplemente desearás morir.
Yo tomé la decisión de no solo sentirme si no ser diferente, experimentar su reino, tomar sus promesas, y hoy puedo ver los sueños que puso en mí hace tiempo, hechos realidad, conozco que nací no para ser lastimada, opacada o humillada si no con el propósito de ser más que vencedora.
Probablemente tienes problemas, temores, complejos, pero también has sentido en tu interior que no naciste para permanecer en la situación que te encuentras o que tal ves hay un potencial queriendo salir de ti, lo sabes, estas seguro que puedes lograr algo más y déjame decirte, es por que no naciste para ser limitado, tu puedes simplemente levantarte y confiar que si Dios te ha dicho vencedor, eres vencedor.
Durante la prueba El decide regalarnos un abrazo, adoptarnos, perdonarnos, sanarnos, darnos promesas, permanecer fiel. Pero no será hasta que nosotros decidamos también abrazarle, amar, perdonar, tomar sus promesas y permanecer fieles a su palabra cuando no solo sentiremos que somos algo más si no que viviremos siendo diferentes.
Autora: Stefanie Alemán