ÉL ES TÚ DEFENSOR
Gálatas 6:17
Que descanso tan especial es saber que podemos contar con el respaldo, seguridad y protección de Dios. No importa el desierto que haya a nuestro alrededor, Él está ahí.
Muchas veces atravesamos adversidades porque nuestras propias decisiones nos han llevado ahí, o porque Dios nos está tratando de enseñar algo. Cuando estamos dentro de ese proceso, vemos el desierto como algo demasiado grande y muy difícil de atravesar, sin embargo, Dios lo ve como otra perfecta oportunidad para manifestar Su gloria y formarse de manera sobrenatural sobre nosotros.
Alguna vez escuché a alguien mencionar que donde nosotros metemos el pié, Dios mete Su mano. ¡Qué poderoso! Muchas veces nos encontramos en esa situación por nuestras malas decisiones. El sentimiento de culpa es muy grande, pero viene nuestro Padre y dice, no te preocupes, sólo arrepiéntete y yo lo arreglo. Pesamos que Dios se complica tanto la existencia como nosotros, pero Él no obra así. Tan sólo basta Su intervención para que las cosas cambien. Es TODO lo que necesitamos. No necesitamos cargar diariamente con ese horrible peso de culpa, porque eso no mueve a Dios en lo absoluto. Lo mueve tu fe y confianza en que saldrás librado nuevamente.
No necesitas de una persona que vaya contigo a todas partes para sentirte guardado y respaldado, dice Su palabra que tienes Sus marcas y nadie puede causarte molestia.
Otras veces El Señor te permite pasar por cosas que te oprimen para que la carga se vuelva tan pesada, que solo puedas clamarle a Él.
Dios es un juez justo, gobierna sobre toda la creación, dicta las leyes y no se le pasa absolutamente nada. A veces desesperamos porque parece como que “no pasa nada”. Pero ten por seguro, que si tú estás en Sus caminos y estatutos, todo saldrá bien. Todo aquel que quiera causarte contienda o enojo, será como nada y perecerá delante de Tí.
Cobramos valor en el Señor, no por lo que tenemos ni por lo que somos, sino por Su presencia que nos habita y es notoria para todo el que nos rodea. ¡Él es tu guardador!
Autora: Arlene García Holguín
Escrito para www.devocionaldiario.com